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Sábado 30 de Junio de 2007
 
 
 
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  Hiroshima, de la destrucción a la música
  \"Gaku\": sonidos de fondo para la paz
por VERONICA BONACCHI
 
 

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Las dos se llaman Keiko. Las dos nacieron en Hiroshima. Una tiene 28 años; la otra, 70.

Una es una destacada marimbista que hoy, a las 18, dará su concierto para el público en el V Festival Internacional de Percusión de la Fundación Cultural Patagonia.

La otra es sobreviviente de Hiroshima.

Ni la diferencia de edad ni las diferentes historias de vida las han separado. Al contrario, las dos encontraron en la música la manera de dar exactamente el mismo mensaje.

Se encontraron de casualidad o "por la divina providencia", como les gusta decir a ellas, por una de esas tristes historias que inevitablemente rodean la ciudad en la que ambas nacieron.

Fueron los mensajes en la pared que dejó escritos la madre de Keiko Murakami, en la escuela que se convirtió en hospital, lo que las puso en contacto.

Es que esos mensajes, tan simples como conmovedores, escritos muchas veces para que los pacientes no pasen al olvido, desfigurados como estaban por los rastros de la bomba, fueron trasladados a un libro que recopiló Kyosuke Inoue: "Hiroshima, mensajes dejados en una pared".

Keiko Kotoku, la marimbista, lo leyó y, como no podía ser de otra manera, quedó impresionada.

Aunque nació lejos de la fecha fatal, la historia de su ciudad nunca le fue ajena. Su abuelo, un farmacéutico, caminaba 70 kilómetros hasta Hiroshima para entregar remedios y atender a los heridos de aquel desastre. Y eso era lo que le contaba cuando ella era pequeña y hubiera preferido seguramente otras historias, reales o inventadas.

En Suecia, mientras estudiaba marimba, Keiko Kotoku le escribió una carta al escritor del libro. Y él aprovechó que la otra Keiko, ya convertida en una incansable militante de la paz, viajaba a Estocolmo para unirlas a ambas.

"Nosotras hablamos sobre nuestro sorprendente encuentro, sintiendo que fue la divina providencia la que nos unió", dice Murakami que, pese a ser una sobreviviente del horror, tiene una sonrisa sorprendentemente intacta.

De ese encuentro, providencial o necesario, nació "Gaku", la canción que esta tarde interpretarán las dos Keikos. Una en la marimba. La otra con la fuerza de un relato que, no por tener 62 años, ha dejado de doler.

"Dudaba en cómo comunicarle a la gente aficionada la guerra, a los jóvenes que no la conocen cómo decirles que la guerra y las armas nucleares terminan con nuestro brillante futuro. Cuando conocí a Keiko, me di cuenta de que esta música era un buen camino para transmitir este mensaje de paz al mundo. Ahora, Keiko representará su pieza 'Gaku'. Este carácter tiene doble significado: uno es instruirse; el otro, cuya lectura proviene de China, es aprender. Todos tenemos que aprender a través de nuestra experiencia de vida, aprender cómo vivir. Vamos a escuchar 'Gaku', rezando por la paz, sin guerras en el mundo ni armas nucleares", dirá esta tarde Keiko Murakami.

Y la otra Keiko, la marimbista de 28 años, traducirá el dolor, la esperanza y ese deseo de que el mundo aprenda a vivir en paz.

 

VERONICA BONACCHI

vbonacchi@rionegro.com.ar

   
   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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