Con sus ladrillos a la vista, el estilo clásico de construcción de las primeras décadas del siglo pasado; aberturas para puertas y ventanas alargadas; ambientes amplios y un gran patio, en Almirante Brown 47 se mantiene en pie la sede de La Fraternidad, el gremio de los trabajadores ferroviarios. Conforma uno de los edificios históricos de la ciudad.
Como en tantas otras manifestaciones también en el gremialismo el ferrocarril marcó caminos y en Neuquén, el sindicato de los trabajadores del riel fue sin duda, una "escuela de dirigentes y cuna de gremios".
"La idea siempre fue ayudar a otras organizaciones y se les brindaba todo apoyo posible. Desde orientar a los compañeros hasta cederles las instalaciones para que hicieran sus reuniones", recordó Aníbal Beltrame, uno de sus dirigentes en etapas en que la defensa de los derechos de los trabajadores se hacía con la misma pasión que se ponía en la tarea diaria.
A La Fraternidad pertenecían los maquinistas -el gran objetivo a lograr: conducir las locomotoras-, foguistas, ayudantes y aspirantes.
Aunque identificados con la misma actividad los ferroviarios formaron la Unión Ferroviaria, que agrupaba a cambistas, guardas, peones de galpones, mecánicos, electricistas, telegrafistas.
Uno de sus dirigentes fue Celestino Sagaseta, quien además se identificó por su pertenencia al Partido Justicialista.
La Fraternidad la Unión Ferroviaria compartían la sede y Sagaseta coincide con Beltrame en cuanto a que el gremio ferroviario fue formador de dirigentes en Neuquén.
"En nuestra sede se fundaron los gremios de los metalúrgicos, de la construcción, el ceramista y varios más. Siempre se trató de apoyar a trabajadores de otros sindicatos y algunos fueron impulsados a formarse con nuestro respaldo", recordó Sagaseta.
Dirigentes ferroviarios no sólo desplegaron su accionar en el ámbito gremial, sino que como en el caso de Sagaseta y Julio Cichero, fueron convencionalistas provinciales en el 57.
"Nuestra tarea era defender al trabajador en conflictos menores con la empresa. Porque en aquellos tiempos el personal mantenía una estricta disciplina en sus obligaciones y, en general, el trabajo se cumplía en un marco de armonía", señaló Beltrame.
Esa disciplina se expresaba en que, como en su caso, ingresó a la empresa -que hasta su nacionalización en la década del 40 perteneció a los ingleses- apenas cumplidos sus 18 años y se jubiló el mismo día en que cumplió los 55.
Así como Sagaseta, recordó el rol que tuvo el gremio ferroviario en la huelga de los obreros de la represa de El Chocón -"participamos como agrupación", señaló-. Hay anécdotas que lo ubican desarrollando un rol protagónico en esas jornadas que quedaron incorporadas a la historia del sindicalismo provincial; Beltrame señaló que la primera medida de fuerza que protagonizaron los ferroviarios fue la del 51, con 47 días de paro.
"Yo estaba en Zapala y tuve que regresar a Neuquén en camioneta. De castigo por apoyar esa huelga me destinaron a Saavedra, alejado de mi familia al punto que a mi hijo, que nació esos día, lo conocí un mes después", señaló Beltrame.
Al margen de la actividad estrictamente gremial el gremio ferroviario cumplió un rol social que abarcaba las actividades recreativas, involucrando a las familias. "Se hacían las fiestas del gremio en las que participábamos todas las familias", recordó Nieves Sagaseta, hermana de Celestino.
El esposo de Nieves, Alberto José López, era también ferroviario y se desempeñaba en los talleres, cuya parte central hoy es el museo Gregorio Álvarez.
La incorporación a la actividad ferroviaria estaba signada por lazos familiares. "No era casual, los ingleses le daban prioridad a los hijos de quienes ya trabajaban en la empresa y, por otro lado, era la pretensión de todos ser ferroviario, porque no había otras alternativas de trabajo", indicó Beltrame.
La Fraternidad y la Unión Ferroviaria mantienen sus actividades en Neuquén.
