La meseta rionegrina guarda innumerables riquezas arqueológicas, paleontológicas y naturales que invitan a vivir paseos inolvidables en los que se pueden descubrir los misterios que guarda en su inmensidad. La geografía, los secretos, los rastros de una milenaria cultura indígena que se ven reflejados en pinturas rupestres y piedras talladas y de un pasado prehistórico que constituye un patrimonio de singular importancia, el extenso paisaje que despliega un abanico en el que se mezclan distintos suelos, tonos y colores, la riqueza que muestra su flora y fauna autóctona combinados con los trabajos campestres, son atractivos irresistibles para cualquier turista que busca un lugar tranquilo donde vivir la naturaleza a pleno.
Estas riquezas que brinda la zona son explotadas por campesinos que buscan diversificar una producción ovina que no pasa por su mejor momento. Miguel Lauriente cuenta que después de la crisis del 2007 la mayoría de los campesinos quedaron al borde de la quiebra y para no abandonar el campo algunos pusieron en marcha proyectos turísticos que hoy comienzan a dar réditos.
El hombre forma parte de "Meseta Infinita", un proyecto turístico que nació hace más de dos años y que nuclea a las estancias El Chacay, La Caledonia, La Arboleda y Los Flamencos y a la Cooperativa Gente de Somuncura. "Mostramos lo que hacemos y lo que tenemos. Es una alternativa que nos está dando algunas satisfacciones. Sabemos que no vamos a pasar a depender pura y exclusivamente del turismo, pero estamos entusiasmados y a la expectativa. Nunca pensamos que en noviembre íbamos a tener turistas y nos llevamos una la grata sorpresa con la visita de un matrimonio de italianos, uno suizo y otro de Viedma", afirma Lauriente, un productor que además probó diversificar la producción ovina con la cría de guanacos y avestruces en cautiverio, proyecto que hoy está en "stand by".
La oferta incluye los trabajos típicos del campo, como el arreo, señalada, esquila y clasificación de la lana, combinados con las comidas tradicionales como el cordero, capón, guanaco, tortas fritas y mate cocido, entre otras exquisiteces, el contacto con animales autóctonos como el choique y el guanaco, recorridos por sitios que guardan una gran riqueza arqueológica, el trabajo que realizan las artesanas con la lana, una actividad ancestral que se va transmitiendo por generaciones y que incluye el hilado, lavado, teñido y la confección de distintas prendas en el telar y las fascinante Meseta de Somuncura, una tierra de misterios y leyendas.
Meseta Infinita es uno de los proyectos de turismo rural y de aventura que van ganando cada vez más espacio en la zona. Establecimiento Don Pedro es otro de los emprendimientos se dedica a esta actividad en la zona de Los Menucos y que combina las actividades campestres con otras relacionadas con el aire libre y el contacto directo con la naturaleza como cabalgatas, trekking, wind car, rapel, escaladas y campamentos, pero que en definitiva tiene el mismo objetivo: mostrar la belleza natural de una zona que a medida que el turista va descubriendo, va incrementando su capacidad de asombro y fascinación.
Staff de este suplemento Textos: José Mellado
Fotos: José Mellado y gentileza de Elio Díaz, Omar Miqueo y Meseta Infinita.