"Alumbrar" se llamó la muestra que Liliana expuso en Viedma durante el pasado mes de diciembre en la sede de Amigos de lo Nuestro y que nació como una respuesta a la necesidad de mostrar una producción que desbordaba energía a partir de que una de sus obras fuera rechazada en el último Salón Rionegrino de Pintura.

"En muchos aspectos siempre fui rechazada en algunos ámbitos porque tengo una forma de plasmar que no está basada en la excelencia técnica formal. Este camino no es totalmente aceptado y por eso muchos eruditos no van a mis muestras", sostiene Parodi.

Concebido como un espacio donde los sentidos se aúnan, donde acompañan a las obras la música, el olfato y las palabras, el suceso de mostrar las obras es para Liliana un hecho muy fuerte que vive como un proceso de comunicación en el queda flotando y del que luego tarda en "bajar".

El mundo de lo visual se expande y planta su dominio desde las nuevas plataformas digitales, y las artes visuales se ven modificadas: "En estos momentos veo que no sabemos mucho para dónde vamos, ya que los nuevos cambios en los vínculos y en las nuevas tecnologías han abierto nuevas y más amplias posibilidades de crear. Ante estas oportunidades, siento que buscamos un equilibrio y yo creo que hay un gran interrogante por el futuro. Por más que aparezcan nuevas tecnologías, cada uno tiene que buscar cuál es 'su' herramienta y destacar que lo invariable es lo sagrado del arte, aquello que tiene que ver con lo intangible.

"El mundo tridimensional tiene tantos conflictos que necesitamos un descanso, un lugar que complemente y aporte lo que no podemos ver, algo que armonice y equilibre nuestra existencia", asegura Parodi. "Las grandes urbes desconectan al hombre de la naturaleza; esto se está extendiendo también a otros ámbitos. Las nuevas tecnologías nos están dando una nueva amplitud, mayor información, pero a mí en lo personal la naturaleza es lo que más información me da; yo siento que mi obra no sólo está en mis pinturas sino también en las plantas de mi jardín".