La intendenta Luz Sapag se muestra tranquila y comparte en forma pausada su visión de la ciudad que gobierna durante la entrevista realizada en su despacho, en una interrupción de su trabajo cotidiano. Cuenta que una de sus preocupaciones es la búsqueda de equilibrio entre el crecimiento de la ciudad y la calidad de vida, entre la participación de la gente y las decisiones de gobierno; dice que encontró un municipio desordenado, con obras inconclusas y una deuda muy superior a la declarada por el anterior Intendente. Asegura que trabaja sobre las urgencias pero que tiene a un equipo de gente trabajando sobre los temas de fondo.
- ¿Cuáles considera que son los desafíos de este nuevo gobierno?
- En primer lugar, llegar a un punto de equilibrio entre el crecimiento que ha tenido nuestra ciudad y la infraestructura postergada, pudiendo mantener en este crecimiento la calidad de vida a la que estamos acostumbrados en nuestra ciudad. No es una tarea sencilla porque yo asumí en el año 1991 con 15.000 habitantes y hoy hay más del doble, más de 32.000 vecinos. Y sobre todo no es fácil cuando no se cuenta con recursos y cuando este crecimiento explosivo hace que los tiempos se aceleren; nosotros teníamos contemplado un plan maestro ambiental, índices urbanísticos que se dispararon también en muchos otros pueblos de la Patagonia.
- ¿Y cuál es la estrategia para lograr ese punto de equilibrio?
- Rápidamente debemos salir a cubrir las emergencias como son las dos plantas de tratamiento de líquidos cloacales, cuyos planos está terminando de realizar el Epas, normalizar el tema de las tierras, ya estamos en la última etapa con el regimiento, y llevarlo al Enhosa donde están dispuestos 40 millones de pesos para hacer esas dos plantas que necesita urgente San Martín de los Andes.
Luego, en las obras que no tenemos proyectos, acelerarlos para llevarlos adelante: agua, viviendas, disposición de residuos, recursos energéticos y tierras. Por supuesto que es el doble de trabajo cuando no se cuenta con presupuesto, pero esto es histórico en la Argentina y por lo tanto lo que vale es la gestión. Entonces, estamos trabajando sobre todos los temas urgentes pero también en la planificación, como lo hicimos en el ‘95. Tenemos un grupo de gente trabajando en los temas de fondo.
- ¿Cómo encontró socialmente a la ciudad?
- Bastante cambiada; la afluencia de gente que ha venido a vivir a San Martín, generalmente de las grandes urbes, con una cultura urbana totalmente diferente a la que tiene el poblador del interior, genera  una sociedad compleja. Que por un lado busca la paz, la tranquilidad y la calidad de vida pero por otro lado nos contamina con estas costumbres urbanas del tránsito, los ruidos y de una manera de comportarse diferente. En San Martín queremos tender a la consideración del otro, a ser realmente solidarios entre nosotros, a sostener y a preservar y cuidar al pueblo que es la casa de todos.
- ¿Usted cree que hay que trabajar el tema de la amplia desigualdad en la distribución de ingresos en la ciudad?
- Es ahí donde las políticas de Estado deben ser claras para que aquellos a los que el mercado deja afuera estén sostenidos, para que la libertad y la igualdad sean reales, que son las bases de la democracia. Las políticas deben ser claras y dar oportunidad de educación, salud, seguridad y vivienda a todos los vecinos.
- ¿Va a tener un rol activo el Estado respecto a la generación de trabajo?
- Mire, trabajo sobra en San Martín. Si usted hace una encuesta y ve la demanda de gente, verá que hay muchísimo trabajo, ya sea con el turismo o la construcción. Lo que falta son las especializaciones y en eso sí estamos trabajando: en capacitación, en que los jóvenes se interesen sobre las zonas de mayor demanda, que aquí se las asocia con lo ambiental, lo turístico.
- ¿Se llevó sorpresas a la hora de asumir la conducción del municipio?
- No esperaba encontrar un municipio tan desordenado. Problemas serios que tenemos como haber dejado un puente y un gimnasio sin terminar, y un desorden que nos llevará meses poner en su lugar. Creo que sería muy importante generar requisitos para gobernar, para que aquel que gobierna conozca la cosa pública. A nosotros nos hablaban de $500.000 de deuda y tenemos más de un millón y medio, y con un parque automotor destruido. La provincia tiene los mismos problemas, pero la relación con Nación y Provincia es fluida, así que vamos a ir resolviendo estos temas, con el buen equipo que tenemos y los empleados municipales motivados.
- Hay una  tendencia en los municipios a generar espacios de participación para los vecinos, ¿cómo los tiene previsto su gestión?
- Por supuesto que no hay otro camino que la participación, la confianza, pero también hay que decir que hemos sido elegidos para gobernar, para decidir y para hacer. Porque cuando todos los temas se convierten en deliberativos sin políticas, pasa lo que pasa, nos encontramos si resolver los problemas y no se consigue siempre una solución que agrade a todos.
Por eso, el político tiene que tener muy claro cómo debe actuar porque debe primar el bien común sobre los intereses que son muchos, el desarrollo económico con el ambiental, por ejemplo.
Tenemos que pensar en tomar la mejor decisión para toda la comunidad.

“LA SENSACIÓN ES QUE NUNCA ME FUI”

- Intendenta, ¿cuál es su sensación al retornar a este despacho que ya la vio gobernar?
- La sensación es que nunca me fui; la verdad, es como volver a casa después de un viaje. Y la otra, es que luego de haber estado seis años en el Senado, tengo una sensación de haber hecho gestiones para San Martín de los Andes más allá de la cantidad de leyes que pudimos sacar, sobre todo en lo ambiental, comisión que presidía... Pero, como el tema de ser diputada o senadora hace que uno viaje y vuelva siempre a su lugar de origen, jamás tiene una sensación de arraigo en otro lado. Estoy sorprendida porque estoy acá sentada en este despacho y me da la sensación de que nunca me fui, que no pasaron todos estos años en el medio. Cosa que es bueno porque quiere decir que uno está cómodo, que está bien. Y por otro lado, la experiencia sirvió mucho al conocer la historia del municipio, de la comunidad, conocer a la gente y los temas, creo que esto es un valor agregado, porque cuando uno llega y no conoce, retrasa los proyectos. Vamos a ver si en estos tres años más pienso lo mismo.
- ¿Qué le dicen los vecinos en la calle?
- Es una relación amable, fluida, siempre lo fue, es una relación franca, así que la gente también me dice lo que no le gusta y esto es muy importante, es una relación de confianza, y esto se puede ver cuando 200 empleados del Promeba acuden a nosotros para que intercedamos y resolvamos, y por eso trabajamos con esta vocación, no solamente para nosotros, sino también pensando en nuestros hijos, nietos y en todos aquellos que deseen habitar la ciudad.
- ¿Cuál es el San Martín de los Andes que Luz Sapag sueña con tener?
- No pierdo las esperanzas de vivir en una comunidad amable donde todos nos consideremos, donde realmente la ciudad esté ordenada, sea segura, donde todos sintamos que tenemos arraigo, que este es nuestro lugar, que lo debemos cuidar. Una ciudad solidaria, una ciudad que sea ejemplo, una ciudad que tenga igualdad de oportunidades, que cada vez haya menos asistencia social y más autosuficiencia que es lo que necesita una familia para vivir. Tal vez sean todos ideales, pero hay que tenerlos para vivir.