Vecinos del barrio Los Arrayanes, una de las urbanizaciones más recientes al norte de El Bolsón, han decidido organizarse de un modo original y desarrollan acciones para mejorar la calidad de vida de las 40 familias residentes.
Con la premisa de "conocer primero al que vive al lado de mi casa", han armado un grupo virtual a través de su propia página en Internet donde ya se han intercambiado casi 200 mensajes entre si y con la premisa fundamental de saber las demandas y expectativas de cada uno.
Una vez organizados en una junta promotora, desde hace un par de meses pusieron en marcha un modo de trabajo "que combina la acción directa, la organización institucional, la participación basada en valores solidarios y las herramientas que brinda la tecnología", cuentan mientras machetean sauces para despejar una esquina y mejorar el acceso vehicular.
En principio, dicen que las reuniones fueron "para identificar los problemas y sus posibles soluciones, las que luego tendrán que ser ejecutadas con el trabajo y las herramientas que nosotros mismos aportamos".
"Lo novedoso de esta experiencia es el modo en que los vecinos se mantienen en contacto y organizan las actividades. Se han valido de la tecnología para crear, entre otras cosas, también un blog donde se informa al público en general de las acciones que se realizan y una base de datos que concentra toda la información relevante del barrio, las personas, las acciones y los compromisos, integrando incluso a los propietarios de lotes que no residen aún en el barrio para que puedan opinar sobre las iniciativas y proponer ideas", explica Gustavo Attadía, su presidente.
Acerca de la experiencia, Juan Becerra -el creador de la página-, resume que "se ha podido verificar que el uso de estos medios ha servido para mantener la constancia y la motivación entre una reunión de vecinos y la siguiente, generando una agenda donde todos pueden proponer contenidos y aportar ideas de un modo dinámico. En la práctica se ha visto que las nuevas tecnologías dotan de una gran potencia a este tipo de movimientos sociales".
En lo concreto, los vecinos ya han desarrollado numerosas acciones institucionales y directas, comenzando por la conformación de la junta promotora "para interactuar institucionalmente con los organismos oficiales y promover el llamado a elecciones para la junta vecinal".
La nómina está encabezada por Gustavo Attadía (presidente), a quien acompañan Marcelo Perdomo; Juan Becerra; Luciana Taladíez; Alicia Alonso; Diego Ventura y Elena Belanko.
Asimismo, han desmalezado varias esquinas y cruces de calles para prevenir accidentes automovilísticos, están preparando los carteles de señalización de las calles y han diseñado e instalado el cartel que señala la plaza del barrio, la cual será parquizada y equipada en los próximos meses. También están trabajando en la planificación estratégica sobre el crecimiento de la urbanización y las futuras obras de servicios públicos.
En una charla directa con los protagonistas dejan traslucir su preocupación por el crecimiento vertiginoso de una pequeña ciudad que va duplicando su población cada diez años y donde la problemática de la provisión de los servicios básicos esenciales a las nuevas urbanizaciones se transforma muchas veces en un punto de difícil resolución.
Reconocen que quizás por el perfil socio económico de los habitantes de su sector "acá no fue tan difícil, ya que la mayoría pudo -y tuvo- que costearse el gas natural, el agua potable y la energía, aunque queda pendiente la red cloacal".
Se muestran entusiasmados en que su proyecto prospere y sean imitados por los vecinos de otros barrios, "ya que será la organización será la herramienta indispensable para gestionar y solucionar las carencias".
Coinciden enseguida en que "el futuro está lleno de desafíos", como mejorar el sistema de recolección domiciliaria de la basura y "también mantener limpios los espacios públicos"; que "el municipio pueda repasar periódicamente los accesos de tierra"; el alumbrado de las calles y "ver cómo hacemos para que los animales sueltos -caballos principalmente-, que se escapan de las chacras, no nos vengan a comer el pasto".
Otro de los objetivos pasa por lograr que "alguna línea de colectivos pase por el barrio". Es que están a unas 20 cuadras del centro y "llegar se complica, sobre todo en invierno cuando la calle se llena de charcos". De igual modo, en la planificación inicial se dispuso que no haya comercios ni talleres industriales, lo que en la práctica se traduce que todas las compras tengan que hacerlas lejos de casa.