La historia del doctor Carlos Gustavo Behnisch es similar a la de otros que llegaron en épocas en que movilizarse significaba una travesía. Ejemplos de esfuerzo, trabajo y sacrificio.
La vida de Behnisch -sin duda olvidada por bastante tiempo- forma parte del anecdotario de los antiguos pobladores. Como reconocimiento, desde la Comisión de Patrimonio Histórico solicitan a las autoridades que el futuro hospital lleve su nombre.
Behnisch nació en Alemania en 1913. En 1920, con 7 años, llegó a Argentina con su familia. Recibido de médico en 1944 en la Universidad de Buenos Aires, se casó con Harriet Schrader, enfermera diplomada. En viaje de luna de miel a Bariloche conoció Villa La Angostura, que tenía 500 habitantes en el área urbana y otros tantos en parajes rurales. En lo que se refiere a salud, sólo existía la reserva de un terreno en el área fundacional para la futura Sala de Primeros Auxilios. No había médicos ni enfermeros.
"Supo entonces que los pobladores carecían de atención médica, excepto los conocimientos de la partera Ema Draschsler. En casos graves debían ir a Bariloche por el precario camino, muchas veces intransitable", relata Conrad Meier, de la Comisión de Patrimonio Histórico. Regresó en 1945 con equipamiento y medicinas, alquiló algunas habitaciones de lo que luego sería la hostería "La Granja" e instaló allí el consultorio y su vivienda.
"Sin sueldo ni apoyo atendió cobrando la consulta a quienes podían pagar y gratis a los humildes, la mayoría. Les daba también medicamentos de su botiquín particular", dice Meier. La Angostura crecía con Juzgado de Paz, Registro Civil, el ACA, seccional de Parques Nacionales, Gendarmería, oficina de Correos y la Escuela 104. Y el incipiente turismo: en verano, unos 500 turistas colmaban los hoteles.
Al poco tiempo de arribar, comenzó una campaña ante las autoridades para la instalación de una "pequeña estación sanitaria".
En aquel entonces, según los datos estadísticos registrados por el Dr. Behnisch en 1946, la población de La Angostura y alrededores alcanzaba los 1.000 habitantes, la capacidad de los Hoteles Angostura, Correntoso, Espejo y Ruca Malén era de 230 plazas, el personal de hoteles llegaba a 70. Ese año nacieron 46 personas, ninguno con asistencia médica, 7 asistidos por parteras, y 39 "por vecinas y curiosas".
En el 47 presentó el proyecto de la Sala de Primeros auxilios: edificio, internación, personal, farmacia y una ambulancia. Dibujó un croquis y mandó fotografías del terreno elegido por él. Varios años después, se erigiría allí el actual hospital.
Al poco tiempo, Parques Nacionales le ofreció la sala de turismo de la Seccional para que se instalara allí la Sala de Primeros Auxilios. "Fue un comienzo humilde y provisorio, pero algo por fin, logrado tras casi dos años de reclamos", agrega Meier.
Behnisch sería el director. Pero no cobraría sueldo hasta después de un año, ya que al haber nacido en un país al cual Argentina le había declarado la guerra a fines del 45, no podía acceder a un cargo rentado.
"No disponía de movilidad pero igual visitaba a sus pacientes, aún a los que vivían lejos, apelando a veces a los pocos residentes que tenían auto o una chatita, pero por lo general a pie, a caballo, hasta en lanchas o botes a remo". Después llegaría un jeep que oficiaría de ambulancia. Recorría los parajes de la zona hasta Villa Traful y Cuyín Manzano.
Ante un brote de fiebre tifoidea, el médico realizó una campaña de vacunación. "En su informe declaraba haber vacunado a 961 personas. Viejos vecinos recordaban que en las poblaciones rurales se había corrido la voz de que venía el doctor pinchando a la gente con una aguja ´así de grande´ y muchos, muy asustados, se escondían en los montes. Impotente, el doctor pidió ayuda a Gendarmería, que salió a ´cazar´ a los remisos para vacunarlos", cuenta Meier.
En 1953, con cuatro hijos, algunos en edad de iniciar el colegio secundario, el matrimonio decidió mudarse a Buenos Aires.
"Cuando se inauguró el hospital, construido en el terreno que él había elegido, nadie se acordó del Dr. Behnisch, menos aún de invitarlo a la ceremonia o siquiera mencionar sus esfuerzos y su obra", dice Meier. El reconocimiento le llegaría el 15 de mayo de 1994, durante el aniversario del pueblo, en el cual le entregaron la "Mutisia de Plata", el "premio" a los hacedores y pioneros de la localidad. Behnisch falleció en 1996 a los 83 años.