para encontrar el lugar donde ensayan sólo hay que dejarse llevar por los sonidos. Por ejemplo, el de ese clarinete que suena en soledad y retumba en el inmenso patio techado de la escuela 344. Afuera, el frío de un anochecer de agosto pega duro en el desolado descampado. Más allá, los dúplex poco iluminados de las 827 Viviendas tampoco invitan a caminar. Adentro, a la derecha, la encargada espera que la banda deje de tocar para cerrar la puerta principal y terminar el día. A la izquierda, las chicas y los chicos de la Orquesta Infanto Juvenil arremeten con El rock de Piedra Buena.
-Con garra, con fuerza, es un rock -pide el coordinador, Marcelo “Pichi” Alvarez.
Y le devuelven energía.
-Bien, bien. Ahora vamos otra vez con los últimos tres compases -dice Alvarez.
Y los últimos tres compases suenan bien. Hay sonrisas cuando terminan. Los padres también sonríen: sus caras asoman detrás del pequeño vidrio de la puerta del aula. El ensayo está a punto de concluir y el coordinador repasa con los músicos la rutina de trabajo de la semana. Fausto (10), el clarinetista, escucha con atención.
-Me gusta venir acá -le cuenta después a “Río Negro”.
-¿Por qué?
-Porque me gusta tocar. Es linda la música, es lindo hacer algo que te gusta...
-¿Cuál es tu canción favorita?
-La cucaracha.
Cerca de él, la profesora Constancia Moroni (26), guarda con cuidado su clarinete. Estudiante avanzada en el Instituto Universitario Patagónico de las Artes, está considerada como una de las promesas del valioso semillero del IUPA. Se podría pensar que hay un mundo de diferencias entre el Instituto y la 344. Pero ahí está ella, como otros profesores provenientes de la Ciudad de las Artes, para acortar las distancias y tender un puente entre ambos establecimientos educativos.
-Es una experiencia linda y gratificante, más allá de si los chicos van a elegir o no la música para su futuro. Está bueno el proyecto; los chicos son el proyecto -dice.

CONTENCION SOCIAL

Marcelo Alvarez (44), flautista y docente, es el coordinador y profesor de flauta de la Orquesta, que depende de la Municipalidad de General Roca en el marco del Programa Nacional de Orquestas Infanto Juveniles. Entre otros antecedentes, Alvarez fue coordinador de la Casa de la Cultura entre el 2002 y 2003 y director de la Orquesta Sinfónica de Neuquén en las temporadas 2004 y 2005.
-Los chicos se reúnen a hacer música, a tomar contacto con los instrumentos. La idea del Programa es desarrollar estas orquestas en escuelas situadas en barrios de las afueras de las ciudades, en contextos de alto riesgo social -afirma.
-¿Es el caso de las 827 Viviendas?
-En la práctica yo no veo alto riesgo. Veo que vienen chicos que viven en el barrio, hijos de obreros, albañiles, docentes... Y esos padres confían en que la participación de sus hijos en la orquesta es buena para los chicos. Yo creo que el desarrollo musical más la inserción en una experiencia grupal los prepara para lo que viene en sus vidas. Por otro lado, sí creo que es mucho mejor que los chicos vengan acá en vez de estar parados en una esquina...
 
La aventura comenzó a mediados del año anterior. Hoy son alrededor de 25 las chicas y los chicos que forman parte de la orquesta, que ya se presentó en tres ocasiones con un repertorio que no se encasilla en un solo género: abarca melodías de música clásica, canciones infantiles y música popular. El promedio de edad de los músicos es de 12 años, con integrantes de 7 a 15 años.
-¿Cómo fue el día del debut en la ex estación de tren? -pregunta “Río Negro”.
-Había mucha gente. Y estábamos un poco nerviosos. Por eso lo que hicimos fue olvidarnos de los nervios -recuerda Fausto. 
-Eso. Así nos tranquilizamos. Estuvo genial -aporta Carolina (10), flauta traversa.
-Yo sentí emoción y nervios. Pero pensé: “Yo puedo, yo puedo”. Y así me calmé -cuenta Agustín (12), clarinete.
-¿Y ustedes por qué vienen?
-... Porque es lindo lo que se siente -dice Carolina.
-¡Es recopado! -exclama Agustín.

