Umberto Eco
Contradicciones
"Estamos ante un mar de contradicciones. Monstruos tal vez feos pero extraordinariamente encantadores como ET o los extraterrestres de 'La guerra de las galaxias' no seducen sólo a los niños (conquistados además por dinosaurios, pokemons y otras criaturas deformes) sino también a los adultos, que se relajan viendo películas splatter en las que se machacan los sesos y la sangre salpica las paredes, mientras la literatura los entretiene con historias de terror. No se puede hablar solamente de 'degeneración' de los medios de comunicación de masa, porque también el arte contemporáneo practica la fealdad y la celebra, aunque ya no en el sentido provocador de las vanguardias de comienzos del siglo XX. En algunos happenings no sólo se exhiben mutilaciones o deficiencias repulsivas, sino que es el propio artista el que se somete a una violación cruenta de su cuerpo. También en estos casos los artistas declaran que pretenden denunciar muchas atrocidades de nuestro tiempo, pero los apasionados del arte acuden a las galerías a admirar estas obras y estas performances con espíritu lúdico y sereno. Y son los mismos individuos que no han perdido el sentido tradicional de lo bello y experimentan emociones estéticas frente a un hermoso paisaje, un precioso niño o una pantalla plana que nos propone nuevos cánones de la Divina Proporción. Se nos repite por doquier que hoy se convive con modelos opuestos porque la oposición feo/bello ya no tiene valor estético: feo y bello serían dos opciones posibles que hay que vivir de forma neutra. Así parecen confirmarlo muchos comportamientos juveniles.
"El cine, la televisión y las revistas, la publicidad y la moda proponen modelos de belleza que no son tan diferentes de los antiguos, de modo que podríamos imaginar los rostros de Brad Pitt o de Sharon Stone, de George Clooney o de Nicole Kidman, retratados por un pintor renacentista. Pero los mismos jóvenes que se identifican con estos ideales (estéticos y sexuales) se quedan luego extasiados ante cantantes de rock cuyos rasgos un hombre del Renacimiento consideraría repelentes. Y los mismos jóvenes a menudo se maquillan, se tatúan, se perforan las carnes con agujas, con el objetivo de parecerse más a Marilyn Manson que a Marilyn Monroe".
(Del libro "Historia de la fealdad", de Umberto Eco, Edt. Lumen)