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Sábado 19 de Agosto de 2006
 
 
 
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  ¿Confesión de último momento o un complejo truco publicitario?
 
 

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El Premio Nobel de Literatura alemán Günter Grass ha desatado un auténtico terremoto en su país tras confesar que perteneció a las Waffen-SS hitlerianas cuando tenía apenas 17 años y la Segunda Guerra Mundial estaba por acabar. Sólo pasó unos meses en ellas en el invierno 1944/45, en una época en la que la tropa nazi, según coinciden los historiadores, había dejado ya hace tiempo de ser una unidad de elite y llamaba a sus filas hasta a los más jóvenes e inexpertos. El mismo Grass asegura no haber disparado en ese tiempo ni una sola vez, ni tampoco haber participado en ningún crimen. Y, sin embargo, las agitadas críticas recibidas tras romper el silencio después de más de 60 años son seguramente comprensibles si se tiene en cuenta la dureza con la que Grass juzgó a muchos por su relación con el nazismo. "El que oprime el pasado, no podrá mantenerse en el presente ni tampoco en el futuro", es una de las frases con las que es citado estos días. En su día criticó que la sociedad alemana pudiera aceptar como canciller al democristiano Kurt Georg Kiesinger (1966-1969) pese a que fue miembro del partido nazi NSDAP. También arremetió contra Helmut Kohl cuando en 1985 acompañó a Ronald Reagan durante una visita a un cementerio militar en Bitburg en el que también había enterrados soldados de la Waffen-SS. Comentaristas de prensa consideran que dicha visita podría haber sido para Grass una oportunidad ideal para romper su silencio después de décadas. Sin embargo, Grass optó por atacar a Kohl y mantener el secreto, y ahora muchos se preguntan por qué tardó tanto en hablar, arriesgándose a dañar su imagen de intelectual de izquierda con peso moral y a ser calificado de mentiroso y embustero.

En declaraciones a la agencia DPA aseguró que la vergüenza le obligó a callar: "Siempre lo viví como un defecto que me oprimía y sobre el que no podía hablar". No obstante, acerca del "¿por qué ahora?" todavía no dio una respuesta y se limitó a recomendar a los críticos que lean su nueva autobiografía "Beim Haeuten der Zwiebel" ("Pelando la cebolla"), en la que narra sus años de juventud.

"He trabajado tres años en el libro y ahí está todo lo que tengo que decir sobre el tema", fue lo que dijo al ser preguntado al respecto en su primera entrevista televisiva tras "salir del armario". Después de difundirse en la ARD las primeras declaraciones de la entrevista, la presentadora del noticiero de la cadena pública consideró que con afirmaciones así se fomentan las especulaciones. Dichas especulaciones abarcan desde que no lo dijo antes para no arruinarse las posibilidades de conseguir el Premio Nobel hasta que se adelantó a que otros dieran con documentos comprometedores o que se trata de un truco publicitario para vender su libro. La publicación de "Pelando la cebolla" fue adelantada en dos semanas y llegó esta semana a las tiendas con una tirada inicial de 150.000 ejemplares. La líder judía Charlotte Knobloch dijo por ejemplo: "El hecho de que su confesión tardía se produzca tan poco tiempo antes de la publicación de su nuevo libro hace suponer que es una acción publicitaria".

En esta línea, el historiador Christoph Stoelzl habló de Grass como un "profesional genial de los medios" y señaló: "El que la presión de la conciencia le haya obligado a su confesión después de más de 60 años no se lo cree seguramente nadie que conozca la relación entre cultura y moral".

La prensa alemana reprodujo un formulario firmado por Grass al finalizar su reclusión como prisionero de guerra estadounidense el 24 de abril de 1946 en el que aparece que fue tirador de la División 10 de tanques de las Waffen-SS "Frundsberg". Según el diario "Koelner Stadt-Anzeiger", también se documenta la pertenencia de Grass a las Waffen-SS en los archivos de la extinta República Democrática Alemana (RDA), por lo el escritor pudo temer que investigadores se adelantaran a revelar su pasado.

Con todo, la confesión tardía de Grass le ha traído también numerosas muestras de comprensión desde numerosos sectores, partiendo desde sus colegas escritores, hasta la Iglesia católica o el Partido Socialdemócrata (SPD), que a lo largo de años ha recibido el apoyo activo del literato. Y es que un caso como el de Grass agita de nuevo el debate de por qué tantos alemanes se dejaron arrastrar por el sistema criminal hitleriano. El presidente del Parlamento, el democristiano Norbert Lammert, afirmó: "La revelación tardía, que seguramente no le resultó fácil, no puede ser motivo de sorna o vanidad, mucho menos entre aquellos que, como yo, debido a su biografía, pudieron haber caído en una tentación así". En este sentido, el historiador Hans Mommsen consideró que las críticas a Grass deberían dirigirse contra toda la sociedad alemana: "La deficiente disposición de la nación a reconocer su propia relación con los crímenes nazis (...) es la razón por la que sobre todo miembros de los últimos años de la guerra mantuvieron en silencio su pertenencia a las Waffen-SS, el NSDAP y otros aparatos del régimen para evitar difamaciones públicas". (DPA)

 

   
   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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