Sabidos son los rituales nocturnos de Soriano. La creación para este escritor no estaba asociada a la luz del día sino a ese momento donde todo está calmo, tranquilo, oscuro.

Vivía a contramano de la gente, la escritura para él exigía una concentración tan intensa que no quería que nada lo distrajese, que nada conspirase contra su más ferviente deseo: escribir. Por eso se despertaba a las 5 de la tarde y trabajaba hasta las 8 de la mañana siguiente.

Alguna vez le preguntaron cuál era el origen de esos hábitos nocturnos y contó que su madre le dijo que era excesivamente dormilón, que un día se cayó estrepitosamente de la cuna y ni siquiera se despertó.

Seguía explicando que siempre buscaba estrategias para no trabajar.

Cuando fue empleado de una metalúrgica en Tandil advirtió que nadie quería tomar el horario de la noche porque eran todos casados y entonces combinaba con los compañeros y les decía: "Me hago cargo de la noche siempre y cuando no me dejen el trabajo atrasado del día", y así encerrado en un cuartito escribió sus primeros cuentos. (P.M.)