Dos representantes de las comunidades de inmigrantes en Viedma, la más antigua y una de las más nuevas, brindan su perspectiva del pasado y del presente de los que eligieron esta ciudad. El trabajo desinteresado de asociaciones ayudan a rescatar la cultura y los valores de los antepasados.

La Comunidad Boliviana: "Entre el silencio y las palabras"

Ricardo Vinaya es boliviano y forma parte de la Comisión Directiva de la Asociación Inti Boliviano de esta capital.

"La comunidad boliviana de Viedma es una comunidad bastante particular en relación a otras regiones de la provincia y del país", consideró al puntualizar que la asociación trabaja desde 1987 en forma intensa trasformándose en referente en relación a necesidades de la comunidad boliviana frente a las autoridades del Municipio o la provincia.

El trabajo que hacen las Asociaciones suple lo que desde el Estado falta, como ser el rescate de las raíces y los vínculos fundamentales.

"Lo primero que hicimos fue tratar de recuperar quiénes somos, cómo somos, de dónde venimos, nuestra identidad, desde lo cultural. En ese aspecto hemos crecido bastante. Hoy la comunidad de Viedma creo que tiene unos ojos de respeto y aprecio. Esto no se da en otras regiones. En general, los bolivianos somos más de silencio que de palabras", subrayó.

Vinaya consideró que la mayoría de las organizaciones existentes no reflejan de una manera más profunda lo cultural que "es nuestra esencia milenaria de América. Este desconocimiento de muchas autoridades en otras regiones ha generado que muchos hermanos bolivianos sean subestimados, menospreciados, en donde la discriminación ha estado latente. En eso nos podemos diferenciar en Viedma. Aquí somos reconocidos por las autoridades municipales como una comunidad vista con respeto, afecto", aseguró.

Entre las acciones que realiza la Asociación Inti Boliviano de Viedma en el rescate cultural se destaca la fiesta del Inti Raymi que se ha trasformado en un encuentro tradicional tras 22 años consecutivos.

El propio intendente, Jorge Ferreira, ha caratulado a esta celebración como un patrimonio cultural de la ciudad, lo que demuestra una presencia importante de la comunidad boliviana en el devenir cotidiano de la capital rionegrina.

A todo ello se suma un hecho de real relevancia como es la instalación desde hace dos años del Consulado de Bolivia propiciada por la comunidad boliviana junto con las autoridades municipales.

"Era necesario acercar esta presencia desde Buenos Aires a Viedma ante el crecimiento de la comunidad boliviana en la Patagonia que desde Río Colorado a Ushuaia suma entre 150 y 200 mil hermanos bolivianos", detalló.

Añadió que esta radicación consular modificó la situación para todos los bolivianos, sobre todo en lo legal no sólo de radicación sino de identificación. "Antes se tenía que ir a Buenos Aires, lo que se tornaba difícil. Ahora lo podemos hacer acá, con otro tipo de atención, mucho más personalizada. Se está trabajando mucho pero llevará su tiempo porque el Consulado cubre una jurisdicción desde Bahía Blanca hasta Ushuaia".

En Distintos rubros

En Viedma se encuentran radicadas en forma estable 500 familias, aproximadamente "instaladas en lugares y oficios en donde se les dio la posibilidad".

Recordó que si bien los bolivianos como descendientes de los Incas llevan en la sangre la actividad agrícola, en la Argentina la tarea más accesible fue la construcción.

Durante mucho tiempo, el 90% de los bolivianos estuvo dedicado a esas tareas hasta que las posibilidades les permitieron trabajar la tierra: "Porque no era fácil llegar y que te tomaran como trabajador rural, entonces la ciudad rápidamente te absorbía y con ella la construcción".

"A medida que empezaron las ofertas en la agricultura se fue masificando. En un tiempo, fueron las dos tareas más sobresalientes. Ahora, esto ha cambiado. Hay muchísimos bolivianos que se dedican al comercio", explicó Vinaya.