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Sábado 08 de Septiembre de 2007
 
 
 
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  Entre masones y católicos nació la iglesia de Neuquén
El miércoles se cumplen 100 años de la construcción de la capilla Nuestra Señora de Dolores en Neuquén. Para conmemorar ese hecho, que esconde el germen
de una atípica relación entre la Iglesia y el Estado, se presenta el libro
“Cruces de sílice”.
 
 

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Entre liberales y masones se estableció la primera capilla católica sobre la actual avenida Argentina, donde hoy funciona una librería. En el proceso que llevó a la fundación de la parroquia Nuestra Señora de los Dolores está también el germen de una atípica relación de la Iglesia con el Estado. Esa peculiaridad que distingue al movimiento eclesial en Neuquén del resto del país se mantuvo hasta la creación de la diócesis en 1961 y se profundizó con la designación de Jaime de Nevares como primer obispo.

En medio de los esfuerzos por imponer el "orden y el progreso" en la naciente Nación Argentina, los liberales de la generación del 80 reconocían, sin embargo, la importante función de la religión como instrumento de autoridad en la "obra civilizadora" que debían emprender con la población gaucha e indígena. La tarea pacificadora tuvo marchas y contramarchas en la relación entre liberales y católicos, entre masones y creyentes, y la historia del establecimiento de la Iglesia en Neuquén no está ajena a esa difícil puja.

La crónica de ese proceso está relatada en una investigación realizada por un equipo del Sistema Provincial de Archivos con motivo de celebrarse, el 12 de setiembre próximo, los primeros cien años de la inauguración de la capilla Nuestra Señora de los Dolores. El trabajo, publicado con el título "Cruces de sílice. Aproximación al establecimiento de la Iglesia en Neuquén", será presentado este mes en coincidencia con la realización de una exposición de fotografías antiguas y actuales que refieren la historia del ahora centenario edificio, que es patrimonio histórico de la ciudad desde 1995.

En 1884, el periódico "Ecos de Bahía Blanca" lamentaba la iniciativa de construir un templo católico en esa ciudad y calificaba de "tristísimo objetivo" esa iniciativa, atribuida a un "clericalismo fanático". Por esa misma época, algunos diarios tildaban a los misioneros de "raza de vagabundos, mendigos, ambiciosos, fanáticos, individuos sin familia ni nacionalidad, hábiles para sacar dinero y denigrar a la Argentina en el extranjero".

Acaso debido al ímpetu surgido de la profecía de Don Bosco que había imaginado a la Patagonia como un territorio propicio para la evangelización, los salesianos terminaron por imponer su presencia pese a la resistencia larvada o manifiesta de las autoridades políticas (ver aparte).

En 1880 el territorio patagónico sólo disponía de una parroquia, instalada en Viedma. Ocho años más tarde, Chos Malal registró la inauguración de la primera capilla católica en Neuquén.

La capital fue trasladada a la Confluencia en 1904, pero recién tres años después una comisión de notables, integrada entre otros por Casimiro Gómez y Juan Canter de la Asociación Nueva España y Eleuteria Guerrero de Claro, Florencia Nordenstrom y Teresa de Ibáñez, entre otras mujeres de la Sociedad de Beneficencia dedicada también a la construcción del hospital.

La advocación del templo es un homenaje a Dolores Palmés, esposa de Gómez quien, como presidente de la Asociación Nueva España, había donado el lote sobre la actual avenida Argentina. Ambos esposos fueron designados luego padrinos de la ceremonia de inauguración.

La investigación, si bien está centrada sobre el contexto histórico que sirvió de escenario a la habilitación del templo, reseña al mismo tiempo las características arquitectónicas y los detalles edilicios. También se refiere a la historia de la Iglesia Católica en Neuquén y a uno de sus protagonistas principales, el obispo Jaime de Nevares.

La capilla fue inaugurada el 12 de setiembre de 1907 "entre las construcciones de los médanos de la capital", según relataba Pascual Paesa en "El Patiru Domingo". La obra fue bendecida por Juan Paglieri, superior mayor de los salesianos, asistido por Alejandro Stefenelli y Carlos Frigerio. Stefenelli fue designado rector de la iglesia.

"Cuando la capilla fue inaugurada la fachada carecía de dos pequeñas ventanas que hoy pueden observarse y que se abrieron, aproximadamente, en la década del 1930, según el relevamiento fotográfico realizado. Las aberturas se hallan una a cada lado de la puerta de acceso, en el espacio interpilastras, y acompañan formalmente con su curvatura a la del arco central donde se ubica dicha puerta. Su objeto ha sido probablemente la ventilación natural del entrepiso donde se ubicaba el coro".

 

GERARDO BURTON

gburton@rionegro.com.ar

   
   
 
 
 
Diario Río Negro.
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