Tango clandestino, joven y callejero

De la mano del pianista, arreglador y director Humberto Taglialegna comienza gestarse en 2005 un proyecto de orquesta de tango conformado por jóvenes músicos de la región. Después de algunos años de idas y vueltas, de moverse en una suerte de clandestinidad artística hoy ese proyecto atraviesa un momento de consolidación.

Moviéndose en escenarios poco comunes que van desde la plaza central a un pub nocturno que los viernes convierte en tanguería, doce músicos terminaron de darle forma a la Orquesta Crítica Clandestina. "Crítica" porque "siempre nos faltaban tres para el peso" y "clandestina" porque se vieron obligados a caminar fuera de los ambientes oficiales, ensayando de casa en casa.

Se trata de una nueva expresión artística que elige "regalar un espacio de música, recuperar aquello de que es común escuchar y bailar tango". Así se refiere Humberto, la cabeza del proyecto, a su idea de salir a tocar a la calle, al aire libre; una idea que comenzaron a poner en práctica el último verano y tuvo muy buena repercusión en la ciudad. Incluso se pudo observar profesores de tango que se acercaban al lugar a bailar con sus alumnos.

Comenzando el 2007 la formación había triplicado su repertorio, luego de "rescatar gente" que por diferentes motivos ya no tenía ganas de tocar o seguir estudiando por las exigencias que demandaban.

"Nuestro objetivo está puesto sólo en tocar y aprender, por eso decidimos idear formas de poder tocar en lugares sin que la gente tenga que pagar una entrada cara, nos gustan mucho las opciones de tocadas a la gorra o beneficio porque fortalecen el espíritu".

Críticos al giro comercial que ha tomado el tango en los últimos años, este grupo de jóvenes, cuyas edades van de las 21 a 27 años, trabajan para recuperar la esencia de nuestra música. "El tango sea ha vuelto un género bastante poco sincero. Hoy se arman cuartetos, quintetos que es lo que vende, pero nosotros buscábamos poder tocar juntos en una formación grande sabiendo que esto es un espacio de arte para hacer música. No queremos que termine siendo un kiosco"

Actualmente la orquesta está constituida por cuatro bandoneones (Nicolás Malbos [21], Pablo Borgia [26], Josefina Maclean[23] y Esteban Rivera [23]), cinco violines (Emilio Bugallo [24], Mauricio Echeverría [22], Walter Ruiz [23], Fernanda Tomi [23], Miguel Spaciuk [27]), viola (Laura González Ríos [25]), cello (Laura Covicci[24]) y piano (Humberto Taglialegna [27]).

Hip hop de pueblo con sello patagónico

En las calles de la ciudad comienza a consolidarse un nuevo movimiento cultural formado mayoritariamente por jóvenes que eligen el arte para expresarse, enfrentando un imaginario colectivo que los vincula con la vagancia o el desinterés. Se trata de un colectivo formado por raperos, b-boys (bailarines de break), graffiteros y seguidos muy de cerca por los skaters. Todos ellos parte del nuevo hip hop patagónico.

Aunque se trata de un movimiento de larga data a nivel mundial, con una historia que surge a fines de los 60 en los suburbios norteamericanos, en Roca son una expresión muy reciente y que poco a poco va ganado notoriedad.

Ranchin (Lucas Tartaglia), Javar (Javier Muñoz) y Juanro (Juan Parra) se juntaron hace ya casi dos años para darle forma a un nuevo proyecto musical bancado cien por ciento a pulmón: UnderMate. Ellos hacen rap patagónico o, como les gusta llamarlo, hip hop de pueblo.

Ubican sus influencias en el under yanki ("no lo que sale en MTV" aclaran) aportándole una fuerte impronta local, buscando a través de sus letras brindar una mirada de lo que les pasa y sienten como jóvenes, una mirada crítica pero no desanimada.

"Nuestra música es una forma de canalizar lo que pasa, el hecho de que las letras tengan un contenido crítico sobre la sociedad o un mensaje busca que la gente se siente dos minutos a pensar lo que decimos", asegura Juanro y agrega que no les interesa aportar más negatividad y en eso siempre intentan de ver el vaso medio lleno. "Pero también tratamos de buscar un equilibrio, no es que todas las letras son super políticas, nos gusta tocar diferentes temáticas siempre buscando que nos represente", aclara Ranchin.

Los UnderMate alternan su proyecto musical con el estudio y el trabajo. Ahora están afinando lo que va a ser su primer disco y tienen la idea de formar algo nuevo con otros hip hoperos patagónicos. Lo que se llama un "crew" y es nada más y nada menos que un colectivo de raperos.

Este trío atraviesa un muy bueno momento, está muy comprometido con lo que hace y prometen seguir creciendo de la mano de un movimiento cultural que va ganando las calles roquenses.

El metal se consolida en el under

Como una suerte de destino oscuro, el heavy metal ha sido confinado a sobrevivir en los suburbios de una cultura eternamente asociada a la violencia y el descontrol. Sin embargo se trata de uno de los estilos musicales más consolidados en General Roca, con muchos proyectos solidarios en su haber y que unifica a diferentes generaciones.

En Roca, los metaleros tienen una historia de años en la que resuenan los nombres de viejos y reconocidos músicos. Algunos de ellos ya no están, como Paul Flores, pero persisten en la memoria de quienes día a día trabajan para mantenerlos vivos en cada cosa que hacen.

Oscar Dabus es un de los referentes de la cultura metalera en la ciudad; nacido y criado en Roca, se forjó escuchando el heavy de la vieja escuela y siguiendo las lecturas de revistas como Pelo o Metal. Desde 1999 encabeza su propio proyecto, Acaros, con quienes ha recorrido varias ciudades del país y con quienes tendrá la gran oportunidad de telonear el show de la internacional Entombed que en noviembre se presentará en Buenos Aires.

Hace algunos años Oscar comenzó con la idea de organizar recitales, como una forma de que las bandas locales puedan mostrar lo que hacen y el género se siga proyectando. Con el apoyo de Internet, tecnología que considera "mágica", fue ampliando sus contactos hasta lograr traer a dos pesos pesados del metal nacional: Orcas y Logos.

Dabus reconoce que se trata de un estilo musical marginal y vinculado a lo violento pero desmitifica esa idea. "En algún momento el metal fue violento porque nació a raíz de una necesidad de expresarse contra una situación que se estaba dando en el mundo. Por lo general las letras son sociales, siempre reveladas contra un sistema y se expresa de una forma agresiva también en cuanto a lo musical. Quizás por la vestimenta, el pelo largo o las tachas que son un clásico a través de los años, nos vinculan con eso... pero no se trata de violencia literal y por ahí la gente eso no la entiende".

Afirma que todo lo que hace es por "sentimiento" porque con el heavy "es muy difícil que puedas ganar plata, por lo general perdés siempre trabajas en un circuito muy cerrado".

Batallando contra viento y marea, siempre moviéndose en el under, el género crece en la ciudad de la mano de metaleros dispuestos a mantener viva la esencia de rebeldía, pero también de hermandad, que los caracteriza. Tal es el caso de Dabus, referente indiscutido de aguante y compromiso.

BELÉN SPINETTA

belen@rionegro.com.ar