SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Durante el 2009 el ingreso de expedientes por obras nuevas y por remodelaciones registró una baja del 90% con respecto al año pasado. Esto significa que hay una gran retracción en la construcción, que generará un impacto negativo en el sector durante el próximo verano.
Desde la dirección de Obras Particulares se informó que los expedientes de obra apenas superan el 10% de los metros cuadrados tramitados durante 2008. Indicaron que faltan obras grandes pero también bajó muchísimo la construcción de viviendas residenciales, pequeños hoteles y complejos de cabañas. En el 2008 las obras nuevas ascendieron a una superficie total de 152.958 metros cuadrados, mientras que en el 2009, para el mismo segmento, apenas si se totalizaron 11.834, el 7,7%. Por su parte el registro de obras por relevamiento (modificaciones en obras ya existentes) cayó un 38% en el 2009.
Esta abrupta caída en la construcción obedecería a causas variadas. Tienen que ver con la crisis económica nacional e internacional pero también con los problemas propios del municipio, en particular por la maraña de códigos y normas que rigen en la materia. Hay ejemplos concretos. Un hotel de 10.000 metros cuadrados, en la ladera norte del cerro López, con una inversión de 25 millones de dólares, lleva varios años tramitando expedientes. El nuevo hotel Edelweiss, proyectado en la calle V. A. O´Connor, demandó tres años de trámites, hasta ser aprobado en audiencia pública. Similar suerte corrió el proyecto Andorra, en el kilómetro 1 de la avenida Bustillo. Otros proyectos, como el Hilton y el Faena, ni siquiera pasaron del anuncio.
Los empresarios de la construcción coinciden que además de los problemas "reglamentarios" juegan en contra los ideológicos. "En Bariloche hay sectores que ven toda obra nueva como un mal. Combaten las inversiones, objetan los proyectos y desalientan al inversor", explicaron. Algunas de estas organizaciones se escudan detrás de argumentos ecologistas, que no siempre son ciertos. Basta recordar las críticas hacia el hotel Llao Llao y Villa Arelauquen, hoy dos orgullos para el turismo en Bariloche.
No obstante, también inciden factores políticos. Sirve como ejemplo el trámite iniciado por Walmart, que logró superar todos los escollos burocráticos y fue rechazado por presión de los comerciantes locales y el sindicato de comercio. Luego, fue aprobado con absoluta mayoría en un plebiscito.
La baja en la construcción llevó a que numerosas empresas deban reducir sus estructuras y achicar sus plantas de personal. Arrieta construcciones, una de las principales empresas locales, admitió que redujo su labor un 60% y que su plantel fijo bajó de 80 a 30 empleados. Sergio Menduburo, apoderado del loteo Dos Valles, a realizarse en la zona sureste de la ciudad, lleva dos años tramitando sus expedientes. Se quejó de que en la localidad "se ahuyenta a los inversores". Argumenta que su proyecto será beneficioso para los barrios vecinos y que además generará trabajo en la construcción.
La mayoría de los proyectos de obra que se presentan en el municipio local chocan con una maraña de códigos y ordenanzas superpuestas y muchas veces contradictorias. Este problema no es nuevo, pero lleva años sin solución.
Un proyecto de obra nueva ingresa generalmente a Obras Particulares, donde se debe evaluar y autorizar o no la obra. No obstante, si la maraña de normas genera alguna duda, lo cual es frecuente, el proyecto pasa a la subsecretaría de Gestión Urbana, donde si no encuentra solución se desvía al Consejo de Planificación. Aquí el expediente suele empantanarse aun más, pues entran en juego los rangos. El rango I es referido a propuestas de nuevas normativas. El II se refiere a litigios entre el proyecto y los códigos, referidos a la normativa en estudio. El rango III se refiere a cuestiones no normadas y deriva los proyectos a una audiencia pública y posterior redacción de una ordenanza por los concejales. Todas estas categorías se analizan en la Unidad Coordinadora, antesala del Consejo de Planificación.
A principios del corriente año los colegios de arquitectos e ingenieros se quejaron formalmente por este sistema, que en la práctica ahuyenta inversiones, por culpa de las demoras en los trámites. Se conformó una comisión de estudio para modificar el sistema y buscar un código claro y único. Las primeras semanas de trabajo fueron intensas y llenas de optimismo pero pasaron los meses y todo continúa como entonces.