La arquitectura de esta ciudad ha brindado una identidad tan fuerta que
muchísimos turistas, de acuerdo a las encuestas que realiza la secretaría
del área en esta localidad desde hace años, indican que es uno de los
motivos por los que eligen este destino para pasar sus vacaciones.
La ciudad crece y el futuro se presenta con muchas preguntas. "Río Negro"
invitó al arquitecto Diego Scurk a escribir unas reflexiones sobre la
ciudad, su arquitectura y su gente. Aquí van...
Por Diego Fernando Scurk, arquitecto
San Martin de los Andes cumple años y los aniversarios son una buena
oportunidad para hacer balances, para mirar un tanto hacia atrás y
proyectar hacia delante.
Desde aquel paraje fundado hace ciento once años, por una avanzada
militar, hasta nuestros días, sin duda ha pasado mucha agua por debajo de
los puentes.
Las ciudades cambian, mutan, se transforman y en particular nuestra
querida cumpleañera, lo ha hecho, y mucho, en este periodo de un poco mas
un siglo de vida.
Ubicada en la margen este del lago Lacar, es el principal centro turístico
de la provincia del Neuquén. Alguna vez llamada aldea de montaña, hoy
convertida en ciudad, con una población que supera los 35.000 habitantes.
Curiosamente mantiene en algunos gestos, propios de tiempos pasados, tal
como sus techos de fuerte pendiente, con sus chimeneas humeantes, los
coloridos rosales en las veredas, la ausencia de semáforos y la paz de la
siesta después del mediodía…
San Martin de los Andes, es un destino obligado para los turístas que se
acercan desde distintos lugares de la argentina y el mundo, ofrece al
visitante una importante variedad de actividades, principalmente por sus
paisajes y desde el apoyo comercial por sus restaurantes, hotelería y
comercios en general y no debemos dejar de mencionar su arquitectura, que
sin ninguna duda, junto al increíble entorno natural, dan forma a la
imagen de comarca andina.
Recuerdo una vez en una charla con un colega que me preguntaba, ¿porque
vos crees que la gente viene y también vuelve a SMA?, continuó, ¿Tenemos
un glaciar como el Perito Moreno, o unas cataratas como las del Iguazú?
Incluso la relación de la ciudad con el lago no es muy estrecha, como la
tienen nuestras vecinas Villa la Angostura y Bariloche. Concluyó, lo que
San Martin tiene es una ciudad de una escala muy amigable, con veredas y
calles anchas, una imagen muy fuerte desde el contorno urbano, por su
clásico formalismo arquitectónico, conformado por materiales como la
piedra y la madera, la presencia de techos de fuerte pendiente, entre
otros. Todo ese conjunto que podríamos llamarlo armónico, nos da como
resultado una ciudad con una fuerte identidad, muy caracterizada, algo que
es muy difícil de encontrar en nuestro país.
Hagamos un alto y analicemos la arquitectura de la ciudad;
Existen distintas épocas o periodos que han dejado su impronta con algunos
ejemplos, tales como el museo de los primeros pobladores del primer
período fundacional, el edificio de la ex intedendencia de parques
nacionales, realizado por el arq, Bustillo, entre tantos.
En la actualidad existe una fuerte tendencia que tiene mucho que ver con
la necesidad de "contemporaneizar" la tradicional arquitectura
sanmartinense.
Podemos entonces animarnos a afirmar que la impronta formal urbana, con el
devenir de los años, irá modificándose, al principio con resistencia desde
las miradas más tradicionales y seguro con mucha fuerza y pasión desde los
sectores vanguardistas.
Me atrevo a pensar que existe un sector intermedio o moderado, que se deja
seducir por las nuevas tendencias sin despreciar el romanticismo y la
fantasía de lo arraigado.
La realidad es que no podemos afirmar con liviandad que lo antiguo es
bueno por sólo el hecho de estar envejecido o lo nuevo es malo por su
falta de tiempo y viceversa.
Alguien alguna vez dijo, la arquitectura de calidad, la buena
arquitectura, no envejece, perdura en el tiempo y como los buenos vinos de
guarda, se fortalecen.
Sin ninguna duda, estoy convencido que es posible reelaborar la
arquitectura tradicional andina y buscar una nueva identidad, o quizás
siendo mas preciso en el pensamiento, diría buscar una auténtica
identidad, dando respuesta a las nuevas necesidades, utilizando la
tecnología como aliado incondicional, pero sin olvidar la tradición y el
entorno.
Esto, claro que no es tarea fácil, necesita de una gran cuota de opinión,
responsabilidad, investigación, transpiración y debate.
Hasta aquí hicimos un recorrido de todo lo "lindo", ahora les propongo,
como decía al principio, analicemos intentando de proyectar hacia
adelante.
San Martín de los Andes, está conformada por un casco fundacional, lo que
llamamos el pueblo, sobre la base de una cuadrícula octogonal de alrededor
de 14 x 14 manzanas y un área en las afueras conformado por barrios,
distintos loteos y emprendimientos privados que fueron creciendo a lo
largo de los años, sin planificación alguna, basado sobre las pulsiones
inmobiliarias.
A esto hay que sumarle los terrenos de ocupaciones que en forma a veces
paulatina, y otras no tanto, fueron creciendo, como en todos lados ocurre,
donde se puede, en este caso, en los bordes de las laderas de los dos
cerros que rodean el casco urbano y en algunos sectores periféricos, por
supuesto, y esta demás decir que, tampoco constan de planificación alguna.
