El viejo y eléctrico Hunter S. Thompson fue culpable de muchos de los pecados de los cuales se lo acusan. Razones para justificar su deplorable conducta no escasean.
Después de una amarga infancia, su adolescencia estuvo poblada de secuencias de películas: "He sido un delincuente juvenil (...). Me dedicaba a robar pequeñas cosas, sobre todo licor, que era por lo que nos pagaban más. Mi vida transcurrió repartida entre las rejas y las calles. Fue precisamente en prisión donde me inicié con la heroína", repitió en más de una oportunidad a sus colegas periodistas.
Antes de volverse famoso por sus escaramuzas periodísticas, rayanas siempre en el delirio, reconvertidas en calientes crónicas de actualidad para "Rolling Stone", Thompson fue, como cualquier hijo de vecino, un joven con deseos de grandeza y ansias de encontrar un lugar seguro donde vivir y alimentarse. Ese lugar, por aquellos años locos, fines de los '50, pudo ser Puerto Rico, tierra de playas paradisíacas e interminables sesiones del mejor ron del mundo. Ésta fue la génesis de "The rum diary", su primera novela escrita a principios de los '60 y publicada casi cuarenta años después. Por estos días se cumplen 10 años de aquella tardía publicación. Ahora, su gran admirador e intérprete Johnny Depp prepara un filme basado en el libro para el 2009.
Periodismo "gonzo"
La vida de Hunter se completaba largamente en sus crónicas. De tal manera que el lector no podía estar seguro acerca de si el hecho del cual se estaba enterando había ocurrido exactamente tal cual lo leía o era parte de una fábula enriquecida por la imaginación de su autor. Thompson protagonizó un truco inédito en la historia del periodismo contemporáneo: concentrar la realidad en un texto hiperrealista. Si los escritores tradicionales del siglo XIX se habían convertido en puntillosos esclavos de los acontecimientos incluso para dar curso a sus fantasías, Thompson se destacó por sobre el resto de los narradores como un genio de la suprarrealidad, es decir: una verdad torcida en la que se unían, en delirante matrimonio, hechos objetivos con maquinaciones impulsadas por el alcohol, las drogas y, por supuesto, un enorme talento literario.
En este marco, los párrafos de presentación del "Días de ron" (título en castellano) sirven al menos para conocer a Hunter S. Thompson a través de una carta de intenciones que parece una confesión antes de poner en marcha la locura. "Puerto Rico estaba casi al margen del mundo civilizado y en el 'Daily News' trabajaba principalmente la escoria malhumorada y nómade de la profesión. Sus integrantes, movidos por los vientos de los rumores y las oportunidades, se desplazaban erráticamente por toda Europa, Latinoamérica y Extremo Oriente, donde quiera hubiera periódicos escritos en inglés. Saltaban de uno a otro, siempre en busca de la gran oportunidad, de la misión crucial, de la rica heredera o la tarea sucu
lenta en el extremo más alejado del siguiente pasaje aéreo. En cierto sentido yo era uno de ellos -más competente que algunos y más estable que otros-...".
La biografía oficial del escritor asegura que éste había viajado a San Juan de Puerto Rico con el propósito de trabajar para la revista deportiva "El Sportivo", una experiencia que duró poco. Antes, Thompson había tratado de ingresar, sin éxito, al diario en idioma inglés "The San Juan Star". Durante un tiempo, el periodista fue además corresponsal sudamericano para el "National Observer".
De sus aventuras por San Juan le quedaron suficientes cicatrices como para luego recordarlas en una divertida novela. De muchas maneras "The rum diary" es el principio de todo. Aunque tiene el tono novelístico propio de una obra beat, el libro también juega con recursos narrativos propios del estilo que luego impondría Hunter en el resto de su obra periodística.
Audacia en la pluma tanto como en los actos cotidianos es la frase que debería haber grabado Hunter en su escudo familiar.
En un artículo de despedida escrito por Tom Wolfe, el periodista y novelista americano definió a Hunter en finos trazos: "La vida de Hunter, como su obra, fue un alarido largo y salvaje, para usar la expresión de Whitman, de libertad y parodia -alimentada por las drogas- de todas las convenciones sociales que comenzaron en los '60. En esa empresa, Hunter fue algo completamente nuevo, algo único en nuestra historia literaria. Cuando incluí un fragmento de 'The Hell's Angels' en una antología de 1973 llamada 'El Nuevo Periodismo', él me dijo que no formaba parte de ningún grupo, que él escribía a lo 'gonzo'. Que era sui géneris. Y eso es lo que era".
En el principio, fue Hunter
La historia en sí de "Días de ron", tal cual se tradujo en la Argentina en una económica edición de bolsillo, no reviste mayor complejidad: un chico busca trabajo, casa y comida en el Caribe. Lo que sí resulta todo un laberinto borgeano son las conductas de sus protagonistas, que pasan de la redacción al bar, a la playa, hasta la trifulca pasando por apoteósicas borracheras, como quien mira el cielo y mira estrellas. Su trabajo como cronista es más que una vocación para el personaje principal, Paul Kemp. Es también la herramienta espiritual que le permite ir de parranda en parranda a la búsqueda de algo mejor que nunca llega. En breve tiempo, Kemp nos pone al tanto de peripecias tales como peleas callejeras, intentos de homicidio, uso imprudente de armas, sexo con las parejas de sus amigos, entrevistas a medio hacer y despidos varios, así como de inversiones millonarias que soñaban con darle un nuevo rumbo al turismo en el Caribe.
Como ocurre con todo personaje creado por Hunter Thompson es difícil pensar de qué modo podría ser llevada al cine toda su historia sin que peque de cine psicológico.
Una vez más Johnny Depp se pondrá en la piel de periodista, aunque acerca de la producción general todavía se tejen múltiples versiones. Una de ellas indica a Benicio del Toro como su más probable director aunque ya se habla de Bruce Robinson como otra opción para hacerse cargo del proyecto. "No tenía idea de que Johnny Depp podía actuar hasta que me interpretó a mí", dijo Hunter, en la época en que el famoso actor lo representó en "Pánico y locura en Las Vegas". Hunter se había mostrado ampliamente satisfecho con el resultado de aquel filme. No tendrá la suerte de ver en la pantalla cómo Johnny Depp se transforma en Paul Kemp.
Vivo o muerto, la leyenda del creador "gonzo" continúa.
CLAUDIO ANDRADE
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