Con una concepción responsable, en su mejor sentido ecológico, de la producción agraria Marcelo y Verónica crearon "Los García", un emprendimiento de frutas finas y dulces que ya se ha hecho reconocido por su calidad.
La plantación, dulcera y casa de té que hoy es muy conocida por los habitantes de la ciudad comenzó a gestarse en el famoso 2001. "Hace 14 años comenzamos a producir tomate en invernaderos -cuenta Marcelo-, hicimos una trayectoria hasta que el mercado no nos permitió seguir haciendo ese cultivo por razones económicas. Paralelamente habíamos empezado a poner la frutilla y por un tiempo trabajamos las dos cosas hasta que nos volcamos a la frutilla y fuimos incorporando frambuesa".
Luego, como actividad complementaria, llegaron los dulces. "La idea era darle un valor agregado al producto -agrega Verónica quien se encarga de la cocción-, y aprovechar la fruta que no estábamos usando porque no teníamos tantos clientes. Ahora tenemos más clientes para fresco pero como la marca ya se afirmó seguimos con los dulces".
"Nunca masificamos el dulce, no lo quisimos ingresar en los supermercados sino que lo vendemos en lugares chiquitos donde explican dónde se hace o cómo se elabora. Porque cuando uno lo pone en un supermercado pasa a ser un producto masivo y pierde la esencia", agrega Marcelo.
Pero para diferenciarse aún más, viendo un nicho aún no explotado por sus colegas, decidieron hacer dulce a granel para hoteles, heladerías o repostería. "Hay competidores en la zona pero todos han elegido la venta en frasco. Quisimos diferenciarnos y logramos una muy buena calidad de dulce porque trabajamos con materia prima que conocemos", dice Marcelo.
"Elaboramos en pequeñas cantidades por tanda y entonces el final es distinto con muy buen color y sabor. Hacemos de frutilla, cereza, corinto y mora, pero no hacemos mezclas de frutas aún", acota Verónica.
En un sector de tierra improductivo, pensando en turistas, escuelas y vecinos, levantaron la Casita de Té con sala de elaboración, sala de procesado de frutas y confitería. "Esa es una herramienta que tenemos para trabajar y tener continuidad durante el año, si bien ahora el congelado también que nos estira la temporada".
Hoy tienen Buenas Prácticas de Manufactura y Buenas Prácticas Agrícolas. "Nuestro rumbo es trabajar hacia la calidad de los alimentos, certificar con el plan del centro Pyme de calidad e inocuidad alimentaria. Estamos convencidos de que la gente se lo merece. Tenemos todos los registros para que el cliente sepa cuál es el manejo de la fruta, respetamos los días de carencia si hay que curar, hacemos las curas con productos orgánicos. El consumidor no pregunta, a veces cosecha una fruta y se la lleva a la boca sin lavarla. Nosotros le damos una garantía de que lo que va a comer no va a tener ningún problema".
Recorriendo su producción, Marcelo y Verónica recalcan la importancia que dan al cuidado del medio ambiente que entienden como "un cuidado a nosotros mismos". Tal vez por eso, la tierra responde y ofrece alrededor de su casita de té un espacio mágico de paz y tranquilidad tan cerca de la ciudad.