En un sector donde los límites de la ciudad se desdibujan, un grupo de 60 chicos pelea contra el viento para pegarle a la pelota. Los arcos, un tanto desvencijados, se mantienen firmes ante la alegría y entusiasmo de "Los Pumas de las 154", como se bautizaron.
Claudio Meliqueo (31) es heladero ambulante. Después del trabajo, alrededor de las 6 camina las dos cuadras que separan su casa de la cancha y arma los equipos junto a Sergio Rodríguez, que tiene 20 y trabaja en el barrido de calles. "Empezamos hace tres meses con los chicos del barrio para que no estén en la calle", aclara. El grupo de casas -las 154 Viviendas- es el sector oeste del barrio Nehuen Che. A pesar de ello, se sienten marginados por sus propios vecinos: "A los chicos de acá nunca los ponían en los equipos, elegían a los mejores. Así que armamos un grupo nosotros. Arrancamos con 15 y ahora son 60", cuenta.
Desmalezaron una cancha abandonada al final de la calle Mosconi, la emparejaron un poco y recompusieron los arcos. Si juegan bien o mal no importa tanto: "El objetivo es integrarlos y jugar es algo lindo para ellos Todos nos dicen: quiero la 10". Consiguieron camisetas: un equipo las donó porque ya no las usaban; las otras están tan gastadas que les pintaron los números con aerosol. De lunes a viernes comparten unas dos horas por día. "Se inició con la escuelita de fútbol pero el fin de semana les damos cine a la tardecita para que no anden en la calle y después del entrenamiento les servimos la leche en mi casa o en la de Claudio. Mi mamá y mi hermana nos ayudan y estamos casi todos los vecinos", dice Sergio.
Claudio ya advierte un cambio en los pequeños: "Antes se veían y se tiraban piedras, se peleaban. Ahora no, tienen el orgullo de sentir que valen y una camiseta que los identifica. Es muy importante para ellos". La Dirección de Deportes aportó algunas pelotas de fútbol. Y lo demás lo ponen ellos y otros papás que se sumaron. El entusiasmo los llevó a participar del torneo de fútbol infantil comunitario. "A los chicos lo que les gusta es jugar y nosotros ponemos a todos, a los que lo hacen bien y a los que no también. Por ahí la competencia es buena pero también hay contención, consejos y valores. De esa forma los chicos responden", comentó Claudio. Explican que a veces los jóvenes de este sector de la ciudad son marginados porque "se adueñan de lo ajeno o tienen problemas, pero esos mismos fueron los que nos vieron que limpiábamos la cancha y nos vinieron a ayudar".
Colecta para tomar la leche
Los chicos de "Los Pumas" cuando terminan su entrenamiento toman la leche que les preparan Zulma Méndez, María y Jovita. Se reparten para que durante toda la semana los niños tengan el refrigerio. Lunes, miércoles y viernes se sirve en una casa; martes, jueves y sábado en otra.
"Hay días en que nos alcanza porque nos aportan leche y harina, por ejemplo, Juanita y Mario Vázquez; pero otros días sacamos plata de nuestro bolsillo", subrayó Zulma. "Les hacemos tortas fritas, calzones... les variamos para que no se cansen", describió.
SOLIDARIDAD
Los integrantes de este grupo se manifestaron sorprendidos y agradecidos ante la solidaridad de los vecinos.
"Cuando pedimos ayuda colaboran, nos dan para comprar la leche y eso es lo que más nos alegra", indicó Claudio con una sonrisa.
A la hora de manifestar cuál es el sueño que tienen como grupo, no tiene dudas: "Que salgan de todo lo malo, que tengan contención, que crezcan con la unión en el corazón para que no se pierda el amor".