"Substancia ordinariamente blanca, cristalina, de sabor propio bien señalado, muy soluble en agua... se emplea para sazonar los alimentos y conservar las carnes muertas. Cloruro sódico. Abunda en las aguas del mar y se halla también en masas sólidas en el seno de la tierra, o disuelta en lagunas y manantiales", definición del diccionario de la RAE. Nos remontamos solamente al jesuita Tomás Falker cuando en su libro (1774) se refería a "Otra salina más y muy grande se halla no muy lejos de la costa entre el Primer y Segundo Desaguadero" (sic). Sin duda la famosa de "los ingleses" cerca de San Blas (Buenos Aires) y los ríos correspondían a los actuales Colorado y Negro. Pocos años después un grupo de hispanos remontó el río Negro con propósito fundacional buscando lugar adecuado para plantar el Fuerte y Población de Nuestra Señora del Carmen que lo fue en la actual Viedma, luego mudado a la margen norte, Carmen de Patagones.
La sal comenzaba a ocupar espacio importante en el mapa colonizador. Francisco de Viedma y Narváez, el fundador, en oficio al virrey Vértiz (4/6/1779) le expresa: "que se eligió en este día, como unas seis o siete leguas distante de la Mar y una cuadra de la margen del Río por la parte del Sur cuia situación promete la fertilidad en el terreno y las ventajas de una excelente salina, que como unas seis leguas río arriba, se ha descubierto por la parte del Norte, una media legua de su margen, de mejor calidad que la del puerto de Sn. Jph. (José) por estar petrificada y aun le compite a la de Sn. Julián, según me ha informado Goicoechea" (sic). Días después de la fundación formal (22/4/1779) el piloto Basilio Villarino de mañana salió con una india a reconocer "una salina que está -dijo- como a 10 leguas de distancia. Volví de reconocerla: es de excelente calidad y dista legua del Río". Era la salina de la "Espuma", actual camino a Guardia Mitre.
Buenos Aires y la Banda Oriental se abastecían con sal de Andalucía y Cabo Verde, pero los hallazgos patagónicos fueron sustituyendo a las de dicho origen y -por ejemplo- el 2 de abril de 1782 "Viedma despachó el bergantín La Piedad cargado de sal y él promete enviar más en el Rosario". Llegó la decisión de la Corona española de abandonar los establecimientos en las costas patagónicas (1/8/1783) menos el Carmen: "Deberá ser reconocido todos los años desde Río Negro... y éste es el único que quiere el Rey subsista por lo mucho que se ha gastado en él y porque puede de allí conducirse porción de sal y servir de algún fomento su comercio pero reducido al Fuerte y a la cortísima población que buenamente se pueda mantener a su abrigo". La importancia de la sal en la comarca de El Carmen también tuvo su espacio "a mediados de 1810 con motivo de una presentación hecha por los vecinos de Patagones Andrés Paz, José de Crespo y Pascual Rodríguez, a la Junta Provisional Gubernativa solicitando se les concediera el privilegio exclusivo de abastecer de sal á la ciudad y Provincia de Buenos Aires, a lo que la Junta declara -con fecha 21 de julio de aquel año- habilitado el de Patagones para las operaciones comerciales como puerto menor". Se facilitaba la salida de sal por el puerto maragato y "debería pagar la sal extrangera diez reales por fanega á su introducción en los puertos de Buenos Aires" (sic).
Tres famosos extranjeros que visitaron la comarca dejaron escritos mencionando salinas y sal: Charles Darwin, George Chaworth Musters y Alcides D´Orbigny. Darwin, en su periplo patagónico estuvo en El Carmen por 1833 y mencionó a una cuadrilla de jóvenes que salió "a pescar focas" y que cierto día, a caballo, fue "a un gran lago salado o salina que dista del pueblo unos 24 kilómetros. Durante el invierno -escribió, traducción mediante- esta salina es un gran charco de salmuera, que en verano se convierte en un gran campo de sal blanca como la nieve. La capa inmediata a las márgenes tiene un espesor de 10 a 12 centímetros, pero aumenta hacia el centro. Este lago era de cuatro kilómetros de largo por más de uno y medio de ancho", y prosiguió: "Anualmente se extrae de las salinas una gran cantidad de sal, y grandes pilas de algunos cientos de toneladas yacen preparadas para la exportación. La época en que se explotan las salinas es el tiempo de cosecha para los habitantes del Carmen y de esta recolección depende la prosperidad del lugar. Casi toda la población acampa en la margen del río, y la gente trabaja en cargar la sal y transportarla en carretas de bueyes".
En cuanto al inglés Musters, visitó El Carmen en 1870 y dejó anotado: que un "establecimiento importante" es el "saladero del señor Aguirre, situado como a una legua más debajo de la población de El Carmen, de donde se exporta para Inglaterra una gran cantidad de cueros y de sebo. Durante mi estancia una embarcación alemana u holandesa estaba frente al lugar recibiendo una carga. Aparte de esos artículos, las exportaciones de El Carmen consisten en sal, trigo, plumas de avestruz y pieles obtenidas de los indios...". Pero sin duda la más detallada y pintoresca descripción estuvo a cargo del naturalista y viajero francés Alcides D´Orbigny que por allí estuvo en 1829 conociendo el matadero y saladero de Alvarez. Notable pincelada descriptiva sobre todo el proceso de faenamiento y salazón en el "tinglado muy grande" en la estancia de Álvarez con "promedio de ochenta a ciento diez animales por día". "Una vez terminada dicha operación, se extienden los cueros en tierra y se los cubre con una gruesa capa de sal; después se extiende con cuidado una cama de trozos de carne, y alternativamente una capa de sal y otra de carne, hasta formar una elevada pila cuadrada, a la que no se toca durante diez a quince días, para que la carne se sature bien de sal... Las pieles se salan de la misma manera que la carne". También escribió sobre el proceso para la grasa, sebo, médula, lengua y las cabezas con carne, huesos, intestinos, corazón, hígado y pulmones "que se tiran también, cuando los pobres de Carmen o los indios no van a buscarlos".
Existen otros importantes testimonios escritos sobre el relevante papel de salinas y sal en aquel pasado del valle inferior del río Negro.
Bibliografía y fuentes principales: Entraigas, R.: "El Fuerte", 1960; Biedma, J. J.: "Apuntes", 1887 y "Crónica histórica", 1905; Musters, G. C.: "At home with" (Vida) 1871, (1964); Darwin, C.: "Diario", 1845 (1935); D´Orbigny, A.: "Voyage" (Viaje), 1844 (1945); Falkner, T. A.: "Description" (Descripción), 1774 (1974); Pérez Morando, H.: "La sal y la economía", (ERE), 1990 y "La sal" (RN) 1993; Sánchez Ceschi, E. A.: "Crónica", 1938; Pita, F.: "Remembranzas", 1928; Lenzi, J.H.: "Descubrimiento" (CHCh), 1968; archivo del diario "Río Negro" (General Roca), Biblioteca Patagónica (VEC) y otros.
HECTOR PEREZ MORANDO
(*) Periodista. Investigador de historia patagónica
