"Volví porque Roca es mi lugar en el mundo. Porque estoy cerca de mis viejos para cuando se pongan viejos; porque me gustó en mi infancia criarme jugando a la pelota en la calle; porque me gusta el asado, el fútbol, el río y los amigos y porque es un buen lugar para formar una familia con mi mujer".

Así, sin vueltas, habla Gustavo Dousdebes, quien nació en Buenos Aires, "al año mi familia se vino al sur y después de pasar por Comodoro Rivadavia y Madryn a los cinco años ya estaba en Roca".

Después de trajinar por el mundo decidió hace dos años instalarse definitivamente aquí.

-¿Qué te trajiste del andar por el mundo?

-Experiencias, conocer lugares nuevos, saber que el mundo no se acaba en la avenida Roca y Tucumán. En cuanto a los negocios tener la apertura de cabeza para pensar que hoy se puede hacer negocios con todo el mundo desde cualquier parte, así como las empresas exportadoras de frutas venden manzanas desde Roca a Argelia, lo mismo pasa con el resto de las actividades: lo que se necesita es contactos y una computadora. Y también pensar que a veces no hace falta el presupuesto más grande del mundo para hacer una buena comunicación, sólo hacen falta buenas ideas. Siempre que haya un anunciante que quiera hacer publicidad, puede haber una buena idea para promocionar su comercio o producto.

Lo bueno es que sabiendo eso uno decide volver eligiendo hacerlo, no lo hace uno porque no lo queda otra. Uno elige después de haber conocido otras alternativas. Y con esto no quiero decir que Roca es mejor para vivir que Buenos Aires, Madrid o Londres. Simplemente es el lugar que yo elijo. Y creo que soy un privilegiado al poder elegir.

-¿Qué te sigue gustando de Roca, de su gente, de su funcionamiento, de su ideología?

-Lo que me gusta es que todavía se puede confiar en el vecino, que uno se puede juntar con un amigo cuando quiere, y que ese amigo por ahí esta más pelado y panzón pero sigue siendo el amigo tuyo de toda la vida, que jugaba con vos a la pelota en la calle. Me gusta que es el lugar donde conocí a mi mujer y donde me casé con ella -en la Catedral del colegio donde estudié-, y que puedo estar cerca de las personas que quiero por lo que me necesiten en cinco minutos. Me gusta sacar a pasear a mi amigo Lalo (mi perro) a la plaza (foto). Me gusta que hoy en la vereda de mi casa las nenas del vecino de enfrente juegan a la escondida, y yo me vine acá para tener una familia y me gustaría que nuestros hijos disfruten lo que mi mujer y yo disfrutamos cuando éramos pibes.

En cuanto al trabajo me gusta trabajar con gente que conozco, en la que puedo confiar. También se puede tener diferencias pero se charlan y ya está, lo bueno de tener un cliente que es un amigo, es que te podés enojar, discutir en el trabajo y después reírte en un asado.

-¿Qué detestás de este lugar? ¿Qué te gustaría que cambie?

-No hay nada que deteste, pero los pros traen sus contras también, el que te conozca todo el mundo a veces te resta intimidad. Un amigo decía que Roca era como la casa de gran hermano porque cualquier cosa que hacías se enteraba la gente. Ahora, no sé si me gustaría que eso cambie. Las cosas son como son. No estoy viejo como para darme por vencido y no pensar en cambiar algo, pero tampoco tengo la cabeza que tenía a los veinte que te creés que vas a cambiar el mundo vos de guapo que sos nomás. Me parece que hay cosas que hay que dejarlas como están, que son así y si te gusta tomalas y sino dejalas. A mí nadie me obligó a venir a vivir de vuelta acá, fue una elección que tomamos con mi mujer en busca de algo que nos gusta de este lugar. Es como dije antes, son elecciones.

-¿Qué le agregás vos a Roca con tu vida profesional?

-Aporto lo que aprendí en estos años como para hacer crecer la comunicación de la zona. Hoy cada vez son más los anunciantes que piden que hagas algo diferente, creativo o llamativo, como para diferenciarse del resto. Y como dije antes, no hace falta sí o sí tener un presupuesto gigante, tal vez la falta de presupuesto se puede suplir con creatividad. Por suerte hoy tenemos en la agencia anunciantes que confían en la publicidad, que invierten y son inquietos... piden que les hagamos propuestas de nuevas maneras de comunicar, de nuevas formas de llegar a sus clientes. Uno puede generar imagen de marca a largo plazo o hacer acciones que muevan la aguja de las ventas más en lo inmediato, pero en definitiva, vender es el motivo por el que se hace toda acción de comunicación publicitaria.

-¿Qué te gustaría que pase y qué hace falta para que ello ocurra?

-Me gustaría que esa movida cultural que anda en el aire baje a la tierra, que todos los músicos que tocan increíblemente bien en la zona tengan cinco lugares diferentes para tocar y que uno pueda elegir entre cinco o diez cosas para ir a ver y que a todas les vaya bien. Porque si no hay es porque la gente no responde tampoco, tal vez ese podría ser un punto en el que profesionalmente podría aportar algo a la ciudad, tratando de armar algún ciclo de teatro, rock, pintura, diseño. También desde la comunicación se podría agrupar un poco a las agencias de publicidad como para tener sana competencia, y valorizar también la profesión. Porque la única manera de darle valor a lo que hacemos es asegurándonos de que todos estamos brindando un servicio de cierta calidad.

-¿Cómo llegás al final del día, de cada día?

-Tengo malos días, me enojo, reniego, bueno, como todo el mundo, ni más ni menos. Pero al final del día soy feliz. Y el que es feliz siempre tiene razón. (H. L)

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