"¿A qué te dedicás? pregunta la mamá después de ofrecerme un aperitivo sin alcohol.
"Miro a Mailén porque pensé que ella ya lo había explicado. Mailén mira con cara de sábana y yo digo que estoy entrevistando jóvenes en barrios privados.
"El papá dice:
"Lo nuestro no es una contradicción. Siempre pensamos en un mundo mejor. Nosotros defendemos el hospital público. Nuestra hija nació en la Patagonia. Creemos en el país. Nos volvimos porque el sueldo ya no nos alcanzaba. Fuimos a vivir a un barrio cerca del hospital público donde aún trabajo. Nos robaron y...
"La mamá sigue:
"...al lado teníamos una casa donde vivían veinte vecinos, los chiquitos vendían drogas en la puerta y los más grandes se tiroteaban para arreglar sus cuentas. Nunca sabíamos cuándo un tiro iba a pasar la medianera. Nos robaron y los chicos estaban cada vez más encerrados.
"Entonces retoma el papá:
"Pensamos en nuestros hijos y en el bienestar de todos. Que ellos crezcan más cerca del pasto que del cemento es mejor. No nos arrepentimos".
(Del capítulo "Mailén", pág. 39)
"Javier es muy franco:
"La verdad es que en la década de Menem, cuando a mucha gente le fue mal, a mi mamá le fue bastante bien. Escuché en la radio que ahora hay más trabajo. No sé nada de política pero me parece que las cosas están mejorando. Todavía hay muchos pobres y se ven. Con mi papá anduve en colectivo, en subte y en tren. Conozco la villa La Cava: la vimos al pasar".
(Del capítulo "Lo que no se dice en Pingüinos", pág. 51)
"¿Estás de novio?
"No. Tuve una pero no funcionó. Era la sobrina nieta de Amalita Fortabat. Tenía unos humos la pendeja".
(Del capítulo "País: Nordelta", pág. 126)
"Yo casi nací adentro de un country. Creo que tenía dos años cuando nos mudamos. Y de chiquito todo bien. Pero a los catorce años empecé a sentir el encierro. Me ahogaba adentro de mi casa y no sabía qué hacer. En mi country éramos varios de mi edad. El plan era ir a la noche, meternos en obras de construcción y romper todo.Y cuando terminábamos, si no había aparecido ningún guardia, seguir con los faroles. A nadie le importaba lo que hacía el otro. Después muchos empezamos a tomar mal. El porro, la marihuana, apareció después".
(Del capítulo "Idas y vueltas para entrar en el Pacheco Golf", pág. 137)
"¿Les gustaría volver a trabajar?
"Contestan las dos, al mismo tiempo:
"No, por ahora no. Gracias a Dios no lo necesi
tamos. Somos privilegiadas.
"Y agrega Virginia:
"Yo tengo bastante con el tenis. Juego mucho, entrenamos y competimos.
"(...) De pronto dice:
"Son almuerzos temáticos. Nos disfrazamos de una cosa cada día. De pronto un martes decimos: 'Vamos de rockeras'. Otro, en el mes de mayo, me acuerdo, nos vestimos de damas antiguas. Y el más gracioso fue el día que decidimos ir de largo. Eran las dos de la tarde y estábamos todas con los vestidos por el suelo.
"Se escuchan unas voces y la puerta se abre. Es el profesor de golf y el caddie que lleva una canasta con pelotitas".
(De "Las countristas de toda la vida", pág. 321)
"Una noche le dije a mi marido: 'Perdí el eje, me siento descentrada, me tengo que encontrar conmigo misma: siento que todo me supera, son muchas cosas nuevas. Antes de venir al country, cuando vivíamos en Temperley, a las ocho de la noche ya todos habían cenado, tenía la casa cerrada las puertas con llave y las ventanas trabadas y se estaban por ir a dormir. Ahora son las diez de la noche y ni sé dónde está ninguno de los chicos'.
"Madres e hijas se ríen y festejan que, en verdad, todos se hayan adaptado tan rápido".
(De "Las countristas de toda la vida", pág. 326)
"El profesor comenta que es notable, en Nordelta, ver que los alumnos primero se compran el equipo: la vela, el traje de neoprene y hasta el reloj específico para el deporte y recién después piensan cómo y dónde aprenderlo.
"Tienen todo de marca. Unas zapatillas de 300 pesos, el MP3 para salir a correr, siempre. Nada de radio. No: todos van con ese iPod colgado en algún lado. Todo digital. Mucha tecnología pero sin perder lo salvaje: el deporte de aventura.
"Ahora está de moda que se pregunten si ya escalaron Los Andes".
(Del capítulo "País: Nordelta", pág. 93)
"Algunas madres tienen una conducta adolescente: andan con la ropa de las hijas y con las operaciones de estreno.
"¿Y los padres?
"Igual de adolescentes. Los ves con las zapatillas y con el deporte. Hay una cosa infantil: a muchos les gustan los dibujitos animados".
(Del capítulo "Adentro y afuera", pág. 311)
"¿Cómo ves el futuro?
"Mal. Lo veo negro. No sé por qué, pero no me imagino ni el mes que viene.
"¿Te da miedo?
"No, miedo no. Lo veo incierto.
"¿Te gusta donde vivís?
"Sí, la verdad que me gusta. Pero me encanta el centro y me reiría a vivir al centro.
"Ruth se vuelve a reír y después dice:
"Sé que sería un año y después volvería".
(Del capítulo "Dos amigas en el Carmel", pág. 244)