"Soy un poquito un cura sin fronteras, no me interesa las banderas. Siempre viví en las villas miserias, en las favelas. Aprendí mucho más de mi padre que era analfabeto que de todos los profesores de teología y filosofía. Me río de eso", dice el "Tano".
"No es que hay que ayudar al pobre, hay que amar al pobre ", por eso se fue de la Cooperativa de Vivienda cuando el entonces gobernador Felipe Sapag anunció que construiría casas. El cura consideraba que era una injusticia "disfrazada de bondad". "El paternalismo, las cosas hechas ´desde arriba´, pueden resultar un eficaz paliativo para alguna necesidad concreta, pero condenan a los pobres a esperar que venga alguien a solucionarles los problemas, en lugar de hacerlo por su cuenta", reflexionaba en la década del 70.
Respecto de la iglesia, aclara que muchos "la entienden como institución, el papa, los obispos y los curas, pero la iglesia somos todos. Dicen que la iglesia está en baja. A mí no me interesa el número, me interesa que la levadura sea levadura, si no, si todo se hace levadura, se pudre todo".
Considera que el bautismo debe ser una opción libre y responsable y que el celibato también debe ser opcional. "Dicen que faltan vocaciones religiosas, que el cura es indispensable; no es indispensable y la única vocación verdadera es la pareja, porque si no hay pareja no hay vida", asegura, y bromea: " Deberían dejar que los curas y las monjas se casen, y así hacemos curas y monjitas a rolete".