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Sábado 01 de Septiembre de 2007
 
 
 
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  HISTORIA DE VIDA | ELVIRA FASEEVA
  La violinista que llegó de Georgia
Lleva 10 años en la ciudad. Es docente del IUPA, donde estudian sus hijos.
 Le gustaría que los vecinos ayudaran a mantener limpia la ciudad.
 
 

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Hace 10 años, cuando llegó al corazón del Alto Valle y quería presentarse, extendía la mano derecha y soltaba un saludo breve.
-Hola, soy Elvira, vengo de Georgia.
Diez años después, algo cambió.
-Hola, soy Elvira, de Roca -aclara ahora cuando quiere contar de dónde viene .
Y no es que lo haga para quedar bien, porque no vas a escucharla decir algo para quedar bien. Ocurre que al principio Roca era para ella una lejana ciudad donde la habían contratado para tocar el violín y enseñar a los alumnos los secretos de ese instrumento que conoce como pocos. Y ahora, a los 41 años, es su lugar en el mundo.
El capítulo argentino de su historia comenzó en 1995, cuando llegó a la ciudad de Mendoza con su marido, Vitali Bujiashvili y sus pequeños hijos, Nina y Román, todos nacidos en Georgia. El matrimonio de talentosos violinistas fue invitado a dar conciertos y clases en la capital de la provincia cuyana. Allí se enteraron de que muchos kilómetros al sur, en un país que les resultaba curioso con sus largas distancias y paisajes desolados, había nacido el Instituto Universitario Patagónico de las Artes. Y que el plan era formar una Orquesta de Cámara en aquel lugar que se les antojaba remoto.
-Faltaban cuerdas . Y no tenían profesor de violín. Eso nos dijeron -recuerda Elvira. Acaba de terminar de ensayar.
-¿Les gustó la idea de venir?
-Parecía... lejos. Y hubo quien nos dijo que no era una buena idea ir a un lugar con tan poca vida cultural. Qué ironía: resultó justamente al revés.
Aún no lo sabían aquel día de 1997 en que Vitali y Elvira decidieron que ella viajara a Roca para reconocer el terreno. Subió a un ómnibus en la terminal de Mendoza y bajó en la de Roca unas 9 horas y más de 800 km después, cansada y con muchas dudas. Un taxi la condujo hasta la Ciudad de las Artes.En la entrada se cruzó con un profesor búlgaro que la saludó con una palabra que ella conocía bien.
-Privet.
Quiere decir hola en su lengua. Y la relajó. “A veces una sola palabra puede tener un gran efecto. Privet me tranquilizó, qué se yo...”, cuenta.
“Qué se yo” es una de las pocas expresiones locales que se le pegó. En cuanto a otras tradiciones, intentó con el mate y no pudo, el asadito le encanta y desde algunos años atrás festeja el 25 de Mayo, el 9 de Julio y otras dos fechas que no existen en el calendario de Georgia: el Día del Padre y el del Amigo.
-¿Y qué pasó en Roca después de aquel privet?
-Formamos el conjunto de cámara y empezamos a viajar por la Patagonia, a conocer ciudades, la Cordillera, ríos, lagos, el valle, la costa, el mar. En Georgia también podés encontrar todo eso, pero en mucho menos territorio. Acá nos sorprendimos por las distancias. Y también por la vida cultural de Roca. Estamos agradecidos: trabajamos en un lugar dedicado al arte, que crece, que funciona. Por ejemplo, ya tenemos los primeros egresados que estudiaron violín durante 10 años y ya trabajan en orquestas o dan clases. Y otros alumnos avanzados integran la Camerata de Cuerdas de la Fundación Cultural Patagonia.
-¿Y cómo cambió la ciudad en todo este tiempo?
-Creció mucho, mejoró mucho. Nosotros vivimos en un dúplex de la villa del IUPA y vimos cómo crecieron los árboles y cómo se multiplicaron las casas; se armó un lindo barrio. En general veo que en Roca hay mucha construcción. Sería bueno que la gente acompañara modernizando lo que esté a su alcance: los comercios, los frentes de sus casas. Y sin tirar basura a la calle. Sería una buena señal de que se respeta a los otros. Y a la ciudad.
A veces, Elvira sueña con Georgia. Dormida... o despierta: “Veo mi casa, las calles, los lugares donde estudié, donde crecí. Yo nací en Rusia, pero viví en Tbilisi, la capital de Georgia, desde los cinco años. Por eso me considero georgiana. Algún día vamos a volver, pero no por ahora. Queremos que nuestros hijos terminan de estudiar en el IUPA: Nina estudia violín y Román guitarra. A él le encanta el fútbol. Es lindo verlos crecer acá.
-¿Y ustedes son sus profesores?
-Mi marido sí, de Nina. Yo no pude, se me complicaba...
Elvira Faseeva sonríe. Debe volver a ensayar. Es tiempo para la última pregunta.
-¿Por qué ahora te presentás como Elvira de Roca?
-Porque ya no me siento una extranjera, qué se yo... (J. A)

   
   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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