Nelly Riba es descendiente de una de las familias chacareras pioneras más tradicionales del valle neuquino.

Su vida entera transcurre y transcurrió en la añeja chacra de la que sus abuelos se enamoraron, ubicada al fondo de la calle Bejarano en Colonia Valentina Sur Rural.

Durante cien años varias generaciones de su familia supieron cultivar, apreciar y conservar este suelo que, por su parte, le dio las herramientas para desarrollar su vida.

Nelly es maestra jubilada y vive con su marido Beto Caldelari en la casa originaria que construyeron sus abuelos al llegar a Neuquén.

Actualmente ambos resisten al avance inmobiliario en la zona chacarera y luchan por la defensa del medio ambiente y la preservación de los sectores productivos. Con lágrimas en los ojos, inducidas por la nostalgia y el orgullo que provoca mirar atrás en la historia y ver el gran camino recorrido por sus parientes, Nelly relató de una forma muy sentida las vivencias de su familia.

Sus abuelos paternos, Manuel Riba Ballesteros y Francisca Rebullida Alcaníz, nacieron en "La Ginebrosa", un pueblito de España ubicado en la zona de Aragón.

"Ellos llegaron a Argentina en 1910 con tres hijos y buscando trabajo y paz, como la mayoría de los inmigrantes en esa época", comentó Nelly.

Arribaron despojados de todo equipaje, ya que el barco en que viajaban sufrió un incendio parcial, por lo que perdieron los baúles en los que guardaban las pocas cosas que traían.

Con las manos vacías -en este caso no es una expresión metafórica-, tres hijos y sin dinero, el matrimonio Riba continuó intentando salir adelante en una patria que hasta ese momento sentían ajena, pero que en poco tiempo adoptarían como propia.

Su primer destino fue el Fuerte Sancti Spiritu, Santa Fe, en donde se asentaron gran parte de los inmigrantes españoles de la época. Allí cultivaron maíz en tierras prestadas, pero días antes de la cosecha y en menos de una hora, una plaga de langostas dejó el sueño dorado de los Riba nuevamente por el suelo.

Nelly recordó que "la abuela nos contaba lo que el abuelo dijo: ´Nos iremos al sur, allí el frío no permite que haya plagas ni pestes´.

Y se tomaron un tren con destino al final del riel, si el final hubiera sido más al sur, nuestra historia se habría escrito en otro lugar".

Sin embargo el destino, mostrando rasgos de sabiduría, depositó a los Riba en esta zona de Neuquén.

Puro esfuerzo

Al principio se hospedaron en un galpón de chapa frente a la histórica "Panadería del Sud", donde también se alojaron otras familias españolas.

A los pocos días, en ese ámbito de las más extremas carencias, nació su cuarto hijo, Eduardo Riba, el papá de Nelly.

Al poco tiempo Don Manuel consiguió trabajo de peón en las tierras de Eduardo Talero, "La Zagala", y se instaló con su familia en una casita ubicada a pocos metros de la Torre.

Más adelante, a medida que se afincaron en la zona, el matrimonio Riba logró comprar (a través del Banco Hipotecario Nacional) 98 hectáreas del terreno que era propiedad del escritor.

De este modo comenzaron las labores productivas de la familia. En la década del 20, a la espera de que los primeros manzanares plantados en la zona dieran sus frutos, en la chacra funcionó un tambo.

De esta forma, durante aproximadamente diez años, la actividad de los Riba era proveer de leche a la ciudades de Neuquén y Cutral Co.

Cuando los árboles de peras y manzanas comenzaron a ser los protagonistas de la producción chacarera, la vida de Manuel Riba empezó a declinar. Falleció en 1936.

Siempre ha sido recordado por su gran sociabilidad. De hecho su chacra Riba era un punto obligado de reuniones, donde concurrían autoridades, vecinos y amigos. "Con la chacra se le dio de comer a la ciudad durante mucho tiempo. El agro activa la economía de Neuquén. El cultivo es un recurso renovable que es necesario preservar. La tierra del Valle tiene una riqueza enorme", aseguró Nelly, con indisimulada pasión.

