El ingeniero Guido Jacobacci nació en Módena, Italia en 1864. Estudió en la Universidad de Turín. En 1890 emigró a la Argentina donde se casó con Cecilia Pelazqui, con quien tuvo cuatro hijos: Juan, Jaime, Alfredo y Ernestina. En nuestro país ejerció su profesión de ingeniero y, entre otras cosas, en 1906 realizó el estudio de la construcción del puerto de Buenos Aires y diseñó las vías en el lugar y de la red de subterráneos. También trabajó en la construcción de los ferrocarriles de Patquía -Chilecito, en la Rioja, y el Villa María-Rufino, en Córdoba.En 1908 fue nombrado por el ministro de Obras Públicas, Dr. Ezequiel Ramos Mexía, jefe de Ferrocarriles Patagónicos, para comenzar la construcción de la línea férrea entre el puerto de San Antonio y el lago Nahuel Huapi.
El 13 de noviembre de 1908 desembarcó en San Antonio una comisión de ingenieros dirigidas por Jacobacci y el subdirector, Carlos Brebbia.
Dos días más tarde, en el vapor "Pellegrini", llegó desde Buenos Aires un cargamento con rieles, durmientes, accesorios y un contingente de 110 hombres.
A fines de 1909 se habían concluido los primeros 110 kilómetros de vías, a la altura de Valcheta. El 20 de marzo de 1910 desembarcó en el flamante puerto Verde de San Antonio, el señor presidente de la Nación, Dr. Figueroa Alcorta, con una nutrida comitiva encabezada por el Dr. Ramos Mexía y por el vicepresidente Dr. Roque Sáenz Peña, quien sería sucesor del nombrado presidente. Fueron recibidos y agasajados por representantes del ferrocarril, encabezados por el ingeniero Jacobacci y un núcleo de personalidades representando a la población de San Antonio. Emprendieron el viaje a punta riel, o sea Valcheta, y se procedió a la inauguración oficial del primer tramo. En un galpón del ferrocarril se sirvió un almuerzo y allí el presidente Figueroa Alcorta pronunció un corto discurso. Dijo, entre otras reflexiones: "En 1810 se abrió a la vida una nueva nación, en 1910 se abre a la vida una nueva región".
Las obras continuaron hasta el año 1913, cuando el Estado nacional decidió paralizarlas y ubicar la estación terminal en el kilómetro 392, 4 kilómetros al oeste de la estancia Maquinchao. Sin embargo, mientras se levantaba el puente sobre el arroyo Maquinchao, continuaron construyendo terraplenes y nivelando terrenos hasta el kilómetro 427. El ingeniero Jacobacci, viendo que la obra no se concretaría, presentó su renuncia, pero continuó con el tendido hasta el año 1916, cuando las vías llegaron al kilómetro 448, en el paraje denominado Huahuel Niyeo.
El ingeniero Jacobacci se trasladó a la provincia de Catamarca, donde víctima del cáncer falleció el 10 de junio de 1922 en Andalgá. Sus restos fueron inhumados en el cementerio de la Recoleta en Capital Federal.
Pasaron algunos años y, a partir de 1922, se le dio a la obra un nuevo impulso para llegar hasta el lago Nahuel Huapi.
Simultáneamente se construyó el ramal Viedma-San Antonio (200 kilómetros) para poder ensamblar con la línea construida y así poder lograr la unión, con vías férreas, entre Buenos Aires y San Carlos de Bariloche.
La terminación definitiva de la obra se concretó en 1934. Se logró con ello un objetivo nacional: desarrollar el sur del territorio de Río Negro, social y económicamente, impulsando el establecimiento de pueblos que se fueron ubicando a los flancos de los rieles: Valcheta, Ramos Mexía, Los Menucos, Maquinchao, Ingeniero Jacobacci, Clemente Onelli, Comallo, Pilcaniyeu... conformando lo que hoy llamamos la Línea Sur.
De esa vía de trocha ancha -1.767 metros de ancho-, nacieron dos líneas llamadas "trochitas", de 75 centímetros: la que une Jacobacci con Esquel (Chubut) y la que unía L. Wintter con el valle de General Conesa, San Lorenzo y Colonia San Juan. La primera ha sido condenada a desaparecer en más de una oportunidad, debido a su deficiente rendimiento económico. Sin embargo, felizmente permanece activa, tratando de mejorar su rendimiento, en beneficio de la inmensa zona apartada que recorre y como una especial atracción turística. En cuanto a la producción azucarera, que está ubicada en San Lorenzo y que era transportada por la línea férrea, por distintas causas dejó de funcionar en 1943. Hoy sólo quedan taperas de aquella próspera industria azucarera que en 1936 elaboró 2.320.000 kilos de azúcar de la remolacha que se cultivaba en la región.
En el año 1997, el entonces gobernador Dr. Pablo Verani gestionó ante los familiares del ingeniero Guido Jacobacci la posibilidad de trasladar sus restos hasta la localidad que lleva su nombre; tras algunos años, la familia dio su consentimiento.
El 14 de setiembre de 2004, cuando se cumplieron 88 años de la llegada de los rieles, desde el cementerio de la Recoleta, recorriendo desde Viedma las vías que el mismo diseñara, arribaron los restos de quien fuera el que dirigió gran parte de esta importante obra de ingeniería.
La urna mortuoria fue trasladada desde la estación del ferrocarril de Ingeniero Jacobacci, desde donde partió acompañada de un largo cortejo, hasta su destino final en la necrópolis local.
Un mural con su retrato y su nombre grabado en la pared son el marco que ofrece el fondo del lugar especialmente acondicionado por la municipalidad para su última morada.
En el acto estuvieron presentes autoridades provinciales, locales y un gran número de pobladores. Desde distintos puntos del país llegaron los nietos y bisnietos del ingeniero para acompañarlo hasta donde descansan sus restos.
Previo responso del párroco local, el padre Cristian, distintos oradores hicieron uso de la palabra, exaltando la figura del ilustre homenajeado. Don Juan Jacobacci, nieto del ingeniero, se refirió a su abuelo definiéndolo, entre otros conceptos, como "un italiano que supo ser mucho más argentino que otros".
ABEL SANDRO MANCA