El aislamiento térmico de los edificios es tan importante en verano como en invierno, ya que en la temporada estival aparece el problema del enorme consumo de energía eléctrica que requieren los equipos de aire acondicionado, lo que insume importantes gastos por las facturas de ese servicio. Ese elevado consumo en las ciudades provoca los recurrentes cortes del suministro de electricidad año tras año y agudiza el problema ambiental del agotamiento de los recursos energéticos y del incremento de las emisiones causantes del efecto invernadero.
Al respecto, Pablo Azqueta -asesor técnico de la Asociación Argentina del Poliestireno Expandido- explica: "Es habitual pensar que la aislación térmica es sólo necesaria para las bajas temperaturas. El tema de subestimar el aislamiento térmico en la construcción es un problema cultural. No existe el hábito de aislar ni hay una legislación que determine el carácter obligatorio de las normas de uso racional y eficiente de la energía. En invierno, en la zona central del país es posible ahorrar más de un 40% del gas que se consume en calefacción con un adecuado aislamiento térmico".
Continúa: "El análisis de la condición de verano es más difícil de realizar debido a las innumerables variables que intervienen: la localización del edificio, sus orientaciones, la relación entre el volumen habitable y la superficie de la envolvente, el porcentaje de superficie vidriada, las protecciones solares, los colores de las superficies, las ganancias interiores de calor, etc. No obstante, lo que es seguro durante la época estival es la significativa reducción de los consumos de energía para refrigeración y la dramática disminución de la potencia necesaria en equipos de climatización, con la consecuente reducción de costos iniciales y de funcionamiento. En climas cálidos, una ´casa modelo´ de 100 m2 necesitaría de dos a cuatro toneladas de refrigeración -cada tonelada de refrigeración representa 3.000 frigorías-. Una aislación térmica de mediana eficiencia requeriría una inversión del orden de 1.200 a 1.400 dólares y esto reduciría la potencia de refrigeración necesaria en aproximadamente un 50%. Como cada tonelada de refrigeración instalada insume cerca de 1.000 dólares, la amortización de la inversión en aislamiento térmico será instantánea y producirá una ganancia neta tanto en la instalación como a lo largo de la vida útil de la vivienda, por el menor consumo de energía de funcionamiento".