No todos saben que esta comunidad "tan ecléctica, polifacética, solitaria en su convivencia, solidaria y crítica", en opinión del historiador Juan Domingo Matamala, alguna vez se declaró como República Independiente de El Bolsón.
Los investigadores coinciden en situar el singular episodio alrededor de 1917 y que el conato de país sólo duró unos meses y se disolvió antes de la llegada del ejército que envió el Gobierno nacional.
Es que el límite con Chile recién había sido fijado en 1902, favoreciendo a Argentina, pero los habitantes de ésta región aún no tenían una identidad definida y los actos de vandalismo eran moneda corriente. Hartos de la sensación de desamparo en que vivían, una noche surgió entre los pobladores la idea de independizarse.
"No eran tantos los allí reunidos ni eran grandes sus aspiraciones: sólo saber a quién obedecer y qué reglas de convivencia habrían de observar. No es difícil imaginar que habrán querido delimitar sus posesiones en una tierra ilimitada y pródiga y poseer la certeza de su pertenencia y conocer la autoridad ante quien reclamar si surgían inconvenientes a lo largo de la obligada convivencia", interpreta Matamala.
"Qué fue exactamente lo que se dirimió en aquella reunión nocturna sólo lo saben sus participantes. Pero a los pocos días se comenzó a rumorear en los alrededores que habían nombrado un presidente y algunos ministros en la nueva conformación política local. Se acababa de fundar la República de El Bolsón".
"Ese sueño secesionista y libertario -evoca-, duró escasos días hasta que el Gobierno argentino comisionó a la temible Policía Fronteriza y a cuyo mando puso al mayor del ejército prusiano, Mateo Ghebart, quien con un celo que excedió las órdenes impartidas realizó una batida hasta la zona del río Manso". A su paso, "dejó pobres hombres y ancianos atados a su destino en las alambradas, golpeó sin medida a niños y jóvenes, tropelías tales como hacer a los abuelos jinetear a sus propios nietos en un galpón abandonado para arrancarles datos certeros sobre el lugar dónde se ocultaban los libertarios. Un pobre campesino de la zona de El Foyel sobrevivió gracias a haberse escondido en un galpón de pasto al que, día a día, iba una gallina a depositar sus huevos, único alimento que pudo consumir hasta que la Fronteriza regresó con la tarea cumplida a su lugar de partida".
A principios del siglo XX, los valles andinos norpatagonicos, comenzaron a ser ocupados por corrientes poblacionales procedentes del sur chileno.
Estos primeros núcleos de población estable debieron confiar solo en sus fuerzas para sobrevivir como consecuencia de la distancia a los centros urbanos y la falta de caminos que dificultaban la conexión con las instituciones del Estado nacional", asegura por su parte la historiadora Olga Roselli.
La soledad en estos parajes, la falta de apoyo estatal sumado a la capacidad desarrollada para producir cerveza llevaron a algunos de estos primeros pobladores a imaginarse un Estado independiente en lo que hoy se conoce como la Comarca Andina del Paralelo 42.
Los datos concuerdan en que "entre los primeros habitantes que poblaron el valle, se destacaba don Otto Tipp, quien fue uno de los que comenzó con las plantaciones de cebada y lúpulo, con el fin de producir cerveza y a quien en la guía de 1912 recomiendan visitar por 'la forma gentil como recibe a los forasteros'".
Porque si hoy "puede asombrarnos la capacidad de la familia Hube para organizar la producción de cereales del valle, y armar un molino para producir harina; la entrega de los maestros Ponce y Calderón; la maestría de anónimos carpinteros chilenos que con pocos recursos y mucha habilidad lograron construcciones hermosas, se debe reconocer también el talento de don Otto para hacer más llevadera la vida en estos parajes, quien puso toda su capacidad y esfuerzo en este emprendimiento", asegura Roselli.
Al parecer, Otto Tipp "era un hombre que tenía buen sentido del humor, un alemán jocoso", además de ser el organizador de la fábrica de cerveza, centro de reunión de la comarca y según algunos relatos "tomar cerveza ahí no era cosa de una hora o dos. Bebían durante uno, dos o tres días seguidos, era una farra corrida donde se entretenían con las diversiones del campo chileno: 'las topeadura, 'los chanchazo', que muchas veces terminaban en una pelea, por lo general sin mayores consecuencias".
Félix Merino, ex intendente y descendiente de pioneros, recuerda además un viejo galpón donde había un palomuy alto, casi de mástil y en el que Tipp izaba una bandera blanca, "para que se viera desde lejos y sea la señal de que la cerveza estaba ya para ser tomada". Dicen que era tanta la aceptación de la misma, que en algunas oportunidades cuando todavía estaba caliente, ya había parroquianos esperando.
Tamañas tertulias llevaron a Otto Tipp a pergeñar y fundar una república en El Bolsón y ya empiezó a conformar el futuro gobierno -que se inicia como una diversión-, aunquese sabe que detrás y en el fondo de cada broma hay una parte de verdad.
De las profusas ingestas de cerveza casera surge, por ejemplo, que el ministro de Hacienda sería Pascual Sabalsa, un vasco que criaba ovejas por la zona de Ñorquinco. Precisamente cuando el Estado interviene mandando un piquete militar por este conato de república y de interpretación independentista -que venía más bien en carácter de expedición punitiva-, al momento de entrevistar a Sabalsa le dicen: "Así que vos eras el ministro de Hacienda de la república, ¿y qué carajo sabés vos de manejar hacienda?
Este, en una contestación típicamente vasca, responde: "Joder tú, porque de aquí a Tierra del Fuego si hay alguien que sabe de ovejas y de hacienda soy yo".
En definitiva, parece que la aventura "sirvió un poco para congregarlos y reunirse alimentando cierta fantasía de hombres que vivían en un lugar en el que estaban totalmente desvinculados del resto del país, cuyos problemas reales eran las grandes distancias a cubrir para obtener los elementos que necesitaban".
Este primera conformación de gobierno regional, que no pasa de ser una broma colectiva, le da a Otto Tipp el carácter de presidente -no en vano esel dueño de la cervecería-, quien nombra a sus ministros y proclama a sus vecinos "ciudadanos bolsoneses". Si los participantes de esta conjura hasta se saludaban de acuerdo al cargo que se dieron: "¡Buenos días señor ministro! ¡Buenos días señor presidente!".
Esto solo duró unos días, se supone que para todos los participantes esta situación fue sólo una broma de amigos motivada por la soledad y el exceso de cerveza, tanta que no se puede determinar la fecha exacta en la que sucedió.