Para el Colegio de Arquitectos, "la falta de planificación urbana y el crecimiento desequilibrado son sin duda los temas en los cuales la casi totalidad de los bolsoneses coincidimos como análisis primero de la actualidad de nuestra localidad".
En tal sentido, interpretan que "los intentos surgidos desde la comunidad organizada -con el objeto de contribuir a la construcción de propuestas de solución para esta realidad-, confluyen en la constante desestimación por parte de las autoridades hacia la participación ciudadana".
Aclaran los profesionales que están comprometidos con esta situación desde mediados de 2007 y que vienen impulsando una línea de pensamiento y acción direccionada a concientizar sobre la importancia de ejercer la participación ciudadana en relación al derecho a darle forma al espacio que habitamos".
A su criterio, "la planificación urbana es un tema complejo. Lejos de agotarse en el análisis puramente técnico, la verdadera complejidad de la problemática involucra factores sociales, culturales, económicos, ambientales y políticos"
En este sentido, "recurrir a los saberes de todos, propiciar el intercambio entre los empíricos y teóricos y relevar la riqueza de las tradiciones contribuyen a reconstruir el relato colectivo de una comunidad para proyectarla hacia el futuro".
Colectivo
A partir de estas convicciones, desde febrero de 2008 el Colectivo de Planificación Participativa de El Bolsón, un grupo interdisciplinario e intersectorial, trabaja en diversas acciones hacia la reconstrucción de una relación entre Estado y sociedad, "que entendemos fracturada", dicen.
El desafío principal "es avanzar hacia sistemas de gobierno con mayor apertura a la participación ciudadana, con el objeto de hacer que la ciudad y el espacio público sean el reflejo de los deseos de todos los habitantes", aseguran.
En consecuencia, consideran que todo acto u omisión sobre el espacio común "es una acción ideológica, por lo que entendemos que no tener -o no elaborar-, un plan estratégico para el crecimiento sólo deja en evidencia lo especulativo de quienes toman hoy las decisiones en el ámbito público en El Bolsón".
"Se tiende a acostumbrarnos -interpretan-, a una comprensión simplista de la ciudad, en la cual todo se rige según la jerarquía del valor de cambio. Se solapan así las consecuencias sociales y ambientales de este proceder, minimizándolas como 'daños colaterales no deseados' del desarrollo de áreas más favorecidas".
De todos
Para los arquitectos, la comprensión de ciudad como "el territorio de todos", es descubrir "un ámbito que trasciende lo meramente físico y construido para internarnos en la dimensión de las experiencias personales y sus relaciones sociales".
"De dónde somos es también quiénes somos -concluyen-. Desde esta perspectiva ya no sólo es importante plantear lo necesario de un plan urbano ambiental para ordenar el crecimiento, sino que se hace imperiosa la necesidad de hacer valer el derecho colectivo a la ciudad".
"Determinar colectivamente para qué deseamos los espacios urbanos nos permitirá diseñarlos y hacer de la ciudad algo tangible para todos. Resaltar nuestras particularidades como comunidad, rescatar las capacidades de nuestro territorio y de nuestra gente nos llevará a la conformación de El Bolsón que queremos", subrayan. Desde esa óptica, "el concepto de urbanismo que intentamos difundir, pretende incorporar al análisis del espacio público la interrelación entre lugar y acción humana, rescatando la idea de sitios urbanos, espacios para el acontecimiento colectivo, ámbitos en los cuales el intercambio entre las personas sea de manera directa, creando y recreando lazos sociales".
Organización comunitaria
Atravesada por tensiones irresueltas, "la historia regional deja entrever las marcas de una comunidad que fue forjando sus bases sobre la producción rural y los servicios, organizándose para atender y dar respuesta a su propia realidad".
Los arquitectos locales fundamentan que "hoy El Bolsón se encuentra inmerso en un conglomerado de localidades y parajes interrelacionados e interdependientes que conforman la Comarca Andina del Paralelo 42, cuyo desarrollo se ve obstaculizado por las estructuras burocrticas de dos provincias y varios municipios que no logran accionar en función de un discurso común e inclusivo".
La planificación de la ciudad "debe ser atendida desde el ámbito local cumpliendo las municipalidades un rol indelegable como organismos de planificación y gestión".
En términos de democracia participativa, "esto implica al mismo tiempo incorporar las múltiples miradas que desde la comunidad organizada se proponen sobre los diversos temas".
Dan como ejemplo que en octubre de 2008, "la conformación de la Mesa Intersectorial constituyó un hecho destacado en el debate sobre la planificación de nuestra localidad. Durante dos mesesde trabajo, representantes institucionales y de organismos intermedios elaboraron una propuesta direccionada a la 'Introducción a una mirada integral del área céntrica de El Bolsón'".
Las conclusiones presentadas públicamente incluyeron análisis, propuesta, planos, cómputos y cronogramas de trabajo, que "si bien fueron aceptadas por la Municipalidad, luego el Poder Ejecutivo no accionó en el sentido de su implementación. Aún así, la experiencia transitada se releva como el embrión de una nueva manera de proyectar la ciudad desde la óptica de la planificación participativa y la gestión asociada, confirmando que aun desde la diversidad de pensamientos la comunidad organizada puedes trabajar por un objetivo común.
Los problemas
En términos socio-urbanísticos, se describe que El Bolsón "está atravesando serios problemas como el déficit habitacional; la segregación socio-territorial; infraestructuras obsoletas; enajenación del espacio público; concesión, privatización y represión en la ciudad".
Recuerdan "los tristes acontecimientos del 2 de febrero pasado en la plaza Pagano; la violenta demolición de uno de los edificios históricos más importantes; el abandono y la degradación socio-ambiental de las riberas del río Quemquemtreu, que muestran la postergación de una región con profundas potencialidades culturales, turísticas y productivas, y donde aún se no ha aportado en el sentido de dar soluciones a cuestiones básicas como lo son los derechos humanos a la tierra, a la vivienda y a la ciudad".
El río
El río Quemquemtreu se presenta hoy "como la más clara síntesis de esta postergación", aseguran desde el Colegio de Arquitectos de El Bolsón.
Dicen que "repensar su consolidación en cuanto a espacio urbano habitado y habitable, junto con los vecinos ribereños y la comunidad en general, se constituye hoy en la oportunidad de proyectarnos hacia el futuro basados en una nueva creación colectiva sobre el espacio en que habitamos, superando la dialéctica de las dualidades impuestas, para rescatar la identidad cultural contenida en las tradiciones, los regionalismos y el desarrollo local".
Seis kilómetros de riberas urbanas "constituye hoy un límite físico y social que divide cuando -muy por el contrario-, debería ser un nexo de unión que resguarde como espacio público el recurso natural".
En definitiva, proponen "concebir entre todos una obra que re signifique la conflictiva relación entre río y ciudad. Una obra que entienda al río como la columna vertebral de una ciudad que se proyecta hacia el futuro con el anhelo de la igualdad como valor indeclinable para la conformación de una nueva ciudadanía".
"Una obra de estas características es un objetivo sólo comparable con la fundación del pueblo. La planificación participativa es la herramienta necesaria para alcanzar la manera por la cual los ciudadanos podamos incidir sobre los modos en cómo se toman las decisiones que moldean el espacio urbano de la ciudad. Avanzar hacia un futuro que sea probable, deseable y posible para nuestra ciudad, es una tarea de todos", concluyen.