Hace más de cincuenta años la vida industrial de General Roca vivía un gran momento inicial. Incentivos por la producción de frutas, que ya se había instalado fuertemente en la zona del Alto Valle del Río Negro convirtiéndose en la base de la economía, comenzaron a crearse en la ciudad varios emprendimientos de manufacturas muy importantes.

Por la organización del ejido urbano las empresas se fueron instalando en una misma zona en lo que entonces eran "las afueras" de la ciudad. Un gran descampado que comenzó a lotearse y a convertirse en el Barrio Industrial cambiando monte por enormes edificios modernos para la época y soledad por obreros y obreras que ponían vida a las grandes maquinarias traídas de afuera.

Los vecinos de los barrios cercanos recuerdan que eran pocas cuadras ubicadas entre la Avenida Roca y las calles Brasil, Santa Cruz y Alsina. "Fue una época en que estaban muy bien establecidas las zonas de la fruta y las urbanizadas -describe Marina Fischer, quien desde su casa ubicada a pocas cuadras vivió el crecimiento de Barrio Industrial y de toda esa zona-. De Alsina a Ruta 22 había frutales, viñedos, tomates. Acá cerca también había alfalfares para alimentar a los caballos. Después de la calle San Juan, que en ese momento tenía canteros en el medio como un bulevar, estaba el barrio Villa Obrera y más allá, San Martín. Después de las vías empezaba Bagliani. Eran los 50 o 60. El pueblo era de Alsina hasta el canal grande y de Mendoza hasta San Juan. Del otro lado del canal había un asentamiento que después se regularizó y se convirtió en Tiro Federal".

Una de las primeras industrias que llegan a la memoria es la fábrica de alcohol San Martino, la "alcoholera" como le decían los vecinos, ubicada en Tres Arroyos y Avenida Roca.

En ese gran edificio, que hoy se ha dividido alberga a un boliche bailable y un corralón, se fabricaba ese producto a partir del orujo de las uvas que entregaban las cientos de bodegas que cubrían el valle. "El paredón norte de la fábrica era altísimo de modo que podían acopiar varias toneladas al mismo tiempo", recuerda Enrique Rivas Farina, quien trabajó en el barrio.

Más adelante, en 1972, se instaló en ese mismo edificio Tecindal S.A., perteneciente a los ingenieros Enrique Sadler y Gerardo Stahl. Desde sus comienzos, esta empresa concentró sus esfuerzos en la fabricación de prototipos para tecnificar la fruticultura de poscosecha. Primero crearon equipos de hidroinmersión, más tarde proyectaron una tamañadora y luego, tal como anunciaba una nota publicada por este diario el 1 de septiembre de 1979, comenzaron a proyectar nuevos instrumentos como una hidroenfriadora, y un equipo de hidrollenado de bins y llenado electrónico de bandejas ocupando a una cantidad de 60 trabajadores.

Algunos vecinos cuentan que Tecindal se origina como un desprendimiento de Imepa S.A., una metalúrgica de la familia Gargini. Esta fabrica fue también muy importante en la vida del barrio desde su creación en 1960 hasta su extinción. Mauro Gargini fue quien tomó las riendas de la empresa aunque la familia venía de una tradición en el trabajo del hierro que comenzó en 1930 con el taller de herrería de Rizzieri Gargini. Estaba ubicada en el terreno de Maipú y Chile y ya en 1968 anunciaba la venta de una tamañadora producida por ellos a una empresa estadounidense.

Al igual que Tecindal, Imepa también se dedicaba a la fabricación de equipos para la industrialización de la fruta, desde la clasificación hasta el lavado y encerado.

En la esquina Roca y Brasil funcionaba la empresa Gamar, cuyo nombre provenía de las iniciales de los dos fundadores García y Martínez Barboza y que hacían conservas de hortalizas. Posteriormente, esta empresa fue comprada por una sociedad de vecinos muy conocidos de la ciudad entre los que se contaba a José Enrique Gadano, Héctor Echeverría, José Vicente Medina y Próspero Saint Martín. El gerente era José León Zalisñac.

Clelia Aguirre, viuda de Zalisñac, ahonda un poco más en la historia de Gamar. "Era una fábrica de tomate conocida en muchas partes del país. Tenían una innovación para la época porque sus dueños viajaron a Estados Unidos y de allí trajeron una máquina para hacer los tomate en cubitos que hoy se siguen usando".

"La empresa Centenera, de Buenos Aires les proveía las latas. Los frascos para los dulces los compraban a Rigoleaux. Los mecánicos eran la llave, eran importantísimos porque todo tenía que funcionar perfectamente. Gamar hacía conserva de tomate, tomate en cubitos, extracto, dulces de todas las frutas de la zona y de otras del sur, traían la pulpa de fruta como base. También hacían caldo de sidra que vendían a importantes sidreras. Todavía deben estar en el edificio los grandes tanques de cemento donde se ponía el jugo que luego se convertía en el caldo de sidra".

"La sociedad estaba conformada por muchos socios, eran como 10. Con el correr del tiempo vienen cosas en las que no están de acuerdo todos y se separan. Supongo que también los habrá afectado los vaivenes económicos del país".

Posteriormente en el edificio pasó a funcionar una sidrera de nombre Sidral y más tarde una industria láctea.

En 1958, los hermanos Juan Francisco y Ceferino Pedro Ullmann fueron los ideadores de Taime, industria metalúrgica que estaba ubicada en la calle Tres Arroyos y que se ocupaba por la época de la construcción de tanques y chasis para pulverizadoras de 1.200 y 1.600 litros además de trabajos de herrería de obra como puertas, ventanas, enrejados, etc. A la vez, los Ullmann incorporaron, en 1965, maquinarias para el procesamiento de la chapa que permitía su corte y plegado.

Más empresas quedan en el recuerdo de los vecinos mayores de 40 años. El calle Don Bosco Jacobo Mutchinick puso su fábrica de cal, que procesaba piedra de cal que se traía de una cantera ubicada al norte de la ciudad y producía cal en bolsas que se distribuía en la región. En la intersección de Alsina y Neuquén funcionó durante muchos años la fábrica de mosaicos de Juri. Rocafé también supo poner su aroma en las mañanas de la ciudad. Ante una intimación municipal también se trasladó al barrio La Casa del Industrial que estaba en la zona céntrica con lo cual las industrias que ya estaban establecidas tuvieron cerca una fuente de suministros.

Sin embargo, como cuenta Enrique Rivas, la vida fabril del barrio Industrial se interrumpe cuando en 1973 se crea el actual Parque Industrial "sobre un predio de 320 hectáreas que el municipio compró a la Colonia Penal". Será allí donde muchas de las empresas se mudarán y comenzarán a funcionar en ese nuevo emplazamiento dejando lugar a las casas y edificios que hoy le dan una vida distinta a un barrio que supo ser la semilla de las industrias roquenses.

MARIANA BENITEZ