Antes que ella, casi nadie había realizado un protocolo tan preciso del torrente de pensamientos de la mente humana. La escritora inglesa Virginia Woolf es considerada hoy una de las autoras feministas más influyentes del siglo pasado y una pionera de la literatura moderna. Pero también es un personaje trágico: la talentosa hija de un profesor sufrió abusos de niña, padeció depresiones y se suicidó ahogándose a los 59 años.El 25 de enero se cumplieron 125 años del nacimiento de Adeline Virginia Stephen, conocida luego como Virginia Woolf. Su infancia fue tan privilegiada como sombría. La familia tenía un nivel económico alto y mantenía contactos intelectuales. Virginia y sus siete hermanos recibían clases en su propia casa. A los 13 años, la escritora perdió a su madre y padeció su primera crisis psíquica. En torno de la misma época fue acosada sexualmente por un medio hermano. Desde entonces, declaró ya de adulta, no sintió más placer en su cuerpo. Pero la melancolía fue sólo una parte de su carácter: con enorme productividad escribía ensayos y reseñas para el "Times", así como cartas y diarios llenos de dibujos sarcásticos.
Todos los interlocutores la recuerdan como inteligente y muy graciosa, predispuesta tanto al chismorreo como a las discusiones sobre arte y política. Su hermana Vanessa y su hermano Thoby tenían los mismos intereses: su casa en el barrio bohemio londinense de Bloomsbury se convirtió en punto de encuentro de un círculo artístico al que pertenecían, entre otros, el novelista E. M. Forster, el filósofo Bertrand Russel y el economista John Maynard Keynes. Todos manejaban un inconformismo elitista con tendencia a la provocación.
En 1910, Virginia viajó con una barba falsa y un disfraz al pueblo costero de Weymouth, se hizo pasar por emperadora de Abisinia y disfrutó de una visita guiada por el barco de guerra "Dreadnought".
Pero a la altanería le solía suceder un descenso a los infiernos. En 1913 intentó quitarse la vida por primera vez, sólo pocos meses después de su boda con el crítico literario Leonard Woolf. Pero su creatividad no sufría: en 1915 publicó su primera novela, "Fin de viaje". En 1922 le siguió "El cuarto de Jacob", en la que Virginia Woolf desarrolló casi al mismo tiempo que James Joyce la técnica del monólogo interno. Escribió "La señora Dalloway" (1925) a partir de pensamientos conscientes, semiconscientes y a veces sólo fragmentarios de sus personajes, ante los cuales la acción externa pasaba a un segundo plano. En "Orlando" (1928) hizo viajar a su protagonista por los siglos y cambiar de sexo. Así elaboró su relación con la escritora Vita Sackville-West.
Las novelas de Virginia Woolf siguen siendo consideradas en la actualidad obras importantes de la literatura moderna, pero su fama se la debe sobre todo a sus ensayos tardíos. "A room of one's own" (una habitación propia), de 1929, denuncia las lamentables condiciones de trabajo de las escritoras: "Quinientas libras al año y una habitación propia" y una mujer puede escribir con tanto éxito como un hombre, afirmaba. El texto se convirtió en un documento muy citado por el movimiento feminista, al igual que "Three Guineas", en el que Woolf reflexionaba poco antes de desatarse la Segunda Guerra Mundial sobre la relación entre el dominio masculino y el militarismo.
Sin embargo, el éxito no pudo curar su mente. Una y otra vez padecía depresiones, escuchaba voces y se pasaba días sin poder trabajar. En 1940, bombas alemanas destruyeron su casa en Londres. Finalmente, no aguantó más el miedo a un nuevo ataque de nervios y el 28 de marzo de 1941 se lanzó al río Ouse en el idílico condado de Sussex. Para estar segura de no fallar, la excelente nadadora llenó su abrigo de pesadas piedras.
WOLFGANG HARMS
DPA