Agua, fuego, aire, tierra. Río, sol, viento, meseta. Hace más de un siglo, de la alquimia de estos elementos nació la ciudad de Neuquén. Quizás por eso es la palabra que resume estos 102 años de historia es transformación.
Desde sus orígenes, la capital neuquina ha sido una ciudad en permanente ebullición. Dinámica e inconstante, Neuquén es hoy uno de los principales centros urbanos del país.
El terreno que albergaba a la vieja estación de ferrocarriles, y que un siglo atrás fue el punto neurálgico de la futura ciudad, hoy es el testimonio de nuestro pasado y está llamado a convertirse en un futuro próximo en un espacio recreativo, que permitirá consolidar la proyección de Neuquén como un nuevo
puerto del turismo cultural.
Este crecimiento continuo plantea permanentemente nuevas demandas, tanto de servicios como de infraestructura urbana. Se multiplican los nuevos barrios, las viviendas y calles; también surgen nuevas áreas comerciales y recreativas.
Cada necesidad que se presenta, cada nuevo desafío, requiere de una sólida respuesta por parte de las instituciones públicas.
Es así que, en los últimos años, el paisaje urbano de la ciudad ha cambiado notablemente con las grandes obras; como el Museo Nacional de Bellas Artes, la Estación Terminal de Ómnibus, el Paseo de la Costa y el futuro Paseo del Parque Central, donde pronto los neuquinos podrán disfrutar del monumento a los Héroes de Malvinas.
Sin embargo, el desarrollo de la ciudad de Neuquén también es acompañado y fortalecido mediante la inversión privada y la labor incansable de numerosas organizaciones sociales, civiles y culturales.