La falta de solidaridad, un clima apocalíptico que se yergue amenazante sobre un mundo que coquetea irresponsablemente con arsenales nucleares y la aventura de un padre y un hijo huyendo de la muerte son los elementos principales de la novela "La Carretera", de Cormac McCarthy.
Autor de "Todos los hermosos caballos" y "No es país para viejos" y ganador del Premio Pulitzer y del National Book, a los 73 años McCarthy es una figura insoslayable de la literatura estadounidense.
"Todos los..." tuvo su versión fílmica, aunque pasó sin pena ni gloria, mientras que "No es país..." fue filmada por los hermanos Joel y Ethan Coen, que ganaron cuatro Oscar por la película.
"La Carretera" también llegará al cine, ya que fue un éxito de crítica y ventas, y la comercialización de sus derechos generó una profunda disputa entre varios estudios y productoras.
La historia está centrada en un padre y su hijo que huyen de una hecatombe nuclear, de la radiación y de sus congéneres, en un escenario omnipresente que reproduce el relato del Apocalipsis.
El miedo, el terror y la desconfianza son personificados en la carretera, un terreno yermo con parajes calcinados, pueblos abandonados y ríos sucios en los que no queda vestigio de vida.
La novela, de poco más de 200 páginas, gira en torno de la premura y la rapidez con que el padre trata de llevar a su hijo hacia algún lugar en el que encuentren otros seres humanos vivos.
Desde un punto de vista desangelado y crudo, "La Carretera" se ocupa de la vieja disputa entre el bien y el mal bajo la idea de un destino inexorable donde todo se encamina al triunfo de las fuerzas del mal.
El padre enfermo apura lecciones de vida para su hijo, en las que se mezclan la desconfianza y el resquemor con cierta idea del bien y algunos recuerdos de un mundo con paisajes hermosos que ya no existe.
Como un escriba del Apocalipsis, como lo ha definido la crítica, McCarthy refleja -con su particular estilo- la carrera autodestructiva iniciada por el hombre moderno.
(Télam)