Esteban Ierardo, quien dará una conferencia en Cipolletti el próximo 15 de marzo, habló con este "Cultural".
-Mito, arte y pensamiento, ¿qué los une ?
-Bueno, no son cosas que sean fáciles de sintetizar. Vengo de una tradición filosófica que se basa en el criterio de la especialización, donde se trata de priorizar un saber que se concibe como independiente de otros. Propongo volver a una concepción más integradora, más universalista, donde se ve la cultura como un proceso más intrincado y extenso, no separado en compartimentos estancos. En esa búsqueda de la integración tiendo un hilo entre el mito, el pensamiento y el arte. Y la idea, también central, es que en base a esos saberes podemos volver al pensamiento simbólico, visual, porque los mitos se construyen sobre imágenes simbólicas en relación con la naturaleza, donde cada símbolo es una imagen visual a la que se le cuela la imaginación sensible, que al mismo tiempo se enlaza con el pensamiento. Entonces tenemos la imagen, lo visible y el pensamiento buscando atravesar la filosofía, el arte, el pensamiento.
-¿Todo enlaza con otros misterios, con la idea de divinidad?
-El mito fundamental es el mito cosmogónico (que explica el origen del mundo) y, para tratar de seguir pensando lo que narraba el mito, la civilización pasó a otro terreno, el terreno de la filosofía. Pasar al terreno filosófico es seguir pensando el misterio del ser, el ser como abismo, fuente de donde surge todo, primer principio. Un ser, poseedor de un carácter humano, por lo tanto divino. La filosofía es, en última instancia, indagación del origen. En el caso del arte se trata de pensar cómo distintos artistas en distintos momentos consideran al arte como una forma de conocimiento, un lugar en el cual la realidad se constituye.
-La psicología, pienso en Carl Jung, retoma aquella indagación sobre el misterio del ser a través del mito, de los arquetipos, luego de la puesta en crisis que sobrevino con la noción de posmodernidad...
-El panorama filosófico cultural actual es complejo. La palabra "posmodernidad" es usada con un solo sentido y se trata de un concepto más amplio, porque muchos de los aspectos de la modernidad son los que se divorcian del origen, entendiéndolo como exploración del origen de todo. La modernidad racionalista es diferente a la modernidad romántica. Fijate que la modernidad racionalista, donde en el origen sólo ve azar o razón, se contrapone a la modernidad romántica que ve otra cosa en su afán de recuperar el mito. Y estas contradicciones se ven en el pensamiento del siglo, están presentes en el pensamiento actual, aunque se pretenda envolver todo bajo la misma etiqueta genérica de "posmodernismo". Hay una corriente que surge del ámbito de las ciencias naturales, que se la conoce en el mundo anglosajón como "los nuevos paradigmas", cuyo texto de referencia es "El Tao de la Física" del checo Fritjof Capra, donde se intenta equiparar la física cuántica con la antigua filosofía metafísica para observar que la ciencia especulativa más avanzada está volviendo por una vía experimental a una filosofía más parecida a la del mundo antiguo, donde el universo es un universo explicable más allá de la razón. Y eso es parte de un pensamiento muy actual, donde aparentemente todo estaría dominado por la posmodernidad.
-Me refería a lo que surgió a partir de la sentencia "Dios ha muerto", con la consecuente muerte de una respuesta unívoca, la muerte de los grandes relatos que hoy parecen cuestionados por estos nuevos paradigmas...
-Sí, ésa es la actitud prevaleciente de nuestro tiempo. Fijate que la indagación sobre el origen de la vida se ha desplazado del campo humanista al campo de la ciencia, donde parece que la que da la palabra más respetada es la cosmología. Aun así el arte, la filosofía, la poesía no han renunciado a esa indagación. Es por eso que trato de unir pensamiento, arte y mito, pues para mí es una manera de recordar la olvidado, recordar el ser (lo que Heidegger llamaba "el olvido del ser"). Porque recordar el ser es recuperar la complejidad del mundo. Una mirada capaz de ver al hombre no sólo como constructor de realidad sino también de prácticas sociales, el hombre como manifestación de una realidad precedente que no puede explicar, que corresponde a la realidad del mundo natural. Y esa naturaleza que conserva para la humanidad, ese halo de misterio, sigue permitiendo que el arte y el mito sean formas más altas de exploración que la filosofía académica.
