Sin lugar a dudas, la llegada del ferrocarril en 1916 fue el hecho más trascendental en la vida de Jacobacci. No sólo marcó a fuego el destino de aquel pequeño poblado que hoy busca afianzarse como ciudad, sino que además le dio identidad y fue la guía de su desarrollo.
Hasta la privatización de los Ferrocarriles Argentinos, a principios de la década del noventa, las vías del tren no sólo contribuyeron a mejorar la comunicación, sino también al crecimiento de los pueblos que se fueron levantando a la vera del trazado. Significó una importante fuente de trabajo para cientos de personas de esta localidad y para otras que fueron llegando desde distintos puntos del país, se quedaron y echaron raíces en esta zona de la provincia.
Don Elías Chucair, uno de los vecinos más célebres de Jacobacci y conocedor de su historia como ningún otro, recuerda que el mismo año que llegaron las vías el gobierno nacional dictó un decreto para la creación de un pueblo en el paraje Huahuel Niyeo, en el kilómetro 449 del ferrocarril San Antonio al Lago Nahuel Huapi, tomando como epicentro la estación de trenes y destinando 2.500 hectáreas para el ejido municipal.
"Inmediatamente se cierra el perímetro del ferrocarril y el ingeniero Santiago Del Castillo, hace un plano provisorio para la que la gente comenzara a levantar sus casas. Trazó el actual plano del pueblo que se aprobó en 1942. Desde la zona del Faldeo Norte empiezan a trasladarse los primeros pobladores y también los del cañadón de las chacras. Un par de años después trasladan el Registro Civil y el Juzgado de Paz del paraje Quetrequile y después la Escuela 17 y la policía. Fue un hecho muy positivo para el pueblo", recuerda el reconocido poeta, escritor e historiador.
Casi un siglo después, otra obra de singular importancia se aprecia en la zona para darle otro poderoso impulso a la localidad y toda la región.
Por estos días, la obra de pavimentación de la Ruta Nacional 23 también llegó a Jacobacci. Actualmente se construyen los accesos a la ciudad y la obra básica en el tramo que la une con Maquinchao.
El asfalto comenzaría a ejecutarse en el 2011. La obra ha demandado una gran cantidad de mano de obra que inyecta importantes recursos a la economía local. También ha generado una gran expectativa en los jacobacinos y en pobladores de distintos puntos de la provincia que por estos días demandan terrenos para la compra con el objetivo de radicarse.
"El asfalto no deja de ser un signo de progreso, pero no se qué puede pasar. Lógicamente va a mejorar la situación, sobre todo en materia de comunicaciones. Pero es un arma de doble filo. Puede servir para desarrollarnos o para que nos pasen de largo. Ha levantado una gran expectativa porque mucha gente se ha venido a radicar acá", agrega Don Elías.
Como la mayoría de los vecinos, sabe que debe haber un acompañamiento para que el asfalto de la Ruta 23 redunde en beneficios para Jacobacci. Por eso se trabaja desde distintos sectores para afrontar el impacto que generará la conexión asfáltica del Atlántico con la Cordillera en el marco del Corredor Bioceánico que se proyectó por la Región Sur y cuyas bases son la Ruta 23 y el ferrocarril.