 “A través de la música los chicos conviven con elementos que les van a servir en la vida. Despiertan su sensibilidad hacia el lenguaje musical, juegan, se divierten y también aprenden que la música no viene sola, que hay que esforzarse, estudiar y ser disciplinado para que el instrumento suene como uno quiere, que hay que seguir una línea para que el trabajo grupal salga bien”, apunta Marcelo Alvarez.
Los chicos aprenden a medida que tocan. “Al mes de formar parte de la orquesta ya tienen que tocar algo con algún otro integrante del grupo -señala el coordinador-. La idea es avanzar con lo que tenemos; se madura en el camino. Me impacta como de la nada, a partir de las ganas de tocar, se metieron con el instrumento y aprendieron” .
Los instrumentos se guardan en el aula de Plástica, la única que tiene sensor. En realidad no se guardan todos, porque los alumnos están autorizados a llevárselos a sus casas. “Por suerte, hay chicos que compraron los de cuerdas. Ese dato revela que esto no es un caprichito, que hay un compromiso, una apuesta. Hay que tener en cuenta que un violín cuesta 350 pesos”, explica Alvarez. Hay otros instrumentos que no están al alcance, como una flauta (800 pesos) o un clarinete (1.200 pesos).

Los chicos se despiden y atraviesan el patio. Detrás de ellos, un mural gigantesco y esta frase del escritor uruguayo Eduardo Galeano: “La cultura dominante, cultura del desvínculo, rompe la historia pasada como rompe la realidad presente y prohíbe armar el rompecabezas”.
Acompañadas por sus profesoras Constancia y Anabel, Damaris (9) y Aldana (13) esperan el taxi. No hay nadie en la calle. Ambas cargan el instrumento con el que ensayarán en casa. Un cello, Damaris. Una viola, Aldana. La encargada se apresta a cerrar las puertas y terminar el día.  No fue un día más, por lo menos para los músicos de la Orquesta Infanto Juvenil de General Roca. (J. A.)

Además del coordinador Marcelo Alvarez en flauta y de Constancia Moroni en clarinete,  el staff de profesores, todos ya recibidos o estudiantes avanzados del Instituto Universitario Patagónico de las Artes,  se completa con Gemma Scaglia en violín, Andrés Cortell en cello y Anabel Tascón en viola. “Es muy lindo ver el entusiasmo con que vienen los chicos”, dice Anabel.  El plan es incorporar a un profesor de contrabajo y a Norberto Lastra en Audio perceptiva.

VENEZUELA,
EL ESPEJO

“El país que mejor organizado  tiene el tema de las Orquestas Infanto Juveniles es Venezuela  -cuenta Alvarez-.  Funcionan allí unas 350. Empezaron hace 30 años y sin dudas es el país a mirar. Chile también tiene una buena estructura, con unas 200 orquestas. En la Argentina, en cambio, sólo hay 28. Por eso nuestra idea es visitar todas las escuelas que podamos para alentar la formación de nuevas orquestas. Y siempre remarco que cumplen una función de contención social, con actividad intelectual  grupal más juegos para abrirse a la capacitación artística”. 

EL 15, CON  LA CAMERATA

Se acerca un gran momento para los chicos: la Orquesta Infanto Juvenil de General Roca tocará antes de la presentación de la Camerata Bariloche como parte de los festejos por el aniversario de la ciudad. La cita es el 15 de setiembre en la Capilla del Colegio María Auxiliadora (Sarmiento y Mitre) a partir de las 21:30 hs.