Héctor Oesterheld instaló "un estilo de historieta nacional definido y reconocido en el mundo, incluso mucho más que puertas adentro", sostuvo Judith Gociol, coautora junto a Diego Rosemberg de una biografía sobre el guionista. Oesterheld fue, además, precursor en otras áreas que quedaron opacadas por el reconocimiento de sus guiones: "Escribió cantidad de cuentos para chicos que, si bien mantenían los cánones tradicionales, fueron publicados cuando la literatura infantil apenas estaba desarrollándose.
Además, fue partícipe de momentos clave de la cultura nacional; integró el equipo de la revista "Más allá", prestigiosa publicación de ciencia ficción, cuando el género atravesaba un momento de fuerte difusión en el mundo y en el país. Trabajó en la editorial Abril, que impuso nuevos modos de relacionarse con la industria cultural y el mercado; fue paradigmático en este sentido". Para Gociol, Oesterheld pensaba la historieta como vehículo didáctico, formativo y educativo: "Confiaba enormemente en la capacidad de los cuadritos para informar, formar o transmitir una idea política, como en 'La guerra a los antartes' o el último Eternauta y sus historietas aparecidas en el diario 'Noticias'".