General Roca, 24 de octubre de 1995, Ordenanza 2.124/95.
“Visto el expediente 1719-CD-94 y la necesidad de planificar, organizar y normalizar en lo referente al arbolado urbano público municipal; y considerando que el municipio debe garantizar en todas sus formas el derecho de los habitantes a disfrutar del medio adecuado para el desarrollo y vida de las personas, manteniendo y protegiendo el sistema ecológico, utilizando racionalmente los recursos naturales (Artículo 7º, inc. 11º de la Carta Orgánica Municipal); que el árbol es vida y el arbolado público urbano debe considerarse como un bien del dominio público municipal; que las características climáticas de la zona nos imponen como un deber general la forestación, parquización, conservación y mantenimiento del arbolado urbano, paseos, plazas, parques y jardines municipales; que las ordenanzas vigentes sobre el tema deben ser unificadas, a fin de que no queden relegadas en el tiempo y sean controladas en forma eficaz; que en sesión ordinaria del día 24-10-95, (sesión Nº 177), se trató el tema; por ello el Concejo Deliberante de la Ciudad de General Roca sanciona con fuerza de ordenanza:
Artículo 1º: apruébese el reglamento de Arbolado Urbano que se agrega como Anexos I, II y III de esta ordenanza. Artículo 2º: deróguese toda ordenanza y/o disposición referente al Arbolado Público Urbano, a partir de la vigencia de la presente. Artículo 3º: regístrese, comuníquese al Poder Ejecutivo Municipal, cumplido archívese”.
Así reza la introducción de la ordenanza que actualmente regula todo lo referente al arbolado urbano de nuestra ciudad. Creo que no amerita mayores comentarios. Si bien es bastante clara en líneas generales, no estaría de más una actualización técnica, muy especialmente a lo que a variedades permitidas se refiere, habida cuenta de que en ella se incluye al olmo y, como todos hemos aprendido, es un árbol  pionero por excelencia pero no indicado para las aceras, por su extraordinario vigor.
Lo que es evidente es que no se respeta en absoluto por parte del grueso de los vecinos, lo cual se puede deber a desconocimiento de esta norma legal. Lo lamentable, es que este año hemos asistido a mutilaciones efectuadas por el mismo municipio el que, por ordenanza, debe defenderlo.
Al respecto el Anexo II, capítulo III, De la Poda y Conducción, detalla la forma de realizarla, siendo su espíritu inequívoco: la defensa del árbol ante los conflictos que pueden generarse con los tendidos aéreos y subterráneos.

CONFLICTOS AEREOS

Desde siempre se ha argumentado que las ramas de los árboles interfieren con los tendidos de cables aéreos de los diversos servicios que, como una verdadera maraña, cubren la ciudad, especialmente la zona céntrica y en menor medida los barrios periféricos. Sea como fuera, hemos aprendido cómo resolver estos conflictos con podas de corrección oportunas que, por ser tales, evitarán las terribles mutilaciones que se observan a diario. Podas de corrección que deben ser continuadas con revisiones periódicas en el año, para prevenir crecimientos no deseados.
Hay especies y variedades que se podrían adaptar muy bien, algunas ya probadas y otras a ensayar (ver páginas siguientes).

CONFLICTOS SUBTERRANEOS

Contrariamente al caso anterior, aún no hemos encontrado una solución verdaderamente efectiva para los daños que suelen ocasionar las raíces de los árboles de la vereda. En este sentido, cabe hacer una reflexión lógica … cuanto mayor volumen de copa tiene un árbol, mayor será la extensión radical para sostenerlo y alimentarlo y, en el mismo razonamiento, cuanto más rápido crezca un árbol, mayor volumen de ramas y de raíces alcanzará.
En resumen, el árbol perfecto sería aquel que crezca rápido hasta cierta altura y luego se detenga, que dé flores perfumadas pero no frutos, que dé sombra pero no hojas en la vereda, que tenga hermosas flores pero que sus pétalos no ensucien, que crezca rápido pero que sus raíces no levanten la vereda. Pues bien, ese árbol perfecto no existe … pero sí numerosas opciones sumamente interesantes, elegibles de acuerdo al ancho de vereda y a la ubicación de los cables y -lo más interesante- una batería de opciones inexploradas aún (ver páginas siguientes de este suplemento).
El 29 de agosto fue el Día del Arbol ... sería lindo que nos acordáramos todo el año de los beneficios que nos brinda.