Con perón en puerta de hierro
Motor de la economía, el desarrollo social, cultural y comercial, el ferrocarril dejó su marca en la historia de la ciudad. Precisamente, Celestino Sagaseta trazó con cifras el protagonismo del tren en la actividad de la zona. "El movimiento de cargas era excepcional. En los años de mayor esplendor desde la zona llegaron a salir 400 vagones por día, con frutas que se traían de todas las localidades de la zona", comentó.
No menor era la actividad que generaba el petróleo y los productos de la minería. "Desde Challacó llegaron a salir tres trenes por día, con veinticuatro vagones cada uno. El petróleo era llevado a Puerto Galván, donde se lo procesaba", señaló.
Sagaseta, surgido del gremialismo, también desplegó actividad política en la filas del Partido Justicialista. En su condición de delegado de la Unión Ferroviaria, participó en congresos del gremio y en cuanto a la actividad política fue protagonista de un hecho histórico para el peronismo, aún cuando se vio signado por la tragedia: el viaje de retorno al país de Juan Domingo Perón, el 20 de junio de 1973, tras 18 años de exilio. Sagaseta fue uno de los invitados a viajar a España, juntos referentes partidarios de todo el país y de todas las actividades.
Entre otros integraron aquel contingente los pilotos de automovilismo Oscar Alfredo Gálvez y el "Cabezón" Froilán González, la actriz Marilina Ross, el cineasta y cantante Leonardo Favio. Contó Sagaseta que llegados a Puerta de Hierro, la residencia de Perón en Madrid, se fueron presentando al anfitrión: "Cada uno dando su nombre y su actividad: un actor, un abogado, un doctor, un general, un coronel y así por el estilo. Cuando me tocó el turno me presenté en mi condición de delegado de los trabajadores ferroviarios de Neuquén", recordó. "¡Por fin un trabajador en el partido de los trabajadores!", le respondió Perón al momento de estrecharle la mano.
LAS EXPECTATIVAS DE LA REACTIVACIóN
En la actualidad el gremio ferroviario tiene un centenar de afiliados que, con centro en Neuquén, abarca desde la zona de Bahía Blanca. El secretario general de La Fraternidad es Hugo Tamborindegui, hijo de ferroviarios. Comentó que el desafío como entidad gremial es procurar la reactivación de servicios.
"La implementación del servicio interurbano en la zona del Alto Valle y Neuquén depende de una decisión política. Nosotros mantenemos nuestras esperanzas de que finalmente se superen las trabas y el tren vuelva a ser una alternativa de transporte de pasajeros", señaló el dirigente.
Tamborindegui se incorporó al ferrocarril, siguiendo la historia, por la prioridad que le daba ser hijo de ferroviario. Claro que no tuvo que esperar a tener los 18 años cumplidos. "Empecé a los 16, en el 86, haciendo tareas de mensajería. Después, cuando cumplí la edad fui asumiendo nuevas tareas hasta llegar a ser maquinista", comentó.
Conoce la vieja casona de la calle Brown, sede histórica de La Fraternidad, de toda la vida. Pero ahora la entidad ocupa oficinas en un edificio de Bahía Blanca al 200.
"La sede de Brown fue vendida en el 93. Es una propiedad de 20 metros de frente por 40 de fondo", señaló. El actual propietario se ha visto limitado en cuanto a disponer del bien, porque como ha sido declarado patrimonio histórico no puede afectar el predio a otro fin que implique su demolición.
En cuanto a la actividad gremial estricta Tamborindegui señaló que el proceso de la dictadura militar significó un paréntesis que recién se modificó en el 83, con la recuperación de la democracia.
"Nuestra tarea ha estado orientada a la capacitación de compañeros para que en el momento que se produzca una reactivación, ya sea con el tren zonal de pasajeros u otra alternativa, podamos cubrir esa demanda", señaló.
Igualmente, las gestiones del sindicato apuntan a conseguir incrementos en los haberes de jubilados.
"En las gestiones para el restablecimiento del servicio contamos con el apoyo de Antonio Luna, el subsecretario de Transporte en el área Ferrocarriles de la Nación, que surgió de La Fraternidad de Neuquén", dijo Tamborindegui.