| | Tan convencidas están las actuales autoridades municipales sobre el potencial que tiene la actividad frutícola de Roca que hasta adjudicaron a la ciudad el sello de “Capital de la Producción”.
La leyenda estampada en dos carteles emplazados cerca de los accesos por la ruta 22 resume distintos argumentos, pero uno de los más importantes tiene que ver con la radicación sobre el suelo roquense de las principales empresas que motorizan en negocio frutícola del norte de la Patagonia.
Ahora bien, impuesta la “chapa”, ¿coinciden con el análisis oficial los responsables de esas firmas exportadoras, empacadoras y productoras de peras y manzanas afincadas en Roca?
Roberto Garrido opina que “es una buena estrategia política, pero a la hora de ‘contar los garbanzos’ no hay una incidencia trascendental”.
“Antiguamente las empresas más grandes estaban en Cipolletti. Hoy la mayoría está en Roca, pero la cuestión económica se distribuye en todo el Valle y nosotros vemos a la región como una gran ciudad lineal. Hay unas 200 personas con ocupación plena y remuneraciones comparativamente importantes, un alto nivel de capacitación y eso a la comunidad le deja algo, pero de todas maneras no es gran cosa y no creo que Roca pueda basar su desarrollo en esto”, sostiene uno de los fundadores de Productores Argentinos Integrados (PAI).
Hugo Sánchez, directivo de Patagonian Fruits Trade, aporta su opinión desde otro punto de vista.
Está convencido de que existe una explicación concreta para entender por qué las firmas que concentran el 50% de las exportaciones del Valle -Expofrut, Patagonian y PAI- están en Roca y no en otra ciudad de la zona.
“Es la clase dirigente. Hablo de los ejecutivos que lograron cosas importantes para el sector. Y tiene que ver con lo que siempre fue Roca en cuanto a educación, colegios, relaciones sociales. El contacto de mucha gente con el exterior ha generado la posibilidad de que personas con más visión hayan hecho formar esta clase dirigente, que siempre ha dominado la escena”, afirma.
Sánchez observa un alto nivel cultural que se mantiene desde hace décadas en la ciudad y ubica al presente de la actividad empresaria frutícola como una expresión más de ese desarrollo.
Más allá del importante aporte para la plaza financiera y bancaria local y el impulso que dan sus instalaciones a la vera de la ruta para hacer atractivo el ingreso a la ciudad, los empresarios consideran que Roca podría aprovechar mejor al negocio frutícola como elemento motorizador de economías alternativas.
Garrido y Sánchez coinciden al afirmar que el principal déficit en la geografía urbana son los hoteles.
“Nosotros tenemos clientes que ya no vienen a Roca: se quedan en Buenos Aires y nosotros tenemos que viajar para allá. Eso hace años atrás no se daba. Adolecemos de servicios para la gente que llega a hacer negocios, que son muchos, porque nosotros somos visitados permanentemente por clientes”, describe el directivo de PAI.
Considerando “asumido” el problema de no tener aeropuerto, Sánchez agrega que “la ciudad siempre ha carecido de infraestructura para que las empresas de primera línea y en ese ámbito la falta de hoteles es el principal punto a resolver”.
En este sentido, ambos ejecutivos destacaron la intención del gobierno local por superar estos escollos.
Y en una época donde la ciudad respira un aire renovado, es inevitable preguntarse si hay que seguir apostando a la fruticultura como eje de la actividad económica o es hora de buscar una diversificación.
“Si hacemos una relación con Neuquén nos vamos a dar cuenta cuáles son los principales polos de desarrollo. No obstante, Roca es lo que es, tiene lo que tiene y no lo debe descuidar. La fruticultura es hoy dentro de la sociedad de Roca un núcleo importante. La actividad genera en todo el Valle más de 45.000 puestos de trabajo, un dato que no se puede obviar”, sintetiza Garrido. |
