Cuando Bruno Ghiringuelli, Alberto Adem, Hugo Saccoccia, Pedro Fernández, Olga Cebrero, Daniel Massa, Mario Schild y Ana María Cardinali decidieron armar Hueney jamás imaginaron que un cuarto de siglo más tarde ese nombre se convertiría en una marca registrada del teatro patagónico. Corría agosto del ´84 y sin pensarlo empezaban a construir un hito.
La historia arrancó casi por casualidad. Un puñado de amigos que compartían la pasión por el teatro decidieron armar el grupo que debutó un mes más tarde con dos piezas humorísticas escritas por Saccoccia, "La torre de Babel" y "Argentina, ¿donde estás?". Lo que vino después fue un sueño. Viajes a certámenes nacionales, organización de festivales y presencia en escenarios regionales le otorgaron al grupo una jerarquía que se mantiene inalterable a pesar de los años.
Apenas unos meses después de su creación, Hueney tuvo su bautismo de fuego en la fiesta provincial del teatro que se desarrolló en Zapala a principios de mayo de 1985. La puesta en escena de la obra "Pioneros", del propio Saccoccia, resultó todo un éxito y fue seleccionada por la secretaría de Cultura de Nación para representar a Neuquén en el encuentro nacional.
"Son recuerdos imborrables porque fue el festival más grande de la historia de la provincia, participaron 305 personas con 14 grupos", rememoró Saccoccia.
Para albergar a todos los que llegaron para participar del evento y los que se acercaron a presenciar las obras, los integrantes del grupo tuvieron que realizar gestiones ante provincia y lograron que se reabriera el viejo hotel Pehuén.
En agosto de ese año, la delegación zapalina cumplió un sueño al presentarse en el teatro nacional Cervantes en la primera fiesta nacional del teatro. "Justo el primer aniversario de Hueney lo celebramos actuando en Buenos Aires a sala llena".
El viaje atesora otro caudal de anécdotas imborrables para los integrantes del grupo. "Sólo podían ir 10 personas pero nosotros fuimos 42 porque viajamos en tren", aportó Mario Berrini.
El desafío era lograr que el público de Buenos Aires asista a la obra y a los teatristas zapalinos idearon una propuesta singular. "Una noche de insominio se me ocurrió mandarle una carta de invitación a todos los que alguna vez estuvieron o pasaron por acá", contó Saccoccia. La idea prendió en el resto y al otro día salieron casa por casa a preguntar si alguien tenía parientes o conocidos en la Capital. "Juntamos más de 300 invitaciones y pedimos al municipio despacharlas por el correo comunal". El día de la función llegó lo mejor. "Fui temprano al Teatro Nacional Cervantes y la cola de gente doblaba en la esquina pero jamás me imaginé que era para vernos a nosotros", explicó. El resultado fue estimulante. Las dos noches llenaron la sala y se convirtieron en el único grupo del interior que consiguió semejante hazaña.