Y hablar de teatro neuquino es hablar de Alicia Fernández Rego. Directoria, actriz, maestra y dramaturga, fundó su vida en base al teatro. Le dedicó esfuerzo, ideas, horas de familia y amigos, su corazón y su talento y hoy merece ser nombrada con mayúsculas y con el título de "madre del teatro neuquino".
Nació en Roca, pasó su niñez y adolescencia en Buenos Aires, donde estudió arte dramático. Luego se radicó en Neuquén y en estas tierras patagónicas no paró de crear, recrear, formar y dejar huellas.
Fue la maestra de grandes como Alicia Villaverde, Darío Altomaro, Jorge Capellán y tantos otros.
Trabajó duro por la cultura neuquina y hoy aún lo sigue haciendo desde talleres o simplemente desde su experiencia cuando se hace voz.
Junto a Kune Grimberg, su esposo, armó y creó proyectos, salas y grupos teatrales en Neuquén, América, Europa y Asía. Nunca bajó los brazos y siempre estuvo cerquita del teatro. El año pasado en la Fiesta Nacional del Teatro recibió el premio a la trayectoria, un galardón que fue recibido con emoción y orgullo, pero también con la humildad que tienen los grandes personajes como la señora Fernández Rego, que sabe que los destellos del éxito y los galardones no son nada comparados con el reconocimiento de sus pares y de sus alumnos.