Por ahora, documentadamente, no tiene lugar ni fecha de nacimiento y, con niñez anónima, aparece por 1820 como capataz de Francisco Ramos Mexía en su estancia "Miraflores". A tal cargo y establecimiento rural bonaerense hay que otorgarle, sin duda, el consiguiente valor. Parece que tenía amistad con los caciques Antonio Grande, Landao, Ancafilu y Pichuiman, por eso José Luis Molina servía -además de capataz- como dique contenedor de malones y fechorías aborígenes contra el terrateniente y sus dominios. Pero en 1821 el gobernador Martín Rodríguez expedicionó para escarmentar a los tolderos y Molina se fue con ellos, uniéndose a una de sus mujeres. Acaudillando ataques maloneros sufrieron terribles consecuencias Dolores y la zona de Pergamino-Salto: incendios, asesinatos, saqueos y miles de ganados arreados. Pero la muerte de Ancafilu en el combate de Araza lo hicieron sospechoso de traición para los lanceros y debió huir, encontrando protección en el comandante Juan Cornell que lo envió escoltado a Fuerte Independencia, solicitando indulto al gobierno nacional -de innumerables fechorías- y concedido por el presidente Rivadavia el 4 de julio de 1826 por su presentación voluntaria.
Fue destinado a la frontera sur de Buenos Aires, comandada por el coronel Federico Rauch, habiendo sido nombrado capitán de baqueanos, sin duda cargo ideal. En diciembre de 1825 Brasil (Pedro I) había declarado la guerra a las "Provincias Unidas del Río de la Plata". Comenzó la vida corsaria y el bloqueo del río de la Plata. Casi en la desembocadura del río Negro, en el Atlántico, estaba el Fuerte o Establecimiento del Carmen, refugio de corsarios y destino de sus presas: negros, alimentos, géneros, porcelanas, instrumentos musicales, etc. Sello español, único en las costas patagónicas desde 1779, visitado puerto marítimo-fluvial. Allí pusieron sus ojos los brasileños y prepararon expedición punitiva. Rauch avisó en 1826 al comandante del fuerte, coronel Martín P. Lacarra y Toledo, "de orden del gobierno una próxima invasión brasilera", comunicación que contestó pidiéndole "doscientos hombres de caballería". Como Molina andaba en comisión de servicio con 22 hombres por el río Colorado, es posible que tal pedido haya sido el motivo de la aparición por Patagones y pedido de armas para sus "tragas", pedido que mereció la desconfianza de Lacarra.
A fines de febrero de 1827 y comienzo de marzo la flota comandada por el inglés capitán de fragata James Shepherd (corbetas "Duquesa de Goyaz", "Itaparica", bergantín goleta "Escudeira" y goleta "Constanca") se hizo notar cerca de la peligrosa "barra" del Negro. Hubo reuniones de destacados vecinos, entre ellos el tesorero Ambrosio Mitre, y Lacarra para planear la defensa. Además, se contaba con la ayuda de varios corsarios extranjeros con naves en el lugar, detalles que omitimos por ser muy conocidos. Desembarcaron en la costa norte del río, cerro Dirección, guiados por baqueano negro con gran rodeo al norte hacia el fuerte, en cuya cercanía se hallaba el "Cerro de la Caballada", punto estratégico para ataque y defensa.
En el enfrentamiento se produjo la muerte de Shepherd, "herido de bala que tuvo el antojo de entrarle por el pescuezo y salirle por la nuca". Desbande, completado con hambre y sed, complicado con incendio de campos provocado por los "tragas" al mejor estilo pampeano. Se dice en un escrito que un dedo del jefe inglés fue cortado por un hombre de Molina para obtener valioso y afectivo anillo obsequiado por dama peruana. Su destino y misterios es otra leyenda patagónica.
La actuación de José Luis Molina, más conocido como el "gaucho Molina", y sus hombres en la defensa de Patagones ha merecido elogios y detractores o bien se le ha restado importancia entre los actores de aquel 7 de marzo de 1827. No hay testimonio escrito de su parte. José Juan Biedma ("Crónica", 1905) escribe que Molina era "famoso por sus fechorías", pero en otra parte de su publicación expresaría: "Allí estaba el alma de la resistencia. Era un grupo de veintidós hombres mal armados, mal entrazados, peor amunicionados; y sin embargo, aquel pequeño obstáculo impedía que quinientos brasileros en perfecto orden de batalla se posesionaran de la plaza que ya tocaban. El baqueano Molina preparábase con su partida de 22 hombres media oculta, a desbaratar por una astucia bien conocida el plan de los invasores... Molina, el baqueano Molina, el vencedor de los brasileros en Patagones, era el paisano de alta talla, de siniestro aspecto, de fisonomía sombría, de grande barba negra, con un poco de la crin de león en su melena y una mirada terrible pero encapotada... Era el tipo de gaucho de nuestra pampa, aprisionado bajo el uniforme militar" (sic).
Se dijo -sin comprobar- que fue parte del regimiento de Granaderos a Caballo, pero para Biedma "era Molina uno de tantos bandidos que han legado siniestro recuerdo a la posteridad". Biedma también rescató, mediante nota del Dr. Manuel Alejandro Obligado publicada en "Revista de Buenos Aires", tomo 5, 1864, el nombre y grado de sus "tragas": sargento José María Molina, cabos José María Albarito (Albertio) y Lorenzo Gómez, soldados Cornelio Medina, Juan Bautista Montesina, Dionisio Gómez, Juan Leguizamón, Julián Álva-rez, Santiago Ventena, Miguel Rivera, Casimiro Marín (Martín), Francisco Delgado, Inocencio Peralta, Jorge Arrioca, Manuel Gamboa, Policarpo Luna, Santos Morales, Manuel Pérez, Raimundo Ramayo, Juan P. Rojas y Gregorio Ramírez.
"Molina, al cual no absuelvo de sus crímenes ante el juicio sereno de la posteridad la gloria de Patagones, continuó prestando sus servicios al gobierno de Rosas y alcanzó el grado de coronel de milicias, terminando sus días en el Tandil" (Biedma, ídem). "Día 30 de enero de 1830. Muere hoy, de resultas de un lento envenenamiento dispuesto por Rosas, el titulado coronel Molina, uno de sus caudillos principales en la guerra contra el general Lavalle y que tenía gran poder sobre los indios, entre los cuales, como soldado desertor, había vivido muchos años, regresando indultado en 1826" (Biblioteca del Comercio del Plata, de Montevideo, que dirigía Valentín Alsina).
Bibliografía y fuentes principales: Biedma, JJ. "Apuntes", 1887 y "Crónica", 1905. Melli, OR. "Conquista", 1997. García Enciso, IJ. "La gesta", 1968. Pérez Morando, H. "Dos gauchos", 2003. Carranza, AJ. "Campañas", 1962. Pesatti, PO. "Diario", 2005. Archivo diario "Río Negro". Biblioteca Patagónica (VECh) y otros.
(*) Periodista, investigador de historia patagónica
