El fenómeno de vivir en barrios privados o clubes de campo parece no tener freno en la ciudad y estar más en boga que nunca. Es que a los dos clubes de campo que tradicionalmente existieron en Neuquén se han sumado muchos más en los últimos años y de momento ya son treinta los barrios privados que funcionan en la localidad.
El vertiginoso crecimiento de los edificios, el caótico tránsito del microcentro, la falta de espacios verdes aptos para el disfrute en familia y la sensación de vivir en constante inseguridad son los principales motores impulsores de un fenómeno que tuvo sus orígenes a fines de la década de 1990.
No obstante de momento la vida en estos barrios cerrados, privados o clubes de campo, según sus denominaciones encuentra muchos más sustentos que en sus orígenes y es por ello que la mayoría de estos complejos se emplaza sobre la costa del río Limay en la zona del barrio Valentina Sur, aunque también existe un segundo polo de desarrollo para estos barrios en la zona próxima al aeropuerto, en tierras que corresponden al barrio Valentina Norte.
De acuerdo a los registros municipales son treinta la cantidad de barrios privados en desarrollo en la ciudad, algunos de los cuales recién se encuentran en la etapa de comercialización. La mayoría se emplaza en zonas caracterizadas por el verdor que dejaron las antiguas chacras de manzanos y perales y en va
rios casos cuentan incluso con el atractivo de los viejos canales internos de riego y hasta arroyos naturales.
Se estima que de momento son más de dos mil los lotes dispuestos a la venta en este tipo de emprendimientos y cuyo valor depende del tipo de barrio de que se trate, su ubicación y el tamaño de cada parcela. En promedio los terrenos más accesibles parten de los 30.000 dólares y llegan incluso a los 70.000 en el caso de aquellos lotes de hasta 2.500 metros cuadrados.
La legislación municipal establece dos tipos distintos de barrios cerrados. Por un lado están los barrios privados en los que el 26% de la superficie del loteo debe estar destinada a parques de uso común y en el que los lotes no deben ser menores a los 600 metros cuadrados.
La segunda categoría corresponde a los clubes de campo, caracterizados por la presencia de espacios depor
tivos, en los que la reserva para espacios común alcanza el 16% de la superficie total y el tamaño mínimo por lotes es de envidiables 800 metros cuadrados.
La proliferación de este tipo de desarrollos inmobiliarios en la zona de Valentina Sur hizo que la mayoría de las chacras de ese sector cambiara sus añejos manzanos por majestuosas casas con piletas climatizadas y calles completamente iluminadas.
No obstante desde el municipio se buscó la veta en este tipo de iniciativas para el uso público, ya que este tipo de loteos debe también dejar un porcentaje de sus tierras para el uso de toda la comunidad. En este sentido desde la comuna ya se diseñó un nuevo paseo ribereño que permitirá a los vecinos poder disfrutar de la hermosura del río Limay.
Además entre los beneficios conexos a estas iniciativas también se extenderá próximamente hacia el extremo oeste el límite del populoso balneario Gatica, gracias al recupero que estas iniciativas inmobiliarias permiten hacer de tierras que tradicionalmente fueron de dominio privado.