"El que nace en una chacra no se va nunca de ella. Para nosotros es toda nuestra vida. Es muy fuerte la parte emotiva que tenemos los chacareros, el sentimiento de arraigo es muy grande. Estamos felices y honrados de nuestras raíces", señaló Nelly.

Dijo sentir "un nudo" en la garganta.

No fue necesario preguntar por qué, se lo había provocado la emoción de revivir una historia que, sostuvo, "no pudo tener mejor escenario posible: el suelo neuquino".

Puente de los Manzanos

En el año 1930 el señor Manuel Riba mandó a construir un puente sobre el "arroyo Riba", como en los años 1920 al 1976 se denominaba (hoy arroyo Durán). El constructor de la obra, el español José Altuna, interpretó el sentir de estos inmigrantes que tomaron como propia esta patria, denominándolo "Paso de los Manzanos".

Desde su creación el puente fue el principal acceso al barrio Valentina Sur Rural, y teniendo en cuenta la actividad chacarera de la zona, desde entonces camiones de gran porte que trasladan la fruta lo utilizan, en época de cosecha, diariamente. Por esta causa el puente sufrió innumerables daños con el transcurrir del tiempo, encontrándose hoy prácticamente destrozado.

Además del riesgo que representa para quienes lo cruzan, por no haber sido reparado, no existe señalización adecuada como método preventivo.

Los vecinos están muy preocupados por esta situación y exigen al municipio que tome cartas en el asunto a brevedad.

La Comisión Vecinal del barrio, en especial la familia Riba, por encontrarle un agregado valor emotivo al puente, viene luchando desde 1988 para que éste sea declarado Patrimonio arquitectónico y urbanístico de Neuquén. Con esta iniciativa como excusa se pretende lograr que se lleven a cabo las reparaciones del emblemático puente. Hubo un proyecto presentado en el Concejo en mayo del año pasado, que plantea dicho reconocimiento social a la obra y reclama una pronta recuperación de la misma. El planteo fue impulsado por los vecinos de la Colonia Valentina y el bloque de concejales del MPN. Desde la ciudadanía se siguen esperando respuestas.

En el último tiempo, y tras doce años de lucha por parte de la Comisión Vecinal, comenzaron las primeras acciones para construir un puente alternativo al lado del antiguo. El original permanece sin ser asistido por mano de obra. Para los vecinos esa falta de decisiones de parte de las autoridades son un indicio del escaso valor que le otorga el Estado a la historia neuquina.

Frenar el avance inmobiliario sobre las tierras productivas

A raíz del gran crecimiento urbano, desde hace unos años los chacareros neuquinos vienen luchando por preservar el sector productivo de Colonia Valentina Sur Rural.

Las chacras, además de representar una parte importante de la economía, son consideradas por los vecinos como uno de los pocos pulmones verdes que quedan en Neuquén. El avance de los barrios sobre tierras rurales, opinan, atenta contra la integridad del sector históricamente más tradicional de la ciudad.

Los Riba, entre otros productores, intervienen desde la Caesyp (Consejo Asesor Económico, Social y de Planeamiento) en la defensa de la tierras productivas. Nelly señaló que desde el año pasado se vienen haciendo talleres que comprenden el tema. Sin embargo, afirmó que a pesar de conformar un órgano de asesoramiento municipal no les llevan el apunte. "La municipalidad es una gran inmobiliaria", denunció.

Su esposo Adalberto argumentó que el sector productivo viene impulsando desde hace mucho tiempo la urbanización de la meseta en vez de sacrificar las tierras productivas chacareras para edificar viviendas. Que además naturalmente no son aptas para la magnitud urbanística que se viene desplegando en ellas.

Comentaron que son muchos los productores que están en la misma situación.

 En Neuquén son 49 las chacras que están en los registros del Senasa. "Cuando al lado de una chacra te plantan un barrio: las luces que produce son ideales para la propagación de carpocapsa y otras pestes, los movimientos de tierra afectan la producción, y existen muchos inconvenientes más, por ejemplo, los relacionados con la contaminación", argumentaron.

"No queremos que Neuquén se convierta solamente en una ciudad de servicios, es necesario tener producción propia. No queremos que se cemente este pulmón verde que forjaron los pioneros, esto es parte de la historia neuquina y es primordial preservarla", concluyó Nelly.