BUSCAR       RIO NEGRO    WEB     
TITULOS SECCIONES SUPLEMENTOS OPINION CLASIFICADOS SERVICIOS NUESTRO DIARIO PRODUCTOS
  podio
RURAL
DEBATES
GUIA OCIO
eH! HOGAR
ESPECIALES ON LINE
ECONOMICO
CULTURAL
ENERGIA
 
Domingo 11 de Noviembre de 2007
 
 
 
>>Ediciones ANTERIORES
   
  LAS VOCES DE LA FE
  “Para nosotros ya es un santo”
Oscar Riffo estuvo 15 minutos bajo el agua con dos vértebras lumbares rotas. Ocurrió en 2002, en Chimpay. Contra todos los pronósticos, sobrevivió. Y después de un año en silla de ruedas, también volvió a caminar.
 
 

Click para ver más fotos

Cuando tenía 14 años sufrió un terrible accidente que lo dejó al borde de la muerte. Y aún cuando hasta especialistas médicos habían mencionado que era imposible que volviera a caminar, hoy Oscar (19) lo hace y enfrenta la vida con  una sonrisa luminosa.
Más de cinco años atrás, el 8 de febrero de 2002, el sol que caía a pique agobiaba a todo el Valle Medio. Cientos de habitantes de toda la comarca buscaban en cada curso de agua un poco de alivio.
Oscar Riffo tenía 14 años y junto con su primo, dos años menor, decidieron esa tarde bañarse en un enorme canal cercano a sus casas en Chimpay. Se había vuelto costumbre ese verano. Esa tarde, el destino sería otro.

DOLOR SIN RECUERDO

No hay en su memoria registros concretos de ese momento preciso. Pero en algún momento al caer al agua, Oscar sufrió la rotura de dos vertebras lumbares:  la cuarta y la quinta.
Al sufrir esa grave lesión estuvo bajo el agua por alrededor de 15 minutos según relata su tía, Elba Riffo. Hasta que fue rescatado por un  tío policía y su primo.
Con esfuerzo pudieron reanimarlo y en un patrullero fue trasladado hasta el centro asistencial de la ciudad. A pesar de que el hospital está a 600 metros del lugar del accidente, la ambulancia nunca llegó.
En ese momento comenzó un largo de camino hasta la recuperación, pero nunca perdió la fe y la esperanza. Por el contrario se reforzaron los lazos de la familia con Ceferino, a quien atribuyen la “mejora milagrosa” de Oscar.
Su tía, locuaz y expresiva, afirma: “Fueron al canal a jugar con mi hijo. Oscar se zambulló y no salía. Mi hijo lo buscaba y nada. Vino a casa a pedir ayuda. Entre mi hermano y él lo sacaron. Estaba hinchado, lleno de agua, casi muerto. Estuvo como 15 minutos bajo el agua. El médico explicó que al caer se quebró las vértebras y no pudo volver a la superficie. Mi hermano estuvo reanimándolo como 20 minutos.  Después consiguieron un colchón y lo llevaron en un patrullero hasta el hospital de Choele Choel. Antes de llegar sufrió tres paros cardiorespiratorios.
“Cuando pasó eso mi cuñada y yo  fuimos a encomendarnos a Ceferino. Le llevamos  objetos de él y comenzamos a rezar. Estuvo tres meses en terapia intensiva. Y recién como un mes después lograron operarlo de la columna. Antes no podían porque tenía mucha infección interna, sobre todo en los pulmones.
“Después el doctor le dijo al padre de Oscar que lo había operado para que moviera el torso, las manos, porque no iba a volver a caminar. Por eso siempre le digo a todos que fue un milagro de Ceferino, que lo ayudó. Porque le habían dicho que no iba a poder hacerlo otra vez. Estuvo un año en silla de ruedas. Y ahora está caminando, mírelo...”

ESPÍRITU VALIENTE

Ahí viene Oscar, apoyado sólo en una muleta metálica. Aparece en esa suerte de largo comedor con una sonrisa que impacta.
Sentado y en silencio, acotando poco, observa cómo su tía cuenta su vida como si se tratara de un cuento.
–Oscar, ¿qué te acordás de aquel día?
–Nada. Lo tengo borrado. Ahora estoy terminando con la recuperación, más que nada para mantenerme, porque ya sé que más que lo que conseguí  no voy a  poder avanzar –afirma sin caer ni un minuto en la desesperanza.
–Todo este tiempo lo dediqué a recuperarme. Una gran parte de la rehabilitación la hice en Buenos Aires y ahora la hago tres veces por semana en Villa Regina donde estoy tres horas ejercitándome –agrega.
Oscar es hincha de Racing y le gusta escuchar música, en especial rock nacional. Quiere cursar el profesorado de historia en Luis Beltrán. “Me apasiona,  sobre todo el siglo XX en la Argentina”, cuenta. Y agrega que  cuando iba a segundo año del secundario participó en las Olimpíadas de Sociales donde la Historia fue una de sus disciplinas favoritas.
Hay algo que le preocupa. “La obra social me cubre la recuperación hasta que cumpla los 21 años. Necesito caminar y ejercitarme para no retroceder”. Sólo al contar esto aparece un gesto de preocupación en su rostro, pero enseguida recupera su semblante habitual.
En ningún momento la familia intentó  presentar el caso como un milagro ante la Iglesia Católica. ¿Por qué? La respuesta en boca de la tía Elba: “Para nosotros  Ceferino  ya es santo. No hacen falta ceremonias. Nosotros siempre lo consideramos santo” .
Oscar sonríe otra vez y dice: “Antes no creía. Ahora sí”.

 

   
SERGIO ESCALANTE
   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
Todos los derechos reservados Copyright 2006