-El hombre en busca de su dimensión poética...
-¡Exactamente! De su dimensión poética como modo de expresión y ejercicio de la libertad. La cuestión sería volver a pensar otra dimensión que la poesía tuvo en otros momentos de la historia de la cultura, lo que Heidegger llamaba "la escucha de la razón". Los románticos decían que la poesía era la madre de la historia, primer contacto del hombre y el susurro de una fuerza creadora que da vida al hombre.
-Pero parece que a pesar de todo necesitamos de algunos relatos para dar sentido a la vida, para serenarnos ante el misterio, una necesidad que se actualiza a través de la historia. ¿No es así?
-En este punto uno no puede hacer otra cosa que opinar. Cuando uno decide no reducirse sólo al vértigo de la inmediatez y el consumo, aparecen otras dimensiones y otras respuestas. Ese carácter casi religioso que se da al estar informado, esa obsesiva actualización periodística, el consumo son también intentos de restituir el sentido de la vida. Si uno trasciende estas formas se abre la posibilidad de explorar, de buscar el sentido, por ejemplo en mi caso, en el legado del mito, en la filosofía, en la aventura de la creación.
-Veo que tus exploraciones son como viajes, itinerarios, caminos, que de pronto te traen a la Patagonia como espacio privilegiado de tus indagaciones
-En el 2007 publiqué un libro, "El agua y el trueno. Ensayos sobre arte, naturaleza y filosofía", que expresa el recorrido que intento hacer. Hay un capítulo dedicado a la filosofía, otro al arte y otro a la naturaleza. Es una suerte de recuperación de la filosofía de la naturaleza, donde el mito tiene su importancia en cuanto que en el mundo antiguo se relacionaba con la naturaleza. En este sentido mi interés por la Patagonia y por la naturaleza radica en que están impregnadas de algo arcaico, sagrado, donde la naturaleza es algo más que una gran máquina; es una fuerza en devenir constante, fuerza creadora. Es un escenario de lo múltiple. Y el mito aparece aquí como reflexión sobre la naturaleza, pero una naturaleza distinta a la naturaleza-ley, a la naturaleza-máquina o a la naturaleza como jardín trasero para que los hombres se alivien de sus nervios atrofiados en la ciudad, paradigma de naturaleza-turismo. Mi libro es un ejemplo de cómo el mito se transforma en un estímulo para pensar desde otro lugar, para cambiar el modo de ver la naturaleza.
-Este ver distinto ¿es el mismo móvil de tu propuesta de caminatas urbanas, un recorrido por una enorme geografía simbólica como Buenos Aires?
-¡Claro!, de eso se trata. Así como podemos modificar nuestra percepción cultural sobre la naturaleza, se puede transformar nuestra percepción sobre el entorno urbano. La ciudad es concebida como lugar de tránsito, como un lugar donde se desarrollan tareas, se satisfacen necesidades y se desarrollan funciones. Y la ciudad es algo más, es relación básicamente de un ser humano con ella, repleta de contenidos simbólicos.
-¿Cómo imaginás hacer una caminata en un pueblo, siempre tan igual a sí mismo?
-No creas que es distinto. En un pueblo se puede andar sin ver, sin observar, sin oler, sin sentir. Si cambiamos nuestros paradigmas de percepción habrá cambios en la relación entre el hombre y su medio. Así, el pueblo, conocido hasta el hartazgo, puede convertirse en una caja de sorpresas. Lo conocido, con una nueva mirada, adquiere otro espesor, deja de ser una suerte de cárcel.
El entrevistado: Esteban Ierardo es licenciado en Filosofía y profesor en la UBA, el Centro Cultural Ricardo Rojas, el Malba, el Centro Cultural Borges y de la Fundación Centro Psicoanalítico Argentino, donde ha dictado numerosos cursos y conferencias sobre mitología, filosofía y literatura. Creador de la página cultural www.temakel.com y de la revista digital "Kenos", también ha publicado "El druida. En busca de las siete llaves de la sabiduría celta", "El caballero astrólogo", "La magia medieval y el culto de las estrellas" y, el último, "El agua y el trueno. Ensayos sobre arte, naturaleza y filosofía", publicado por editorial Prometeo.
SUSANA YAPPERT
sy@fruticulturasur.com