Integración es el verbo que mejor y más se conjuga en este tiempo de Roca. Todo tiende a que esta ciudad incluya a quienes ciudadanamente la viven. Esto no es una mera percepción. Es una evidencia que se palpa y registra, que se disfruta y alienta.
Y si esta ciudad en plena expansión está en el centro de una estrategia de crecimiento formidable es porque ve a su sector privado y gestión local gubernamental como los motores necesarios para ganar la confianza de los inversores y trabajadores. Competitividad, calidad de vida, eficiente y transparente gobernabilidad, gestión y capacidad bancaria colaboran en este sentido de un modo determinante.
Por ello, hoy Roca está buena.
Está mejor.
Exuberante.
Ambiciosa.
Sin nostalgias.
“Está explotando de expectativas y más expectativas”, como diría Carlos Islas, uno de los principales empresarios de la región.
O como agregaría a su turno otro empresario que no se queda atrás en trabajo y facturación, Enrique Cabarco, “la ciudad está consolidando un liderazgo a fuerza de trabajo ciudadano, emprendimientos privados e ideas y empuje del Estado local”.
“Ahora sentimos que todos tiramos para el mismo lado”, admitieron la mayoría de los vecinos que entrevistamos para este suplemento especial de aniversario, brindando un satisfactorio alivio social cuando ratifican que “los tiempos de rencillas y mezquindades” son cuestiones del pasado, “que atrasan, que finalmente hunden a todos”.
Oír estas reflexiones del hombre a pie suenan a una linda música que hace bien al oído y al alma: parecieran estar hablando de una armonía básica para convivir bien, sin miedos, sin amenazas, con alegría.
Referentes económicos, sociales y culturales ayudan a analizar esta tendencia. ¿Cómo es que se llegó a ella? Apuntan:
* Por una transformación espacial, donde las obras públicas concretadas rompieron las divisiones que aislaban a la población, sobre todo en los barrios,
* por una transformación de la organización del trabajo desde el municipio, que mejoró la productividad de sus empleados y funcionarios y
* una consolidación del liderazgo frutícola -donde la presencia de las principales firmas exportadoras abren el camino desde acá hacia el mundo- y una incursión creciente hacia la exploración y explotación del petróleo.
Por ello, Roca está buena.
Y está mucho mejor que hace un año atrás, que dos años atrás, que tres años atrás...
... Esto es imparable: lo argumentan y lo fundamentan todas las voces que escucharán Uds. a lo largo de todo este suplemento especial de aniversario.

IMPRESIONES

El centro de la ciudad explotó hacia los barrios.
Por una nueva circulación vehicular que creó decenas de nuevos focos comerciales fuera del circuito tradicional, que era excesivamente reducido.
Por puentes que vinculan unos barrios con otros y que favorecen el traslado al interior de la ciudad, tanto en micros como en bicicletas, principalmente.
¿El centro es del centro? “No, es de los barrios. Es allí donde pasamos buena parte del día trabajando; es allí donde salimos a pasear con nuestros hijos”, sintetizó con total claridad un entrevistado de barrio Campamento. “El centro nos da de vivir a todos; más vale que el centro comercial crezca”, acotó el vecino. (H. L)

LA VISION DEL INTENDENTE CARLOS SORIA

“A Roca no la detiene nadie”, dice el intendente Carlos Soria al pedírsele un balance de su gestión al frente de la comuna roquense durante cuatro años. ¿Fue mucho tiempo o poco para hacer cosas por la ciudad?. “Sólo miro para adelante y todo lo que queda por hacer me lleva a ser más optimista y a no aflojar. A no cansarme. A seguir generando más energía”.
Afirma que sus proyectos para el futuro, en caso que la ciudadanía local así lo convalide, pasarían, entre otros puntos, por:
* municipalizar de una vez por todas el aeropuerto local;
* crear una Secretaría del la Producción “para empezar a hacer con los productores y exportadores lo que el gobierno provincial no hace. ¿Por qué los roquenses tenemos que tener intermediarios para llegar y estar en el mundo? La burocracia entorpece, molesta y atrasa”;
* crear un campo municipal de feria y exposiciones monumental;
* cambiar la calle Tucumán, de arriba a abajo, arquitectónicamente y hacerla peatonal;
* erigir un centro cultural bien ambicioso,
* hacer del Canal Grande “nuestro Puerto Madero a escala local”, con muelles, comercios, restaurantes, calles y sendas y dos grandes plazas, y
* construir defensas en la costa del río Negro desde la isla 32 hasta Paso Córdoba, que son unos siete kilómetros en total. También habrá allí calles y sendas para hacer de ese lugar “un gran paseo con vista al agua y las bardas”.
Hay 36 proyectos más en carpeta, alienta. Mientras agradece la respuesta de los barrios que aseguran que “obras como un balneario municipal de categoría, una sala funeraria digna y los puentes, entre otras, mejoraron sus vidas”.

CARLOS ISLA, EMPRESARIO

Carlos Isla (47) es el dueño de uno los corralones de materiales para la construcción para importante del norte de la Patagonia.
Nacido y criado en Roca y con un pie en Neuquén a partir de su empresa regional, con 160 empleados a cargo, subraya que Roca “está comercialmente pujante”, refiriéndose a los más de 367 negocios que abrieron en estos últimos años (y que no han cerrado porque les va bien, que es lo más importante). “Incluso se dice que viene Lucaioli, Frávega... esto indica algo, ¿no?”. Ni que decir, acota, del centro comercial que comenzó a levantar el grupo Cencosud en la entrada de Roca, a la vera de la Ruta 22, con una inversión de 23 millones de pesos.
“La veo bien porque no tiene bolsones de pobreza, hay una relativa seguridad que permitir vivir con tranquilidad, los flujos de circulación desde fuera de la ciudad y al interior de ella funcionan perfectamente, la iluminación que no falta....”, acota con tranquilidad, en su oficina.
¿Qué le falta a la ciudad? Enumera, pensando bien...
* Forestarla. Debiera ser obligación de todo vecino plantar en su vereda, en su patio, en su parque. Y debiera ser sancionada su posterior tala.
* Solucionar los problemas de subsistencia, rentabilidad y productividad de los pequeños productores frutícolas, que son los que generan buena parte de la riqueza del Alto Valle. ¿Esto le corresponde al gobierno local?, le preguntamos. “Evidente que no. Pero ya que no se hace a otro nivel, bien que nosotros, desde acá, podemos hacer algo”, afirma con total asidero. Isla concluye: “lo mío parece un canto al optimismo. Pero soy sincero. Y honesto. Pero no sólo me pasa a mí. Hay como un exceso de expectativas a mi alrededor, me parece. Pareciera que Roca va a explotar o estallar, en un sentido positivo y que entusiasma, claro está”. ¿Y eso es bueno o malo? Responde con un gesto cómplice. (H. L)