No le faltó fuerza al argumento por el cual el intendente Amaranto Suárez, en 1935, decidió cambiarle el nombre a la calle que va desde San Martín hasta la ribera del Limay. Hasta ese momento y desde la fundación de la ciudad, la arteria de dos manos con el bulevar en el centro se llamaba, desde la barda al río, avenida Argentina.
Pero para homenajear al primer gobernador de la provincia, don Carlos Bouquet Roldán, en el centenario de su nacimiento, resolvió ponerle "Gobernador Coronel Manuel José Olascoaga".
No fue el único cambio de nombres de calles que dispuso. Al cumplirse ese año el cincuentenario de la sanción de la ley de educación común, que estableció la enseñanza laica, gratuita y obligatoria en el país, conmemoró a personajes que impulsaron esa norma. (Más adelante se detallarán las modificaciones).
Así como le cambió el nombre también, con demostración de fortaleza en sus decisiones, resolvió tirar abajo con un tractor la tranquera que había colocado la empresa del ferrocarril, limitando el paso de la gente en los sentidos norte-sur, por algunas horas durante el día.
Se habían hecho los reclamos, pero a los oídos sordos de los ferroviarios Suárez le replicó con bramido del tractor municipal.
Claro que antes de seguir con el cambio de nombre de las calles, bien merece señalarse el criterio que se siguió en la etapa fundacional para elegir sus denominaciones.
Paralelamente a la búsqueda del lugar de donde se tomará el agua del Limay para abastecer la demanda de la población, meses antes de la oficialización de traslado de la capital de Chos Malal a la Confluencia, el ingeniero Adolfo Pigretti encomendado por Bouquet Roldán hizo el trazado urbano de la ciudad.
Los historiadores señalan que siguió criterios que encerraban conceptos urbanísticos modernos, atendiendo a demandas de higiene entre otros puntos, probablemente, y se definió un plano de líneas geométricas y simétricas.
Consignan, en cuanto a esto último, la influencia que pudieron tener los masones, en tanto el gobernador como gobernantes nacionales lo eran y efectivamente quisieron expresarlo en el dibujo de las calles.
En esa época, añaden, los gobernantes sentían reticencia a depender de la iglesia romana y tal vez ello se traduce en que originalmente no se reservó espacio para levantar la iglesia de la ciudad.
En cambio, Bouquet Roldán sí tradujo, al elegir los nombres para las calles, su sentido del patriotismo, el federalismo y la consideración para los hombres que aportaron a la construcción del país.
Así fue como a la calle principal le puso Argentina y de ella nacen las otras también troncales, una hacia el este, Independencia. También le dio este nombre a una plaza que abarcaba predios de lo que hoy son Perticone y Lastra, desde la hoy Olascoaga.
La otra, hacia el oeste, San Martín, que recuerda al Padre de la Patria.
A las cuatro diagonales le pone nombres directamente emparentados con la Patria. Una es 25 de Mayo, otra 9 de Julio, otra Congreso que alude a la asamblea de esta fecha y a la restante 24 de Setiembre, fecha en la que se ganó la Batalla de Tucumán.
A las calles que nacían frente al chalé de la gobernación las llamó, a la del oeste Roca, en honor al presidente Julio Argentino Roca, y Vélez Sarsfield, en reconocimiento al redactor del Código Civil.
A la en ese momento única cuadra que corría desde Argentina hacia el oeste le puso 12 de Septiembre, por la fundación de la ciudad.
A las que nacían en Argentina hacia el río Neuquén las nominó como los doce departamentos de la provincia.
En honor a los presidentes Mitre y Sarmiento nombró las calles que corren paralelas a la vía, del lado sur.
Viejos y nuevos nombres
Collon Cura por Antártica Argentina; Aluminé por Sargento Cabral; Picún Leufú por Elordi; Las Lajas por Belgrano; Río Colorado por Carlos H. Rodríguez; Chos Malal por Juan B. Justo; Los Lagos por Islas Malvinas; Limay por Teniente Ibáñez; Confluencia por Talero; Añelo por Alderete; Vélez Sarsfield por Ministro González; Ñorquín por Alberdi.
San Juan por Irigoyen; Catamarca por Brown; bulevar Congreso por Alvear, bulevar 24 de Setiembre por España; Ingeniero White por Lastra; Golfo San Matías por Félix San Martín; Los Andes por Leguizamón; Formosa por Láinez; Chaco por Don Bosco.
Alderete, el primer maestro
Con cuánta autoridad Eduardo Thames Alderete, el primer maestro de la ciudad de Neuquén, escribió el libro "La escuela en el desierto. Apuntes de un maestro".
Fue maestro de la escuela infantil mixta, creada en 10 de febrero de 1904 por iniciativa del gobernador Carlos Bouquet Roldán y el inspector general de escuelas de los Territorios Nacionales, Raúl Basilio Díaz.
La primera escuela estuvo ubicada en un predio que pertenecía a la firma Linares y Cía., en un calle que nacía en las tranqueras de la estación del Ferrocarril del Sud (según el historiador Mario Raone).
Los alumnos de la escuela participaron de los actos de la inauguración de la nueva capital y entre los alumnos estaba Ismael Nordenstrom, quien tuvo a su cargo homenajear al enviado por el gobierno nacional, el ministro Joaquín V. González, para darle la bienvenida.
Pero esa humilde construcción tuvo que ser demolida porque -téngase en cuenta que se habla del mismo año en que es fundada la ciudad como capital provincial- el gobernador define la traza de la hoy avenida Olascoaga.
De ahí -se cita en "Recuerdos Territorianos", de Ángel Edelman- la escuela se trasladó a lo que hoy es la esquina de San Martín y Santiago del Estero, terrenos que pertenecían a Francisco Bueno. Finalmente, el 15 de mayo de 1912 fue trasladada a su edificio propio en el triángulo de avenida Argentina, bulevar Alvear y Carlos H. Rodríguez, ya como Escuela Mixta 2.
La ciudad recuerda a Alderete destinándole su nombre a una de las arterias más céntricas.
El maestro era tucumano y ya se lo reconocía por haber sido el primer argentino que dio clases en la escuela de la Colonia Galesa, en el entonces Territorio del Chubut. Hasta 1899, cuando fue designado, los alumnos sólo hablaban inglés.
Alderete descendía de ingleses por la rama materna y hablaba inglés a la perfección. De esa escuela llegó a Neuquén. Los registros lo ubican en esta ciudad hasta 1905, cuando se traslada a Buenos Aires. Fue en la capital federal donde publicó el libro citado.
En 1914 Alderete dio a conocer otro libro, "Los expedicionarios del desierto, su alegato".
Fuente: "100 años/100 calles", de Elsa E. Bezerra.
Fuentes: "La fundación de Neuquén", de Juan Mario Raone; "Las calles de Neuquén", de Juan Isasi; "100 años/100 calles", de Elsa Esther Bezerra.