Las bardas muestran las diferentes capas de las eras geológicas y en ellas los paleontólogos encuentran información de gran valor para el presente y el futuro de la evolución geológica de nuestro planeta. Roca, como todo el Alto Valle, se desarrolló con esa vista privilegiada de la historia de millones de años de la Tierra.
En una medida más cercana, la ciudad de Roca cuenta con archivos históricos de un valor incalculable. Y un buen trabajo de clasificación y entrecruzamiento de datos ayudaría a la toma de conciencia del presente y la planificación del futuro.
El objetivo de esta nota es celebrar los 128 años de la ciudad abriendo valiosos archivos de historia guardados por familiares e instituciones. Celebrar, a través de documentos e imágenes, la vida, la producción y el futuro.
Por suerte son muchos quienes historiaron la región. La Universidad del Comahue tiene su facultad de Historia y muy buenos investigadores. Historiadores independientes sumaron sus valiosos aportes y desde el Municipio también se está haciendo un muy buen trabajo de rescate. Todos se encuentran hoy ante el desafío de lograr un archivo de acceso público donde se rescaten los originales en forma digital y se preserven los documentos.
Pero hay otros desafíos: que todos los actores que resguardan el pasado logren conformar un equipo interdisciplinario para clasificar los materiales y entretejer la historia que fortalece la identidad de la región. Quedan muchos otros archivos que guardan valiosa información del pasado. El archivo de este diario es un muy buen ejemplo por su ordenada clasificación y registro hasta la actualidad. Otro ejemplo es lo que se logró con los documentos del Museo San Miguel.
El Museo del Colegio San Miguel fue un proyecto del Padre Salesiano Jaime Belli que después de su muerte, en diciembre del año pasado, continuaron los museólogos Carlos E. Curzel y Andrés Ganem. Según contaba el padre Belli todo comenzó cuando se encontró con el baúl que guardaba las pertenencias del Padre Alejandro Stefenelli, pionero en el trazado del sistema de riego y creador de la primera escuela agrícola de la zona, que funcionó primero en el Colegio San Miguel y luego de la gran inundación en lo que ahora es el “INTA Viejo”
Con toda esa información el padre Belli escribió el libro “El Padre A. Stefenelli y la agricultura y el riego en el Alto Valle de Río Negro”. Dentro de ese baúl encontró negativos en vidrio y una gran cantidad de copias de fotografías, libros, objetos litúrgicos y documentos . Gracias a un programa del CFI,  gran parte de ese material se terminó de digitalizar recientemente.