A mediados del siglo pasado el límite de la ciudad hacia el lado oeste era el actual barrio Huilliches. Varios de los pobladores que entonces llegaron a la ciudad, y que colaboraron con la expansión de esta gran urbe, hoy siguen viviendo en ese mismo barrio. Desde hace algunos meses sus recuerdos están siendo cuidadosamente recopilados por dos habitantes de Huilliches, "Freddy" Aguilera y Juan Isasi, con el propósito de publicar un libro dedicado a la memoria de los pioneros del viejo oeste neuquino. Las investigaciones previas a la edición del libro señalan que el actual barrio Huilliches nació de un pequeño grupo de casas ubicadas, en su mayoría, sobre las calles Varvarco y Picún Leufú. A partir de 1950 se fueron asentando en ese sector los primeros pobladores de lo que entonces era "el oeste" de la capital neuquina. Para trasladarse al centro de la ciudad los pobladores contaban con las líneas de colectivos "Serafín", que llegaba hasta Cipolletti y "El Ñandú". Una de las primeras pobladoras de Huilliches, que prestó sus memorias para la futura publicación, es María Luisa Vázquez. Esta pionera llegó a Neuquén en 1949. Entonces los vecinos del barrio no contaban con ninguno de los servicios que hoy son considerados básicos como electricidad, gas o agua potable. Según el relato de María Luisa, en aquellos años "esto era todo chacra, había un desagüe muy grande en lo que ahora es la calle Belgrano y todas las casas eran de adobe con techo de esa chapa negra que es como cartón y pisos de ladrillos". La vecina recuerda también que entonces "las salidas eran a los bailes que se hacían en los barrios y al cine Español; y los vecinos éramos todos muy unidos, todos nos conocíamos". María Luisa señala que, con el tiempo, uno de los aspectos que más cambió en ese sector de la ciudad es la seguridad. "En aquella época salíamos y dejábamos la puerta sin llave", relata. Esther Durán es otra de la pioneras del barrio Huilliches que colaboró con el proyecto. Esta vecina llegó a la zona en la década del ´40. Con nostalgia, Esther recuerda que "cuando llegamos acá no había nada. El centro nos quedaba muy lejos y el único lugar que teníamos para comprar era la Panadería del Sur donde encontrabas de todo, desde pan hasta alpargatas". Esther comenta además que cuando se anunció que se trasladaría la terminal de ómnibus al barrio "mucha gente tenía miedo (porque) pensaba que iba a ser como la terminal que estaba en el centro; pero no, estamos contentos porque no molesta para nada". Según esta vecina, la deuda pendiente para el sector Huilliches es el mejoramiento de la limpieza y de los espacios verdes. Sin embargo, Esther aclaró que "jamás me mudaría de este lugar; yo me muero acá porque aunque no nací en este sitio acá me crié y acá tengo todo". En la década del ´80, la fisonomía del barrio cambió notablemente debido a la creación de nuevos asentamientos en los alrededores. Poco a poco, desaparecieron del lugar los característicos "stud", en donde se criaban caballos de carrera. En esa época también se taló el histórico sauce ubicado sobre la calle San Martín, que había crecido junto con el barrio. Este árbol era un punto geográfico de referencia para todos los vecinos del sector y su desaparición tuvo una gran repercusión entre los habitantes de Huilliches. HISTORIA VIVA El nacimiento del barrio se revive de la mano de sus primeros habitantes. AÑOS ATRAS A la distancia hablan de tiempos en que las calles eran chacras y las casas de adobe. |