Casi un siglo después de su creación, el edificio conocido como INTA Viejo, ubicado en J.J. Gómez, está recuperando su aspecto original.
El Padre Stefenelli terminó de construir el edificio en 1908 con el fin de albergar la escuela agropecuaria para niños y jóvenes. Pero sólo funcionó hasta 1912 cuando por decreto nacional del entonces presidente Sáenz Peña se lo expropian para ser destinado a una estación experimental. Años más tarde, con la creación del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria se convertiría en una de las primeras estaciones de este tipo en el país.
Las décadas transcurrieron y el INTA se mudó a las actuales instalaciones. Allí se instaló la actual biblioteca que guarda en una vitrina libros, documentación y memorias desde el año 1920.
El edificio original pasó a ser propiedad de otros entes y hace pocos años, cuando el Dr. Carlos Magdalena asumió la dirección de la Estación Experimental INTA Alto Valle, con la colaboración y entusiasmo del Padre Jaime Belli y el representante regional del INTA Alberto Diomedi gestionaron ante las autoridades nacionales del INTA, su refacción.
Hoy, el edificio exhibe una fachada fiel a la original, tal cual lo atestiguan fotografías de aquella época. El objetivo es convertirlo en parte del circuito turístico de la zona y destinarlo a un centro de capacitación, museo y actividades culturales.
LA BIBLIOTECA DEL INTA
Raquel es la bibliotecaria y, desde que ella está, cuida celosamente todo el material de la biblioteca, pero sobre todo el que está dentro de la vitrina.
Con la guía del director de la Experimental, el Dr. Carlos Magdalena se pudo acceder a los viejos boletines que imprimía y distribuía la Argentine Fruits Distribuitions a los productores y que se llamó “Sugestiones Oportunas”.
De estas publicaciones, la más antigua a la que pudimos acceder data del año 1931 y en casi todos sus números sugiere a los productores prácticas que hoy, después de décadas, vuelven a utilizarse y que son propias de la agricultura orgánica.
Más tarde, seguramente cuando los capitales ingleses se van de la región, esta publicación es continuada por el INTA, previo pedido de autorización a la compañía inglesa.
Los boletines cambiaron de nombre, por momentos dejaron de publicarse y en la actualidad, con excelente diseño y edición del INTA volvieron a estar al alcance de los productores con el nombre de “Consejos Oportunos”.
Pero volviendo a la vitrina, otro de los tesoros que exhibe con orgullo la gente del INTA es uno de los dos tomos que se publicó en el año 1881 con el trabajo de los científicos que acompañaron a la campaña al desierto, “Expedición al Río Negro. Informe Oficial de la Comisión Científica agregada al Estado Mayor General”, realizada en los meses de abril, mayo y junio de 1879, bajo las órdenes del General Julio A. Roca. Allí quedaron registradas todas las especies de flora y fauna que habitaba la región en esa época. Además de un exhaustivo análisis de la biología y la geología de la zona, el tomo cuenta con 16 láminas de ilustraciones de diferentes especies de insectos y plantas, de gran valor para los investigadores en la actualidad para saber, por ejemplo, qué especies de insectos estaban adaptadas a la región y ya no están, y pueden ser reintroducidos para combatir plagas.
El inventario de la biblioteca no se acaba. La vitrina exhibe una cantidad de tomos de las memorias de la estación experimental desde el año 1920, con fotografías y estadísticas. Están los censos frutícolas desde el año 1935, todos los boletines e informaciones publicados entre otras publicaciones de diferentes partes del mundo en diferentes idiomas que compartieron los investigadores de la experimental con pares de otras latitudes.
LOS NIETOS Y BISNIETOS
DE PIONEROS
Muy cercano al INTA está el grupo de Nietos y Bisnietos de Pioneros. Ellos acompañan siempre las exposiciones con toda la maquinaria antigua restaurada a nueva.
Así fue como presentaron en el INTA Expone 20 tractores en perfecto funcionamiento encabezando la muestra con el Fordson de 1920.
En cada una de estas muestras, el grupo moviliza a muchísimos productores y descendientes de pioneros con el objetivo de rescatar el espíritu de sus antepasados que hicieron de este valle una tierra en producción.
El grupo no sólo restaura maquinaria, chatas, jardineras, sulkys, también restaura todo lo concerniente a la vida de los pioneros. El presidente, Enrique Cerutti atesora una gran cantidad de álbumes de fotografías familiares y otros documentos de época que le acercan particulares y va recopilando en un archivo de gran valor histórico.
EL PRIMER TOMERO DEL VALLE
Pero esta afición del presidente del grupo no llega sola. Enrique Cerutti es nieto del primer tomero del valle.
Su hermano Mario, parte del grupo también continúa la herencia junto a su hija Lucía haciendo que cuatro generaciones de la familia sigan trabajando por el riego del valle.
Y todo comienza a principios del siglo pasado cuando el abuelo Esteban Cerutti recorría junto al Padre Stefenelli la región, arreglando canales, dando riego a las chacras y planificando el futuro, en una jardinera que en la actualidad el grupo conserva restaurada en perfectas condiciones.
IMAGENES Y DOCUMENTOS DE DAVID BICHARA
Víctor Bichara es de perfil bajo, prefiere no ser fotografiado, pero tiene una enorme generosidad con la historia y su difusión. Atesora en su casa, y en baúles que aún conserva en el campo, en la línea Sur, información en imágenes y documentos de toda la actividad de su padre.
Tal como relata la historiadora Esther Maida en su libro “Inmigrantes en el Alto Valle del Río Negro”, David Bichara compra un almacén en Comallo y se dedica al transporte. Fue el primero en instalar un servicio de automóviles para pasajeros y correo que unía Roca con Esquel. La empresa se llamó “La Rápida” y comenzó a funcionar en 1919 con cuatro Mercedes Benz.
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