Luego de esta breve descripción del mapa sanmartinense, podemos observar
que la ciudad ha crecido en habitantes, en consecuencia, el casco urbano
empieza a saturarse, son pocos los lotes vacíos que se pueden observar en
el pueblo, tan característicos en las décadas pasadas, incluso en los
últimos años se empezó a observar la demolición de muchas casas, para dar
paso a la elevación de conjuntos de viviendas multifamiliares, de tanta
demanda en nuestros días. La densidad de población aumenta, esto trae
dificultad para estacionar y circular en las horas pico y en los meses de
temporada alta, casi a lo largo de todo el día.
En los barrios de la periferia, también aumentó la densidad, si bien no
esta para nada saturada, ocurre el inconveniente de la ausencia
(nuevamente por la falta de planificación) de subcentros de apoyo
comercial y administrativo, que determina la necesidad de trasladarse al
pueblo, inyectando en este, mas densidad diurna.
A lo anterior, le podemos agregar la falta de actualización en obras
relacionadas con los servicios, tales como el tendido eléctrico aéreo, que
en épocas de nevadas ocasionan cortes continuos, el tema de la
urbanización de la vega plana y el posible desborde de los arroyos que
confluyen en el lago Lacar, ocasionando futuras inundaciones, etc.
A mi modo de entender, la ciudad se apoya económicamente en tres patas,
una es la del Estado (empleados públicos, educación, salud), la otra es el
turismo en estado puro (hoteles, restaurantes, comercios, el cerro
chapelco, etc.) y la tercera es la construcción (empresas constructoras,
inmobiliarias, profesionales, etc.), que es una especie de subpata de las
dos anteriores.
Pero estas tres están muy entrelazadas; analicemos:
si no viene el turismo, no hay obras; si las obras son malas el turismo
tampoco viene; si no viene el turismo el estado se achica, si el estado se
achica, hay menos obras.
Entonces, deberíamos estudiar y analizar en forma detallada, cómo mantener
la imagen de "la aldea de montaña" en el casco urbano, para que siga
siendo una ciudad con fuerte identidad y que siga siendo elegida por los
turistas.
Dar respuesta a la fuerte demanda habitacional que crece año a año.
Ir por delante de los problemas, para proyectar programas que no sean de
soluciones inmediatas sino planes que organicen la ciudad sin padecer
consecuencias muchas veces irreversibles.
La gran pregunta es ¿Qué quiere ser San Martin de los Andes?
Yo creo que la respuesta está, inicialmente, en un análisis no sólo de la
situación actual, sino de una investigación de su proceso de evolución
histórica, porque para saber quienes somos, hay que saber de donde
venimos.
Así obtendremos un claro diagnóstico de la situación, conociendo
deficiencias actuales y posibles a futuro de no actuar en en tiempo y
forma.
Sobre este diagnostico, más el aporte de las necesidades insatisfechas,
podremos realizar un PLAN URBANO,
Luego de consensuadas las soluciones, se pondrá en marcha de proceso de
diseño y ejecución de ese PROYECTO URBANO.
Y aquí no debería terminar el proceso, tal como antes mencioné, las
ciudades mutan, viven en permanente cambio, es por eso que es fundamental
mantener en continua observación el proceso, para así poder evaluar las
consecuencias de dichas intervenciones, para verificar aciertos o ajustar
posibles errores.
Claro está que estos procesos son lentos, pero no imposibles.
Entonces, de estar de acuerdo o casi de acuerdo en lo anterior escrito,
podemos en síntesis decir que no hay soluciones mágicas a los problemas de
las ciudades, no hay recetas magistrales que se pueden copiar de un lugar
a otro.
Para empezar a encontrar soluciones a los problemas urbanos, basta con
organización, voluntad política, responsabilidad civil, compromiso con la
matrícula de cada colegiatura, cada uno desde su sector e incumbencias y
por sobre todo ganas, muchas ganas, por ejemplo de abandonar la comodidad
de la queja y zambullirse en el orgullo que genera la fatiga por la labor
concretada.
En lo personal estoy cumpliendo mi tercer año viviendo en San Martín de
los Andes. Haciendo balances, hoy recuerdo una madrugada en Buenos Aires,
hace ya unos cuantos años, mientras pensaba en la idea de establecernos
acá. En ese momento soñaba con la posibilidad de cumplir con la utopía de
dejar 36 años de vida en la ciudad de la furia, para arrancar de nuevo en
un lugar donde el cielo es limpio, las flores crecen a los bordes de la
veredas, donde el saludo entre vecinos es norma, donde mis hijas juegan en
mi jardín, sin la necesidad de cerrar portones…
Y así fue como puse en cajas todas mis cosas, la de mi familia, algunas
decepciones y todos mis deseos, para empezar a vivir de otra manera, acá
en esta hermosa aldea de montaña.
El tiempo hizo lo suyo, hoy en mi DNI figura la dirección del Barrio Alihuen.
He pasado un años maravillosos, muy intensos, la terminal de ómnibus y el
aeropuerto ahora son lugares donde yo recibo y despido mis afectos, me
encanta ver alejarse los aviones y saber que yo me quedo acá, entre los
que ahora son mis bosques, mis lagos y mis montañas.
Porque ya siento que en algo me pertenecen y yo en algo les pertenezco.
¿Será que San Martín, su gente y sus paisajes son tan mágicos?
Yo lo creo, como creo en que se pueden cumplir las utopías.
Por todo esto, es que me tomo el atrevimiento, también yo, de soplar
algunas de sus ciento once velitas.