Fue intendente entre 1995 y el 2001 y luego senador nacional hasta el 2007. Quince meses atrás fue electo jefe comunal por tercera vez. Pero aquel pueblo de 26.000 personas ya era una ciudad de 47.000 habitantes. "Es un enorme desafío", dice.

-Y un cambio sin escalas...

-Es que Plottier atraviesa un explosivo crecimiento que se inició algunos años atrás. Y no mermó: sigue radicándose gente de diversas ciudades y pueblos de Neuquén y del país que buscan vivir en las diferentes opciones de loteos abiertos y privados.

-¿Ese crecimiento explosivo fue acompañado por la infraestructura adecuada?

-Buscamos acompañarlo de manera equilibrada sin que colapsen los servicios. Llevamos 15 meses en el gobierno. Los primeros fueron utilizados para elaborar un diagnóstico. Luego empezamos con las obras.

-¿Por ejemplo?

-Por ejemplo la pavimentación de más 100 cuadras durante este año, hoy en ejecución. O la seguridad vial, ya que también tenemos muchos más autos, con más de 10.000 patentamientos y problemas de estacionamiento en el centro y circulación. Instalamos semáforos en Pobladores y San Martín, Belgrano y Las Lajas y Zabaleta y Santa Cruz. E instalaremos otros en Santa Cruz y Batilana y Belgrano y Aluminé.

-¿Qué pasa con las cloacas?

-Elevamos un pedido para hacerlas con los fondos de recuperación petrolera en siete barrios que quedaron afuera de la red troncal: Los Troncos, CGT, CGT 1, CGT 2, Cooperativa, Alas y El Bosque. Por otro lado hacemos hincapié en la generación de espacios verdes, con la creación de una pista de salud, tres nuevas plazas barriales y forestación. Entre otras cosas trascendentes, el 10 de diciembre inauguramos la Sala de Artes en el viejo galpón del ferrocarril, que fue reciclado. Tiene capacidad para 600 espectadores e infraestructura adecuada para diferentes espectáculos. El predio de la expo quedó muy bonito, con espacios importantes para actividades deportivas.

-¿Plottier tiene un plan estratégico? ¿O fue superada por la invasión?

-En mi primera gestión trazamos un plan estratégico, del que se cumplieron algunas metas. Es que la explosión inmobiliaria provocó que algunas pautas sufrieran cambios. Aunque los objetivos y los parámetros se respetan, la realidad siempre supera lo que uno planifica en el papel. Ya estamos hablando de la segunda ciudad de Neuquén, con 48 mil habitantes. Se calcula que por cada medidor de luz hay 3,8 ocupantes en la vivienda. Y tenemos 14.000 medidores...

-¿El servicio de electricidad pasará al EPEN? Hay muchas quejas por la prestación actual...

-Estamos conversando. Aún no hay una definición y se analizan distintas propuestas. En mi opinión, si se aggiorna y mejora la eficiencia, la actual cooperativa podría seguir a cargo del servicio. Pero si la situación se vuelve insostenible, hay que garantizar el servicio y buscar alternativas. CALF es una de ellas. En cualquier caso, es prioritario conservar los puestos de trabajo.

-¿Y el agua? ¿Pasará al EPAS?

-Esto está mucho más avanzado. El EPAS tiene interés y estamos buscando la forma de preservar la cooperativa y de que absorba la actual planta de empleados. También tiene estructura y recursos humanos como para ocuparse de las cloacas. Creo que habrá una respuesta en breve. El tema de la electricidad es más complejo. Estoy a favor de las cooperativas, siempre que funcionen.

-Hay vecinos preocupados por la expansión de los loteos sobre tierras productivas. ¿Cuál es su posición?

-A diferencia de otras ciudades, Plottier tiene una clara cuenca de expansión. Es hacia el oeste, la zona de China Muerta y Colonia San Francisco. Le hablo de unas 5.000 hectáreas. Hoy, nuestro ejido tiene 13.000. Limitados por las bardas, el río y Neuquén, sólo es posible expandirnos hacia allá.

-Pero el lamento es por la pérdida de tierras productivas...

-Por ahí se hizo algún loteo en una zona productiva, pero yo siempre mando a Obras Públicas antes. Y le aseguro que se trata de chacras improductivas y abandonas.

-¿Por qué llegan a esa situación?

-Por razones que exceden el marco local. Por momentos económicos nacionales y provinciales. Por problemas en la comercialización de la fruta, porque hay productores que no cambiaron sus plantas y ahora sólo les compran la fruta para la industria, porque hay herederos que no continúan con la tradición. Los factores son múltiples. Lo cierto es que el despoblamiento en la zona de las chacras era mucho menor hace unos años.

-En otras ciudades del Alto Valle eso no se da. ¿Tendrá que ver con la nueva identidad que va tomando Plottier?

-Es muy probable. Tenemos una historia de producción pero un innegable presente de ciudad residencial. Por ejemplo, muchos petroleros eligen Plottier para vivir. Pero acá hay sólo 4 o 5 pozos. Es decir: viven acá y trabajan en otro lado, algo que se da mucho. Plottier atrapa: ofrece verde, tranquilidad, accesos a las casas de estudio, aeropuerto, está pegada a Neuquén pero no forma parte de ella. Por eso viene gente de todos lados.

-Muchos vienen de Bolivia. Y n las chacras parece haber más bolivianos que argentinos como peones...

-Al principio vinieron para trabajar en los hornos, cuya actividad decreció. Pero ellos siguieron llegando y empezaron a trabajar con las hortalizas, las verduras, ligados a la producción y la venta. Hay unos 400 bolivianos aquí. Son buenos trabajadores. Y responden a una necesidad de mano de obra intensiva que otros no ofrecen. La comunidad chilena representa el 8% de la población. Pero ahora llegan muy pocos.

-¿Qué hay del perfil productivo? ¿Plottier apuesta a la fruta fina?

-Hay varios emprendimientos en Colonia San Francisco. Es una zona ideal por la temperatura. Se apoyaron varias iniciativas de fruta fina que generan demanda de mano de obra en determinadas épocas del año y suple la falta de trabajo en otros ámbitos. Acompañamos a los productores, pero no tenemos capacidad de financiamiento, que depende de otras instancias.

-Por último, ¿hay una mano negra detrás de las tomas?

-En este tema se mezclan varios factores. El más importante, la necesidad. Aquí hubo un crecimiento descomunal. Y no todos pueden adquirir un lote, que son muy caros, como los alquileres. Hay matrimonios jóvenes donde los dos trabajan y no les alcanza. Por supuesto que yo no comparto las tomas. Y quiero entender que son por necesidad. Siempre hay algún pícaro que cuando la situación se regulariza vende el terreno. Hicimos grandes loteos sociales que dieron respuesta a 1.200 familias. Pero la demanda es muy grande y nos quedamos sin capacidad financiera.