"Vengo a decirles que como el pueblo me lo ha pedido, he decidido que este sector será destinado a espacio verde de la ciudad". Así le informó a los vecinos a través de los medios de comunicación en rueda de prensa, en el mismo predio que hoy es el Parque Central, el ex gobernador Felipe Sapag, su decisión de dar marcha atrás con el proyecto de crear en el corazón del microcentro el Plan Área Centro (PAC), un desarrollo inmobiliario que había surgido de las entrañas mismas del gobierno, pero que generó tanta reacción que Sapag, en una hábil medida política, no hizo más que obedecer a lo que la gente mandaba.

"El freno a ese proyecto que hubiera significado el mayor contrasentido desde el punto urbanístico para la ciudad, fue el producto de una gesta popular. Cierto es que Sapag tomó la decisión, pero no menos cierto es que ya todas las voces se habían levantado en contra de hacer un bosque de cemento en plena ciudad. No tenía otra alternativa que frenarlo", dijo la arquitecta María Liliana Montes Le Fort, una de las personas que lideraron lo que a la distancia varios califican de "gesta popular".

Fue Montes Le Fort, quien hacía poco tiempo había retornado al país y a la provincia luego de su exilio en Europa y México, la que hizo las primeras convocatorias para impedir el proyecto -aunque algunos sostienen que ya se estaba ejecutando en rigor y señalan que en ese marco se construyeron la escuela y otras edificaciones sobre Láinez-, en la biblioteca Alberdi. Y en tren de reconocimientos, como lo dijo Montes Le Fort, hubo profesionales desde las mismas dependencias del Estado las que alertaron sobre la iniciativa del PAC.

Pero hubo gente de la cultura, de los colegios de ingenieros y arquitectos, organizaciones ambientalistas, diputados y concejales de la oposición y desde otros sectores de la sociedad, que se unió a la "movida" para frenar el emprendimiento inmobiliario.

El puntapié inicial lo dio la revista de Calf, que en julio de 1985 reveló el PAC con datos certeros y exhibiendo una plaqueta que mostraba las 1.000 casas, edificios de torres, playas de estacionamiento, escuelas, área comercial, hoteles, cine.

"Había funcionarios, entre ellos uno que le decían el ´Mago´, que impulsaban el proyecto. Pero una vez que la revista lo dio a conocer nosotros pudimos salir a denunciarlo y, claro, la gente reaccionó favorablemente", comentó Montes Le Fort.

Hubiera sido un gran negocio para unos pocos, pero se frustró. Varios fueron, según comentan, los que se quedaron "mordiendo el polvo de la derrota". Porque el PAC había sido guardado celosamente y tan aceitado estaba que, dicen, hasta habían recibido asesoramiento financiero para ejecutarlo desde Buenos Aires.

Uno de los argumentos empleados, en modo particular por Montes Le Fort, era la necesidad de preservar edificios de un incalculable valor histórico.

Empezando por la sala de máquinas y talleres, que hoy es el Museo Gregorio Álvarez, el tanque Monier que se levanta a su costado, los galpones de depósito del ferrocarril. También se esgrimió en la defensa la necesidad de conservar la vegetación del lugar, con ejemplares añejos.

"Una persona que nos ayudó fue Pascual Rodríguez, de Calf, para iniciar la denuncia. Pero fueron muchos, entre ellos profesionales de la arquitectura, los que trabajaron para impedir el PAC", recordó Montes Le Fort.

No fue fácil. Montes Le Fort recordó que cuando se acudió a la justicia no demoraron la amenaza de que, por estar frenando el PAC, podrían recibir una contradenuncia que podría significarles perder bienes personales. "Una vez que se conoció las gestiones que veníamos haciendo, me nombraron delegada de la Comisión Nacional de Museos, Monumento y Lugares Históricos y ese aval resultó ser un respaldo vital. Porque podía actuar en condición de esa representación", señaló.

Ha demandado varios años la consolidación del Parque como espacio verde y recién en los últimos se avanzó en el sector este respecto de la avenida Olascoaga. Pero todo indica que su preservación se afianza cada vez más. No han faltado otros debates, tal aquellos que se generaron cuando se abrieron los pasajes Héroes de Malvinas, inicialmente, en el sector este, y el Vecinos Neuquinos, en el sector oeste.

Ambos corredores, construidos con un absoluto respecto del entorno, han posibilitado una mayor fluidez del tránsito entre el Alto y el Bajo de la ciudad.

"Si hay una satisfacción es haber contribuido a salvaguardar ese espacio", indicó Montes Le Fort, chilena de nacimiento, pero aferrada a Neuquén desde que tenía 13 años.